Con la cuenta atrás del festival Punto de Vista 2022 ya iniciada, Manuel Asín (Zaragoza, 1978) desgrana las claves de la que será su primera edición como director artístico.

Punto de Vista 2022 arranca ya este lunes, ¿con ganas de que el público vea el trabajo realizado?

Sí, la parte más bonita es el momento de ver cómo se produce el encuentro real de las personas y de las películas entre sí, que participan en unos mismos intereses y emociones. Y cuando ocurre es una celebración, que es lo que en el fondo tiene que ser un festival.

Esta es también una edición que, tras la pandemia, se reencuentra con la presencialidad. ¿Qué tal ha funcionado la acreditación entre personas de fuera de Pamplona?

Sí, hay ese efecto y el festival va a ser así, va a tener muchos invitados y personas que vienen por iniciativa propia. Van a ser seis días muy intensos de encuentros. Los festivales tienen ese carácter, como una fiesta, que es de donde viene la palabra festival. Siempre es algo intenso y transformador. Al mismo tiempo, los cambios de estos dos últimos dos años han variado los hábitos y la manera de acercarse a este tipo de eventos y eso lo hemos notado. No es lo mismo que antes.

Ésta será además su primera edición como director, ¿cuál era su relación previa con Punto de Vista?

Bastante cercana. Lo he visitado como puro espectador, también he tenido una película aquí, en el periodo de Oskar Alegria, que seleccionó una película que habíamos hecho, he venido en los últimos años a participar en alguna charla... Tenía una relación anterior, pero diría que lo más importante es lo que Punto de Vista no sólo para mí, sino para mucha gente, viene significando en los últimos quince años: un proyecto de referencia muy singular. Hay una relación casi afectiva con el festival.

¿Qué le atraía del reto de convertirse en su director artístico?

Bueno, la posibilidad de inscribirnos en esa cierta tradición casi diría, en un proyecto que percibía que estaba abierto, que seguía necesitando seguir cambiando con el paso del tiempo, pero que al mismo tiempo tenía una dinámica y un pulso que se podía seguir. También la apertura con la que percibimos Punto de Vista, como un campo en el que se pueden probar muchas cosas y porque la propia cuestión del documental como ese espacio abierto para proponer cosas nuevas y estimulantes.

Desde ese respeto al trabajo hecho, ¿qué sello o visión va a intentar dotar al festival?

Estamos intentando empezar a dotarlo. Y no sólo yo, también el equipo del festival y el comité de programación, muy importantes en el proyecto. Diría que estamos intentando plantear una reflexión sobre ese propio concepto de documental. Reivindicamos el término documental frente a otros que se vienen utilizando y que también están justificados, como no-ficción. Documental es un término que nos parece que se puede intentar definir de manera positiva y muy abierta. El documental se caracteriza por sus muy variadas formas y expresiones, están orientadas a la reflexión, al aprendizaje. A veces el problema es cómo se producen todos esos procesos y cómo se deben dar, pero están orientadas a eso. Y no sólo el cine, sino todas las formas artísticas y de imaginación tienen un componente y este rasgo documental está muy presente en muchas de ellas. En caso de literatura es claro, el término de no ficción viene de la literatura y se importa al campo del cine y en la literatura es importantísimo y se practica en las formas de ensayo, de tratados. Eso es lo que desde el cine nos gustaría seguir cuestionando y planteándonos.

De cara a este 2022, ¿qué rasgos destacaría de esta edición?

Podría destacar muchas programaciones concretas y yendo al detalle, hemos intentado siempre buscar la calidad y el valor de las piezas que proponemos, una a una. Si hubiera que buscar rasgos más generales diría que van en ese mismo sentido, ser conscientes de que por ser el tema del festival el cine documental, eso ya implica reflexión y lo debemos favorecer. Le hemos dado vueltas a cómo favorecer todo tipo de intercambios que tengan que ver con esa tarea de pensar y de reflexionar sobre el cine y sobre otras muchas cuestiones. Hay muchos encuentros con mesas redondas, conferencias, debates, presentaciones. Y con cineastas y personas que a priori no estarían relacionadas con el cine y que vienen de otros campos. También otro rasgo que está presente en la programación es intentar hacernos cargo simultáneamente de una mirada a lo más cercano, pero también a lo más lejano. Eso es algo que, por ejemplo, se encuentra en las dos retrospectivas que hemos programado -¿Quién contará la historia? Inicios del cine documental en Marruecos y Encuentro en el río- y en conjunto recorre las secciones paralelas.

