Se considera un “artista maldito” en Navarra desde hace ya muchos años. No espera nada, y siente que no tiene nada que perder. Fernando Iriarte habla claro, dice lo que piensa, quizá por eso nunca ha sido un artista cómodo; y por eso le molestan las medias tintas, los oscurantismos y las mentiras. Y cree que las hay en torno a la desaparición de su cuadro La nube, el río y el molino. No se explica por qué la UPNA no quiere decir a qué empresa llevó la obra a restaurar ni por qué llaman tasación a lo que se ha hecho. “No se puede tasar nada no tangible, salvo la estupidez”, dice el artista, que lamenta la falta de interés por el arte en general en esta comunidad, y que se compren obras con dinero público para meterlas en un almacén o que acaben, como la suya, quién sabe dónde.

¿Cómo está viviendo todo esto?

Pues flipado, y estoy harto. Porque primero, el cuadro no es mío. El cuadro es de la UPNA pagado con dinero público. Desaparece en 2015 después del periplo expositivo que hizo por el Museo Gustavo de Maeztu y el Museo de Navarra, y resulta que ahora sale el Rector diciendo que en 2015 se dieron cuenta de que había desaparecido el cuadro, y ponen la denuncia a la Policía Foral ahora. 

Siete años después.

Que no tiene ni pies ni cabeza. Porque el caso yo creo que ya habrá prescrito y la denuncia no va a servir para nada. Pero es que no es solo eso, sino que de 2015 a hoy han tasado el cuadro tres veces. ¿Y cómo puedes tasar algo que no tienes? El supuesto tasador dice que en comparación a otros cuadros del mismo tamaño, y tal y cual. Y eso no es así. En el manual de tasación de arte, que está en Internet, el primer punto es que la obra, el objeto, tiene que estar in situ para que el tasador pueda ver en qué estado está. Yo personalmente creo que este cuadro lo perdieron, o lo robó alguien, y si hubieran dicho la verdad desde el primer momento, habría hecho la mala leche justa pero ya está, no estaríamos ahora haciendo esta entrevista.

“Poner una denuncia 7 años después de la desaparición no tiene ni pies ni cabeza, no va a servir de nada”

Pero perder un díptico de 3x2 metros no es tan fácil.

Sí, extraña mucho, para llevarte un cuadro de ese tamaño tienes que ir con un camión a la puerta de Rectorado. Pero vamos a suponer que fuera así, o que... Porque la última vez que el cuadro salió fue al Museo de Navarra en 2015, y de ahí teóricamente volvió al Rectorado; entonces ellos vieron que en una esquina se había levantado el bastidor, y lo querían restaurar. Pero ni a mí ni a los comisarios de la exposición para la que pidieron ese cuadro ni a la prensa nos quieren decir el nombre de la empresa de restauración, lo cual es algo absurdo. Y que no tengan un papel que demuestre que se llevó y se restauró... Porque a ver, un conserje de la UPNA que va a comprar bolígrafos pilots tiene que volver con un albarán demostrando que se ha gastado cien euros en pilots.

Ese oscurantismo da que pensar...

Claro, vamos a ver, ¿por qué no me dices el nombre de la empresa? Pues yo creo que porque no lo habrán llevado a ninguna. Eso es una excusa, como el tasador fantasma. Esa figura no existe. Que la obra perdida, dicen, se tasó comparando con otras similares. ¿Y quién es el tasador, cómo se llama, por qué no dan su nombre? Y luego, bajar su valor de 9.000 a 400 euros... que 400 ni el material. Ahora encargas el bastidor y el lienzo y ya solo eso te cuesta unos 500 euros, sin contar la pintura. Entonces, ¿cómo un tasador puede poner 400 euros? Por ese valor la Policía no va a mover nada, se considerará un hurto leve, eso si no ha prescrito ya el caso por haber pasado tanto tiempo, siete años... Y eso que han hecho no es una tasación, esa cifra se ha puesto tomando como referencia los precios de las casas de subastas que se pueden ver por Internet. Si pones Subastas Alcalá, Fortuny, Durán, hay muchas en las que salen obras mías, y ahí solo se ponen los precios de salida, no los precios del valor real de las obras. Así que han mirado en Internet y le han puesto ese valor ridículo: 400 euros.

