El Centro Huarte acogió el pasado jueves la presentación de dos procesos creativos desarrollados en sendas residencias. Marisa Mantxola presentó Caminografías, un proyecto desarrollado durante su residencia en el espacio Cuarto Pexigo de Santiago de Compostela. Por su parte, Olatz Ovejero acercó a los asistentes al encuentro a Hiru bider, un proyecto documental que retrata la realidad de tres mujeres vascas rurales.

Caminografías de Marisa Mantxola se presenta como una invitación a la contemplación pausada y detallada del territorio y se inscribe como un archivo excepcional de la vida encontrada en los lugares explorados y que tiene como objetivo rescatar la singularidad de lo más pequeño para diseñar la complejidad de lo enorme, una mirada hacia una cosmovisión que conecta lo humano con lo no humano.

Los artefactos impresos y animados que forman las Caminografías son el resultado de una serie de viajes a los márgenes de los caminos de diferentes ciudades que los humanos utilizamos para saciar nuestra biofília. En las exploraciones se recopilan registros fotográficos y sonoros de los seres vivos más diminutos con los que se componen escenas, mapas y álbumes de expedición en los que conviven el trabajo artesanal y la tecnología digital.

Durante la residencia de Marisa Mantxola en el espacio Cuarto Pexigo de Santiago de Compostela se ha documentado de forma minuciosa el parque Belvis con grabaciones y fotografías de la comunidad vegetal local.

Unidas desde la distancia

Olatz Ovejero presentó el proceso creativo de Hiru bider, una película donde se descubren tres mujeres que, desde la distancia, están unidas. Sus cuerpos se construyen ligados a la arquitectura de sus caseríos y la película da luz a tres silenciosos y mágicos retratos. Estos retratos están envueltos por un extraño hilo que muchos llaman magia y otras sabidurías. Son mujeres que han vivido ya toda una vida y son, también y por eso, unas de las últimas que siguen guardando saberes que estamos olvidando. Xole es de Navarra, Cristina de Euskadi y una última de Iparralde.

La residencia de cinco semanas de duración que realizó Olatz en Lizenza (Roma), fue gracias a la colaboración entre el Centro Huarte y L’Aquila Reale, y la artista tuvo un espacio de trabajo en el Museo dell’Aquila Reale MusAQ (Civitella di Licenza), en la Università Agraria di Civitella di Licenza y en el Palazzo Baronale Orsini di Licenza.