En la adaptación al cómic de La pirámide inmortal, novela de 2014 de Javier Sierra, el escritor y el dibujante Cesc Dalmases desmitifican la figura de Napoleón que protagoniza la novela original al presentarlo como Indiana Jones y enfrentar a los personajes a la muerte, que “ya no es un misterio místico, sino una enfermedad a vencer”.

Según cuentan estos creadores a Efe, esta adaptación recoge el espíritu de la novela con la trama como “combustible primordial” además de, en palabras de Sierra, “romper esa inercia que le da la espalda al cómic y que no lo toma en consideración en el mundo de la educación”.

El proyecto surge en 2014 cuando se publica la novela original y cae en manos de Rubén González, que es un experto en el mundo del cómic. “Inmediatamente vio que la novela era fácilmente trasladable al noveno arte porque tiene un poco todos los ingredientes esenciales que se necesitan para obtener un buen resultado. Las historias de cómic que tienen un trasfondo histórico detrás funcionan muy bien”, cuenta Sierra sobre esta historia con un escenario exótico, un personaje internacionalmente reconocible como es Napoleón y, por supuesto, una trama de acción. “Así que Rubén González fue el que propuso a Norma, que no es mi editorial habitual, adaptar esta obra al cómic. Y lo acogieron con entusiasmo”, dice.

Buscaron un dibujante que recogiera el espíritu histórico de manera convincente y ahí surgió Cesc Dalmases, que se ha enfrentado al reto de crear un Napoleón atípico, joven, más fácil, aguerrido, aventurero.“No es tanto político, sino una especie de Indiana Jones”, dicen los dos creadores. Según Javier Sierra, lo que buscaba Napoleón dentro de la Gran Pirámide era “convertirse en mito”. “Él era un joven general, como tantos otros en la Francia posrevolucionaria. Necesitaba abrirse camino cuando le encargaron la conquista de Egipto para entorpecer las relaciones comerciales de los ingleses con Oriente. Si él conquistaba ese Egipto, podría volver a Francia convertido en una especie de dios”.

Sobre nuestra relación con la muerte, el escritor cree que “nos cuesta enfrentarnos a ella, nuestra civilización se ha construido sobre el materialismo y el consumismo. Pero todas las civilizaciones anteriores han tenido a la muerte como el asunto central. Hoy la muerte no es un misterio místico, sino una enfermedad a vencer”, concluye.