Parece una manera de justificar que lo que han perdido no tiene mucha importancia.

Claro. Pero es que tú miras en esas casas de subastas en Internet y puedes encontrar un Tàpies con un precio de 700 euros, que es el precio de salida, y al final igual se vende por medio millón. O un Picasso por 5.000 euros y acaba vendiéndose por 2 millones. Pero el remate nunca sale en público; porque una vez que se ha rematado la obra ya no es de la casa de subastas, es de quien la ha pagado, y si tú compras un cuadro, igual no te interesa que se sepa cuánto has pagado por él. Por eso las casas de subastas ponen los precios de salida, que normalmente son cómicos. Y el valor de esa tasación que no es realmente una tasación y que dice que mi cuadro valdría hoy 400 euros lo ha dicho el Rector en el Parlamento, no lo ha dicho en un bar tomándose un vino, y se ha quedado tan ancho. Entonces a mí lo que me gustaría es que la UPNA dijera de una vez a qué empresa llevó el cuadro a restaurar y quién es el tasador. 

‘La nube, el río y el molino’, el díptico de 3x2 metros obra de Fernando Iriarte y que ha sido extraviado fue adquirido en 1993 por la UPNA para su colección de arte; pagó por él 670.00 pesetas. La visión del Molino de Caparroso desde el parque de la Media Luna inspiró al artista esta obra. Iban Aguinaga

¿Cree que la UPNA sabe realmente lo que ha pasado con su cuadro y no quiere decirlo?

Yo creo que la UPNA no se ha enterado de nada, hasta que han ido estos comisarios a pedir la obra para la exposición de los Encuentros y han visto que no estaba.

Pero sí tenía constancia la UPNA de que estaba desaparecida desde 2015.

Sí, según ellos en 2015 se dieron cuenta de que faltaba. Y hasta ahora no han puesto la denuncia. Como mínimo es una desidia, porque si realmente tienen 200 y pico obras, vete a saber cuántas faltan. Porque de esta nos hemos enterado de pura chiripa, porque Salaberri y Manzanos dijeron: vamos a por este cuadro. Si no no nos enteramos nadie. Y han puesto la denuncia ahora porque han visto que se ha armado un revuelo.

¿Ha tenido alguna comunicación de la UPNA desde aquella carta en la que le informaron de que acababan de poner la denuncia a la Policía Foral?

No. Y si llamo al Rector o a la Vicerrectora no se ponen, o si les escribo correos no responden, ni por educación. Yo estoy en esta ciudad maldito desde hace mucho, no es de ahora. Yo desde que volví de Berlín con aquella beca que me dio el Gobierno de Navarra, he estado ninguneado totalmente. No sé por qué, pero es así y ya lo tengo asumido. Y esta colectiva con motivo de los Encuentros es la primera exposición para la que me llaman en 19 años. 

¿Por qué cree que ha sido ninguneado?

Un día le pregunté a Salaberri a ver qué pasaba y su respuesta fue: que no me meta en más problemas de los que ya me he metido. Eso me contestó. Y bueno, yo cuando me hacen una pregunta respondo. Y en Pamplona, un pintor o está con las instituciones o no existe. Supongo que pasa en muchos trabajos. Que como seas un poco crítico, te tachan con una cruz y fuera. ¿Pero sabes qué pasa? Que llega un momento en que te da igual, porque Pamplona es Pamplona, y hay gente que se cree que exponer en la Ciudadela es exponer en el MoMA de Nueva York. O la desaparición de estas doce obras, la mía y las de los demás, ¿tú te crees que le interesa a alguien? Pues como a mí si leo en el periódico que han robado un tractor verde en Cadreita. Más o menos lo mismo. Quiero decir, que la gente tiene otros problemas. 

“En Pamplona, un pintor o está con las instituciones o no existe; como seas algo crítico, te tachan con una cruz”

¿Y cómo se ha tomado que le llamen para esta colectiva con motivo del 50º aniversario de los Encuentros?

