La Sala de Armas de la Ciudadela de Pamplona acoge hasta el próximo 8 de enero la exposición Después de los Encuentros, en la que se reúnen casi 90 obras de 18 artistas navarras/os con el propósito de recuperar la sensación de efervescencia creativa que se produjo en la ciudad entre la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI.

Las y los artistas representados son: Félix Ortega, Javier Balda, Fernando Iriarte, Patxi Ezquieta, Jokin Manzanos, Asun Goikoetxea, Paco Polán, Dora Salazar, Txuspo Poyo, Dick Recalde, Pedro Osákar, Txaro Fontalba, Santiago García, Jorge Martínez Huarte, Alfonso Ascunce, José Miguel Corral, Elena Goñi y Javier Muro. Todas/os nacidas/os entre 1956 y 1968.

Comisariada por el pintor Pedro Salaberri y Javier Manzanos, técnico de Artes Plásticas del Ayuntamiento de Pamplona, la muestra quiere reconocer “el gran talento” de estas/os artistas, que vienen a integrar la primera generación de creadoras/es que inició su trayectoria en democracia y que, de alguna manera, bebió de la huella que los Encuentros del 72 dejaron en Pamplona. Así, en la Sala de Armas se puede ver pintura, escultura, instalaciones, obra gráfica, dibujo, fotografía, videocreación y otras piezas que vienen a demostrar que estos artistas “han sido referentes de los que vinieron después”, explicó Manzanos en la presentación, que compartió con Salaberri y con el director del área de Cultura e Igualdad del Ayuntamiento, Jorge Urdánoz, para quien los Encuentros “promovidos por la familia Huarte provocaron un cambio de mentalidad, una apertura”. Tanto es así, que “años después, muchos jóvenes decidieron estudiar Bellas Artes”, algunas/os de las/os cuales están representados en la exposición. 

Obras de Javier Muro en 'Después de los Encuentros'. Cedida

La lista

El proceso para llegar a “la lista de los 18” ha sido “largo” y jalonado por numerosas reuniones y debates entre Salaberri y Manzanos. “Queríamos que fueran artistas posteriores a la Escuela de Pamplona que hubieran sido referenciales y que permanecieran en activo”, de ahí que falten algunos, “que perfectamente podrían estar”, como Jabier Villarreal o Juliantxo Irujo. Y el período temporal de las obras seleccionadas también era importante, la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, porque “fueron años de entusiasmo en Pamplona”, apuntó el experto. “Se crearon las colecciones públicas, la Fundación Oteiza, Baluarte; se hicieron importantes inversiones en arte...” 

Todo el trabajo realizado para reunir la obra ha venido a “reverdecer aquel momento y a mostrar que esta es una obra que no envejece y que es buena”, manifestó Pedro Salaberri.

En ese sentido, el pintor destacó que en Después de los Encuentros, a la que cada artista aporta cuatro obras, pretendían hacer algo que recordara aquel momento. “Yo participé en ellos y lo que me quedó claro es que vivíamos en una dictadura y que nos quedaba mucho por saber y por aprender”. La “sensación de extrañeza” que aquella cita dejó en mucha gente dio paso, poco después, a la llegada de la democracia, y, con ella, al desarrollismo, que provocó que el mundo del arte se beneficiara con becas, ayudas, galerías, ferias... “Eso creó una sensación muy estimulante y dio alas a la creación artística. Si vemos aquí algunas obras de gran formato es porque entonces tenían salida y porque los artistas trabajaban con gran talento y ambición”. Sin duda, fue un momento de “gran efervescencia” que, además, coincidió con la vuelta a Pamplona de Javier Manzanos después de realizar sus estudios académicos. “Él se dio cuenta de que aquí estaban pasando cosas interesantes”, agregó Salaberri, que recordó que formó parte del primer Consejo Navarro de Cultura de la democracia “e incluso participé en exposiciones colectivas con algunos de los artistas que están aquí”. 

Con todos estos elementos, se generó la idea de esta exposición. “Tanto para Javier como para mí era muy emocionante poder ver las cosas tan estupendas que se hacían”, y que abarcaban corrientes muy diferentes. En ese sentido, el público podrá ver “el rigor formal de la pintura de Félix Ortega y Jokin Manzanos”; “el expresionismo racional en la de Javier Balda y Fernando Iriarte”; “el expresionismo más emocional de Santiago García y Alfonso Ascunce”; “la ironía inteligente de Jorge Martínez Huarte”; “el vuelvo imaginativo de Patxi Ezquieta”; “la mirada lúcida a la sociedad y sus derivas de Pedro Osácar y Javier Muro”; “la conciencia del cuerpo de Dicky Recalde”; “el finísimo humor de Paco Polán”; “el uso de las posibilidades de la tecnología de Txuspo Poyo”, o “la experimentación matérica de Asunción Goikoetxea”. También “las consideraciones sobre la mujer, con propuestas estéticas impresionantes, de Dora Salazar y Txaro Fontalba; “la sabiduría agridulce en torno a las personas de José Miguel Corral”, y “el profundo amor hacia las personas de Elena Goñi”. Todas/os ellas/os componen un panorama “verdaderamente rico en estética y en contenido”.

Un sí rotundo

La exposición se ha producido en colaboración con el Ateneo Navarro y las obras proceden de distintos lugares. 12 de ellas son de la colección del Ayuntamiento de Pamplona; 9 proceden del Museo de Navarra; 2 han sido cedidas por la Fundación Caja Navarra; una pertenece a la colección de la UPNA y el resto de obras las han aportado las/os propias/os artistas. En este último caso, Javier Manzanos quiso subrayar el “entusiasmo” con el que las/os 18 dijeron que sí a participar en este proyecto “sin dudar ni por un momento”. 

En el proceso de selección de las piezas se produjeron los lógicos debates, negociaciones, diálogos... “Nosotros teníamos algunas obras en la cabeza que queríamos mostrar, ellos nos hacían otras propuestas y lo hablábamos”, contó el técnico, que al igual que Salaberri admite que el recorrido “ha sido muy bonito”. “Ha habido encuentros preciosos de buscar en los almacenes y dar con las obras que creíamos que tenían que verse”.

Muchas/os de las/os artistas se reunieron en la tarde de del viernes 30 de septiembre durante la inauguración de la muestra, “lo cual era otro de nuestros objetivos, porque es raro que puedan encontrarse, y cuando los artistas se reúnen, pasan cosas”. Ojalá, desearon ambos comisarios, esta exposición “sirva para algunos de nuevo impulso”, porque todas/os representan una época única en la historia de las artes plásticas en Navarra.