Este año vuelve a haber presencia navarra en las proyecciones, con la programación de los largometrajes de Ione Atenea y de Arantza Santesteban. ¿Es importante no olvidar al talento local?

Me parece que cuando un proyecto orientado sobre todo a dar a conocer y mostrar obras, de pronto, de manera casi espontánea, al cabo de unos años como puede ser ahora, que han pasado quince años desde la primera edición del festival, se produce algo que me parece precioso: una serie de cineastas que han estado vinculadas al festival van formándose y empezando a producir películas. Eso suele ser señal de que algunas cosas están funcionando a medio plazo, no como algo inmediato. Esto es algo que ha ocurrido en Punto de Vista: hay una generación de cineastas navarras que por derecho propio y de manera natural están formando parte de la programación. Es el caso de Los caballos mueren al amanecer, de Ione Atenea, que estamos agradecidos porque será el estreno mundial; o el de Arantza Santesteban con 918 GAU, una película de claro interés local, pero que viene avalada por premios como Mejor Película en Lisboa y Turín. Y también hay películas en la sección Pasaia ligada al contexto vasconavarro.

A esa tarea de trabajar nuevos públicos podría estar ligada también secciones de reciente creación como es Lan -'trabajo' en euskera-.

Sí, se puede extender la metáfora, por eso el nombre. Tiene que ver también de cómo un festival de cine documental tiene que tener un compromiso especial con la distancia que brinda la reflexión. Parar a hablar de las películas y a comprender mejor lo que se está haciendo. Lan pretende con variadas actividades producir un diálogo sobre los procesos de creación y de producción en el cine documental a distintas escalas y con distintas formas. Puede abrir de alguna manera los ojos a personas que no están tan familiarizadas con el cine en torno a cómo se hacen esas películas y qué cuestiones son importantes.

Mirando la programación de este año, ¿qué proyectos destacaría en especial?

En Sección Oficial sería difícil por una necesaria ecuanimidad y porque estamos muy contentos con la selección de este año. Son películas en las que creemos mucho y muy diversas, con lo cual sería difícil compararlas. Sin salir de Sección Oficial, tanto la película de apertura, Los caballos mueren al amanecer, como la de clausura, Charm Circle, son muy recomendables. Y en Sección Oficial, pero fuera de concurso, que es una película muy singular y por eso no está a concurso, es Minamata mandala de Kazuo Hara, un documentalista japonés que estrenará en España una película de más de seis horas sobre el envenenamiento por vertidos industriales en el agua en Minamata, en Japón. También destacaría un par de sesiones: la inaugural del ciclo ¿Quién contará la historia?, que contará con varios invitados y algunas de las películas más importantes del ciclo; y para acabar, una película que me hace ilusión es O movimiento das coisas de Manuela Serra, la única película realizada por esta importante y veterana cineasta portuguesa.

Por último, a tan sólo unas horas de arrancar esta decimosexta edición, ¿qué objetivo se marca?

El documental muchas veces consiste en prepararse mucho, concienzudamente, en trabajar de una manera muy dura en la preparación para que en el momento de verdad, cuando llega el momento de rodar, ahí ya no puedas sujetarte a ciertas cosas y lo que tengas que hacer es no diría improvisar, pero sí soltarte y dejar que ocurra. Que todo lo que has estado preparando pueda servir como guía, pero que las cosas sucedan con cierta vitalidad y naturalidad vivida. Esto es lo que queremos, que Punto de Vista sean seis días de intercambios y de momentos inesperados, pero también transformadores y positivos, en el buen sentido. Y que eso se extienda y tenga sus efectos también a más largo plazo, aunque sea de manera desapercibida, pero que eso acompañe.

“Como director artístico veo el festival como un proyecto abierto, pero a la vez con una dinámica y pulso que seguir”

“Hay una generación de cineastas navarras ligadas al festival que por mérito han entrado en la programación”

EN CORTO

EN CORTOEl festival: El festival Punto de Vista, la cita del cine documental en Navarra, proyectará un centenar de largometrajes en su decimosexta edición, que se celebrará en Pamplona a partir de mañana y hasta el 19 de marzo, con Baluarte como sede principal.

Biografía de Manuel Asín: Licenciado en Comunicación Audiovisual y en Filología Hispánica, Asín es el responsable del Área de Cine del Círculo de Bellas Artes de Madrid desde 2016 y ha ejercido también como programador de ciclos en el Museo Universidad de Navarra desde 2015 hasta 2021.