Pues no sé por qué me han llamado, igual porque se han enterado de que estoy enfermo y les doy pena. Porque es la única explicación, después de 19 años de ninguneo, que me llamen para esto... Que por cierto, han montado una mierda de exposición; han querido meter tanta obra junta que no han podido ni colocarla bien. Un tríptico mío que debía ir en disposición horizontal, porque la obra es así, lo han montado en vertical porque no cabía de la otra forma... Otra muestra de desidia. Con pedirnos dos cuadros a cada uno habría bastado, si es algo simbólico... Pero fíjate, siempre a fin de año es cuando el Ayuntamiento y el Gobierno adquieren obra y montan exposiciones caras, porque esta exposición es cara, hay que asegurar cada obra, y es porque tienen que cubrir un presupuesto. 

En el fondo de esta polémica en torno a la colección de la UPNA, está la pregunta: ¿para qué se compra arte con dinero público? 

Para meterlo en un almacén. O tenerlo puesto en despachos o vete a saber dónde. ¿Dónde estaban colgados los cuadros de Fundación Caja Navarra? Si no tenían ni un local... Pues por distintas sucursales, supongo. Porque hubo una época en Pamplona en que cuando exponías, tenías que dar a Caja Navarra una obra a cambio, por el favor de exponer, y todos le dejábamos un cuadro; y te hablo de cuando estaban las salas de Ciudadela, García Castañón, Castillo de Maya, había ocho exposiciones al mes, eran ocho cuadros al mes los que recibieron durante años... claro, ¿dónde metes todo eso? Y ya se sabe lo que pasó con la colección de Can, ahí desaparecieron más de 150 obras, entre ellas dos mías. Y otra cosa es que aquí se compra lo que dice Salaberri, que lleva 30 años ahí instalado junto con Javier Manzanos. El Dúo Dinámico, que digo yo. ¿Pero quién es él para decir dónde se tiene que gastar el dinero el Ayuntamiento, a quién le tienen que comprar y a quién no? ¿Qué autoridad tiene? Y él es el que decide todo. ¿Por qué no tienen ese peso otros pintores de categoría como Morrás o Juanjo Aquerreta? Así que yo me he ido retirando poco a poco, y soy muy feliz fuera de esta batallita. 

¿Y sigue pintando? 

Sí, todo esto que ves –dice sobre el montón de lienzos y obras en papel que le rodean en su estudio– está hecho ahora. No he hecho otra cosa que pintar. Pero hoy por hoy, no me planteo exponer. Pinto porque me gusta, y de vez en cuando puede caer alguien interesado. Pero no tengo ninguna pretensión pública. 

¿Ni de compartir de alguna forma lo que hace?

Pero si la gente no va... El día de la inauguración sí van amigos, pones unos vinos y tal y hay un ambientillo, pero tú vas cualquier día a la Ciudadela a las siete de la tarde a ver una exposición y está la conserje, e igual alguno que se ha perdido. Ya sé lo que es. Y es un esfuerzo que ya no me compensa. Supongo que es la edad. Ahora haces una exposición y vendes un cuadro si tienes un amigo que es buen samaritano, porque no cubres ni gastos. Y ya cuando llegas a los 60 el rollito de la vanidad y de salir en la prensa te da más igual. A mí ahora, hacer una exposición en la Ciudadela, solo lo que te gastas en enmarcar... es dinero que no recuperas. Y yo ya no estoy en eso.

“No tengo ninguna pretensión pública; me he ido retirando poco a poco y soy feliz fuera de la batallita”

¿Le gustaría que este revuelo en torno a su cuadro desaparecido sirviese de algo?

Yo no pretendo nada. Lo que me ha fastidiado mucho es que mientan y que nos tomen por idiotas. Que digan el nombre del tasador que me quiero poner en contacto con él, que tengo aquí en mi estudio veinte lienzos y cincuenta papeles y quiero que me los tase. Pero los tengo. La UPNA no tiene mi cuadro. Porque si hubiesen dicho desde el principio: es que se cayó, se rompió y lo tiramos a la basura. Que puede ser, es lógico, al descargarlo y cargarlo... Pues bueno, haces mala leche pero la justa. Ahora, cuando empiezan a marear y con un oscurantismo, diciendo pero sin dar datos ni nombres... El comportamiento de la UPNA no se entiende. Es un misterio que a mí me está hartando y es la última vez que voy a hablar de esto. No espero nada, sé que esto se va a olvidar y ya está. Tengo otros problemas más acuciantes.