Dice Miguel Ríos (Granada, 1944) que si hay una palabra que defina sus 60 años de trayectoria es "empecinamiento". Y es que a sus casi 77 años, el granadino regresa este sábado a Pamplona para dar de nuevo la bienvenida a los "hijos del rock and roll" y presentar su último disco, Un largo tiempo.

Han pasado ya unos años desde que en 2011 se despidió de los escenarios porque requerían muchísima energía" con la que parecía ser su última gira, 'Bye Bye Ríos'€ Y aquí sigue, más de diez años después y con nuevos conciertos. ¿El escenario, como el rock, engancha y es complicado decirle adiós?

-Pues sí, eso parece. A mí lo que me empujó a intentar dejarlo fue, un poco, la sequía creativa que sentí a los 65 años. Pensé que no merecía la pena seguir estirando el chicle. Pero mi condición vocal no me impidió que acudiera a la llamada de la solidaridad y a compartir con muchos compañeros que me lo solicitaron, algunas canciones. Pero claro, todo esto pasa porque a mí me produce un gran placer cantar y que canten conmigo el público.

Con motivo de su visita a Pamplona le presentan como el cantautor del rock por excelencia. ¿Qué es el rock para Miguel Ríos?

-El rock es la música popular con la que gran parte de mi generación creció, convirtiéndola en el vehículo cultural y en el lenguaje emocional con el que nos desarrollamos como seres humanos. Además de un movimiento identitario que colocó a la juventud de los años cincuenta del siglo pasado, en un lugar prominente como nunca antes había estado.

Y mirando al rock y al momento actual, ¿realmente se está muriendo como muchos llevan avisando un tiempo, o goza de buena salud?

-Supongo que cada generación escoge la banda sonora con la que quiere ambientar sus sueños. Lo bueno de el rock, como hecho cultural, es que sigue produciendo en gran cantidad y calidad, lo que hace que, sin ser la música hegemónica, al menos en el orbe latino, siga teniendo peso en la sociedad cultural.

En Baluarte presentará su último trabajo, 'Un largo tiempo', que vio la luz el pasado año y que casi hasta podría definirse como "el disco acústico de Miguel Ríos". ¿Era una 'tarea pendiente'?

-Bueno, al menos nunca había hecho un disco de estas características en mis 60 años de carrera. Pero en el sonido mandan las canciones y las ganas de probar nuevas propuestas. Estos temas fuimos haciéndolos y viendo que cuanto menos los adornábamos sonaban mejor. Así que nos atrevimos a dejarle espacio a la voz.

Entre las canciones nuevas figura 'La estirpe de Caín', que es una rabiosa radiografía de algunas de las consecuencias que tuvo la pandemia en la pandemia. ¿Decían que de esta salíamos mejores, pero no ha sido así?

-De ilusión también se vive, dice le refranero. Para salir mejor de algo hay que hacer un diagnóstico honesto de las causas que nos llevaron al descalabro. En la pandemia se hicieron análisis científicos sobre la insania del sistema en el que se estaba desarrollando la sociedad planetaria. En las que la desigualdad, la injusticia social, las políticas neocom y la crisis medioambiental, salían muy mal paradas. No se ha hecho nada al respecto. Se han vuelto a despedir a los sanitarios que se contrataron de urgencia, y que casi dieron su vida por sus conciudadanos, y las eco de cacerolas que sirvieron para hacer ruido interesado, sigue sonando para negar las colas del hambre. Sin una redefinición planetaria de la justicia social no hay arreglo.

Y cuando uno mira la guerra en Ucrania, ¿ve cómo esa estirpe de Caín ataca de nuevo?

-Putin es el fenotipo de Caín. No se puede ser más cruel y más desestabilizador. Cuando se atisbaba el consenso europeo sobre destinar recursos para parar el deterioro del planeta, el único que tenemos!, este sátrapa se monta una cruel invasión, apoyado en el miedo que provoca su arsenal atómico, como un matón que sabe que nadie le va ha responder. Nadie, excepto el maravilloso pueblo ucraniano, dispuesto a la inmolación ante los ojos aterrados de la gente de buena voluntad, impotente ante la masacre. Un desastre sin paliativos.

Mirando a este 2022, se cumplen cuarenta años de sus míticos conciertos 'Rock&Ríos', ¿cómo recuerda aquella etapa?

-Como la del esplendor en la hierba. Luminosa y oscura, como todo lo humano. El Rock&Ríos me ha traído hasta aquí. No sé que porcentaje de culpa tiene en que yo siga viviendo de esto. Aquel fue un momento colectivo irrepetible. Este país salía de una época muy chunga y a mí me tocó la lotería de ponerle la banda sonora a aquel año fulgurante.

Precisamente recientemente celebró aquellos conciertos con dos citas especiales en el WiZink Center de Madrid, acompañado de una selección de artistas como invitados. Pero venga, mirando al panorama actual y a las bandas y artistas de España, toca mojarse: ¿a qué tres artistas recomendaría escuchar y por qué?

-Me decidí a celebrar los 40 años del Rock&Ríos, como una fiesta colectiva, para recordar que ese disco fue un poco el responsable de la eclosión rockera de aquellos años. Invité a compañeros de tres generaciones, porque quería hacerlos partícipes de mi alegría y compartir la gloria de esas dos noches. Fue brutal y les estoy agradecido. Me mojo: recomiendo a José Ignacio Lapido por que escribe como a mí me gustaría escribir; a Tarque por su voz y su tralla; y a mi hija Lua que acaba de grabar con su banda Gold Lake un discazo, que espero salga pronto y le de todo el reconocimiento que se merece.

Y ahora, un ejercicio introspectivo: ¿quién diría que es el artista que más le ha marcado personalmente a lo largo de su trayectoria?

-Te digo tres también y por qué. Ray Charles por que me enseñó lo imposible; Enrique Guzmán, por que cuando vendía los discos de Los Teen Tops en los Almacenes Olmedo, me enseñó que era posible; y Elvis: con él empezó todo.

Porque lo suyo son sesenta años de oficio y de carretera, de discos y grabaciones, de giras y conciertos€ ¿Cabe resumirlos en una palabra?

-Empecinamiento.

Eso y que quizá, ¿la música sigue sin dar para una pensión digna y jubilarse?

-En este oficio tienes lo que tus mecenas te han pagado. El Estado siempre ha sido cicatero con el arte.

Sobre el escenario le acompañará The Black Betty Trio, ¿qué puede contarnos de esta banda?

-Los Black Betty son: el pianista Luis Prado, el violín Manu Clavijo, Gabi Pérez al banjo, pedal steel, mandolina y Jose Nortes guitarra, productor y compositor del disco. Son unos grandes músicos con una carrera personal muy notable.