- La bailaora cordobesa Olga Pericet presenta hoy en el Gayarre su último espectáculo, Un cuerpo infinito, a través del cual busca el cuerpo astral de la figura de Carmen Amaya y se encuentra a sí misma reflejada en ella, dejando a un lado el mito que rodea a Amaya y acercando su lado más humano para conocerla como persona.

¿Qué puede contar sobre Un cuerpo infinito?

-El público va a encontrarse un espectáculo donde todo el equipo, que somos muchísimos, hace como una amalgama musical, que se sale del flamenco tradicional para ampliar y descubrir otros mundos, que Carmen Amaya seguramente pisaría. Su perfil se amplía, y junto a este equipo vamos buscando a Carmen por distintos planetas, espacios. Ella es la energía que a veces aparece en el escenario, otras veces desaparece, y es la que nos va moviendo todo el rato tanto en el tiempo como en el espacio. Vamos pasando por diferentes pasajes donde esta figura está representada.

¿Por qué la figura de Carmen Amaya?

-Cogí su figura porque es una persona que me hipnotiza. Es un icono flamenco y también una de las figuras que han conquistado el mundo. Me gusta porque me parecía que era una figura muy importante en el flamenco, como para presentarla ahora. También porque generaciones que están empezando quizá no la tengan tan presente, cuando ella ha sido la mujer que ha abierto puertas al baile femenino. Ella abrió una puerta para que se ampliara lo estipulado en el baile hasta entonces. Dio una estética muy nueva e introdujo en la mujer ciertas habilidades que hasta entonces solo podían hacer los hombres. Hoy por hoy, todas las bailaoras contemporáneas tenemos un reflejo de lo que ella nos dejó, y gracias a ella podemos bailar así.

¿Cómo ha sido ese autoconocimiento que ha conseguido a través de la figura de Amaya?

-Para la creación tuve que ver cómo bailaba ella, desde dónde partía... Tenía que hacer un camino corporal, de ser consciente de cómo me movía yo y cómo se movía esa mujer, qué hacía sin imitarla. Cuál era la huella real que ella había aportado al baile. Haciendo eso he tenido más consciencia de lo que hago yo, y de ahí es donde viene el autoconocimiento. Por otro lado, fuera de lo físico, como me puse a investigar mucho su figura y su personalidad fuera del escenario a través de anéctodas de gente que la conoció o leyendas que contaban en su compañía, la acerqué a la parte más humana y la conocí como persona. El mito se iba y se acercaba la persona, y pude ver que había muchas cosas que me unían con ella como mujer; por cómo vivía el escenario, por cómo era fuera de él... Me hizo plantearme muchas cosas y a veces me sentí muy cercana a ella. Eso me hizo conocerme más.

¿A qué hace referencia el título del espectáculo?

-El cuerpo infinito era el de ella, porque todos los genios que crean algo tan potente y abren tantas puertas a otras galaxias y al mundo son infinitos, nunca mueren. Y el cuerpo porque ahí es donde empezamos: cómo era su cuerpo, qué nos diría ahora. Ella no ha muerto, sino que ha quedado ahí para la historia. Ha sido de esas personas que nacen, nos dan otros mundos, y por eso lo de cuerpo infinito.

¿Qué transmite Un cuerpo infinito?

-Tiene muchos prismas. Tiene humor, porque sale esa fuerza divertida que tenía Amaya; se puede sentir soledad también, porque se ve el dolor y que todo el mundo tiene su parte oscura y humana. Muchas veces en los mitos no la queremos ver, y yo la quería sacar en este espectáculo. Esa fragilidad suya. Es un espectáculo muy sensiblle, que no hace homenaje a su figura sino que capta su vibración. A quien se va a ver es a mí bailar, no intento imitarla pero ella está presente allí con nosotros. Hay desde un momento narrativo visual gráfico suyo hasta silencios donde ella está en el aire pero hay que estar muy pendiente. Esos opuestos, ese contraluz del espectáculo es lo que hace que uno viaje ese camino emocional hacia Carmen Amaya. Lo que he pretendido hacer es el resumen de la amplitud de su figura.

¿Qué supone para una artista a nivel internacional actuar en Pamplona?

