- La Quincena Musical de San Sebastián vuelve a la situación prepandemia con unos niveles de financiación similares a los de 2019 y un aumento significativo de los espectáculos sinfónico-corales, cuyo número se había reducido en las dos últimas ediciones.

Serán 70 conciertos los que se podrán disfrutar en esta 83ª edición, que se celebrará del 2 al 27 de agosto y a la que regresa la ópera, en este caso una producción propia escenificada de La hija del regimiento, de Donizetti.

El pasado mayo, la Quincena adelantó el grueso de la programación, de la que forman parte, entre otros, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Fráncfort, la Filarmónica Checa y el Ballet Flamenco de Andalucía, así como la English Baroque Soloists y el Monteverdi Choir, con John Eliot Gardiner a la batuta, a los que se ha encomendado el concierto inaugural. Ayer, el director del festival, Patrick Alfaya, reunió en el centro Tabakalera a las instituciones públicas y patrocinadores privados que sustentan la Quincena para agradecerles su aportación a un evento que además de atraer grandes nombres del circuito internacional siempre ha buscado un espacio para el talento guipuzcoano.

Parte de ese talento procede de la música coral, que en esta edición tendrá presencia en nueve de los diez espectáculos de gran formato programados en el auditorio del Kursaal.

El Orfeón Donostiarra, el coro Easo, el Landarbaso, la coral Andra Mari y la Escolanía Aila de Laredo (Cantabria) se encuentran entre los que pondrán sus voces al programa 2022.

El primero acompañará a la Euskal Herriko Gazte Orkestra el 5 de agosto, en que celebrará su 25º aniversario junto a la Joven Orquesta de Canarias con la interpretación de la Sinfonía número 3 de Mahler a las órdenes de Víctor Pablo Pérez, uno de los directores que en más ocasiones ha actuado en la historia de la Quincena.

Otra conmemoración será la del 125º aniversario del nacimiento del compositor donostiarra Pablo Sorozábal. El día 7 estará en cartel su zarzuela La tabernera del puerto en versión concierto, protagonizada por dos cantantes vascos de proyección internacional, Miren Urbieta-Vega y Andeka Gorrotxategi. Esta cita, en la que la Bilbao Orkestra Sinfonikoa y la coral Landarbaso estarán a las órdenes de Unai Urrecho, certifica la vuelta de la zarzuela al festival tras 25 años.

Por su parte, la Euskadiko Orkestra estará en el foso para interpretar la ópera cómica de Donizetti los días 12 y 14. La sinfónica vasca repetirá el 20 de agosto, con Wayne Marshall en la batuta, quien debuta en la Quincena y lo hace con un programa que incluye Rhapsody in Blue y piezas de la ópera Porgy & Bess, de Gershwin.

La Sinfónica de la Radio de Fráncfort tocará el día 21 de agosto dirigida por Alain Altinoglu y con el violinista coreano Bomsori Kim y las voces blancas de Vocalia Taldea, mientras que el conjunto orquestal y vocal Collegium 1704 del checo Václav Luks, que está entre los llamados a suceder a figuras como John Eliot Gardiner, actuará el sábado 23. La Filarmónica Checa, con su titular, Semyon Bychkov, al frente, clausurará el festival los días 26 y 27 de agosto.

La Quincena viajará también a Álava, Navarra, el País Vasco francés y a otras localidades de Gipuzkoa, y ofrecerá sus habituales ciclos de Música Antigua, Cámara, Contemporánea, Jóvenes Intérpretes y Órgano. Éste último, tras la marcha de Esteban Elizondo, del que Alfaya ha destacado su buena labor, quedará bajo la responsabilidad de Ana Belén García.

Para esta 83ª edición, la Quincena, que también ha programado la ópera infantil Itsasotik, basada en Les chants de la mer de Calmel, ha contado con dos millones de euros largos, lo que le ha permitido volver a la normalidad tras dos años con restricciones a causa de la pandemia.