-Para mí cualquier escenario es mágico. Cada vez que piso el escenario, hoy por hoy, para mí es algo importante y tengo mucha curiosidad por ver cómo es el público aquí y cómo reacciona ante esta propuesta. Lo que intento es que el trabajo sea honesto y espero que conecten con el espectáculo y les haga pensar.

¿Qué es lo que hace en su danza para que sea suya, qué la caracteriza?

-La verdad. La honestidad absoluta. El no tener todo mecanizado, sino que dentro de mi técnica y de dedicar toda la vida a esto me dejo un margen para la espontaneidad y me gusta que sea así. Me gusta que el arte esté vivo. Yo creo que es eso, la posibilidad de estar siempre viva y ser honesta con lo que hago.

¿Qué es la danza para Olga Pericet?

-La danza es mi vida. No es solamente el movimiento, es todo. Es disciplina, es lo que me hace pensar, es cómo veo las cosas. Me da la sensación de que todos danzamos realmente, porque todos nos movemos, tenemos sensibilidad, aceptación a las vibraciones que nos llegan, y creo que la danza está con nosotros todo el tiempo. A mí la danza me ha abierto tanto el mundo que para mí el mundo tiene danza. Y si alguna vez ya no pudiera bailar más, nunca dejaría de danzar, porque no concibo la vida sin danza.

¿Qué es el éxito de verdad para Olga Pericet?

-Ser absolutamente libre. Poder haber quitado barreras y poder hacer en cada momento lo que te dé la gana. Yo lo intento. En el escenario soy libre. Para mí eso es el éxito realmente.

¿Qué le gustaría que las generaciones futuras, que la ven ahora como una figura referente igual que usted bebió de otros antes, aprendieran y heredaran de Olga Pericet?

-Lo que les diese la gana. Para mí ya es un honor que se me considere así, que esas generaciones vean cómo he marcado la danza y que les atraiga mi creación y mi forma de moverme. Me encantaría poder transmitirles espontaneidad, libertad, valentía y respeto, independientemente de la forma y estructura personal de la creación. Ese conjunto, tanto mental como físico, es el que me gustaría que captaran de mí.

¿Qué cree que pueden aportar la cultura y la danza al mundo en estos momentos tan complicados que atraviesa la sociedad?

-Todo. Ahora mismo me parece fundamental, porque son artes que hacen que tu vibración esté conectada con algo más profundo y más liviano a la vez, que alivia toda la carga que tenemos. La música te hace pensar y tener un pensamiento propio, no distraído. Ahora mismo es tan importante que creo que todos los artistas deberían dejarse la piel en esto. Hay una conexión muy importante que solo ocurre en el directo y que creo que quita muchas barreras de no ver. Abre los ojos, la mente, y pienso que el arte y la filosofía son cosas en otro plano. Todos lo llevamos dentro, todo el mundo tiene la danza dentro porque es casi el primer signo de comunicación que tuvimos. Y pienso que esto tendría que ser una necesidad humana.

¿Qué planes, ideas o proyectos tiene de cara al futuro tras este espectáculo que presenta ahora?

-Después de Pamplona iré a Flamenco viene del sur, en Granada. Además, voy a seguir con la creación de un proyecto llamado La leona, basado en la primera guitarra que hizo Antonio de Torres. El primer prototipo de guitarra flamenca, ese orígen preflamenco, que fue la primera estructura previa a la evolución que ahora conocemos. Aparte me sugería mucho el diálogo del animal, de la leona. Utilizo su nombre para sacar una creación que me está dando mucha fuerza, mucha vitalidad y me está retando a superar dificultades. Este proyecto me tendrá enganchada hasta el año 2023, en el que podremos ver su finalización. Va a estar dividido en dos partes: la primera la presentaré en Sevilla en septiembre de este año, y la segunda en Barcelona en 2023. Espero que después la podamos llevar a otros lugares. Estoy ilusionada con este proyecto.

"A mí la danza me ha abierto tanto el mundo que para mí el mundo tiene danza"

"Todas las bailaoras contemporáneas podemos bailar como lo hacemos gracias a Carmen Amaya"