Regresa usted a Pamplona, dónde como en anteriores ocasiones, la respuesta del público ha sido muy entusiasta. ¿Contento por volver?

- Sí, claro. El Flamenco On Fire es un festival que me gusta mucho, tiene un criterio muy acorde con mi forma de entender la música y el flamenco. Esta es mi tercera visita a Pamplona. La primera fue un poco accidentada porque se estropeó la furgoneta y llegamos justo para salir al escenario, no pudimos ni probar sonido. Fue como demasiado rápido, no lo disfrutamos. La segunda fue poco después de la pandemia, cuando se estaba intentando reactivar los conciertos y estuvo bien, pero todavía había restricciones. Esta va a ser la definitiva, me hace mucha ilusión.

Con su último disco, 'Diverso', pretendía tender puentes entre muchas de las músicas que habían nutrido su carrera, especialmente el flamenco, pero también el rock, el bolero o el tango. 

- Es que yo he crecido así, conviviendo con muchas músicas, en un barrio de andaluces en Cataluña. Mi padre era de Murcia y mi madre de Puerto Llano, cada uno con sus gustos musicales: de Pink Floyd a Alan Parsons pasando por Gardel, Moncho, María Jiménez, Bambino, Juanito Villar… Después, cuando me emancipé y me fui a vivir a Barcelona, me encontré con el Taller de Músics, donde había músicos de todas las disciplinas: jazz, tango, músicas populares, clásica, música contemporánea… Eso me dio la oportunidad de formarme y de participar en actividades de teatro, hice cine con Bigas Luna… Siempre he tenido una curiosidad extrema y eso ha hecho que me haya movido por ambientes de diversidad musical, no solo flamenco y nada más. He crecido con muchas músicas y mucha cultura alrededor y eso se ha ido adhiriendo a mi piel. Y así lo he querido reflejar en Diverso.

Los puentes que tendía no eran solo musicales; las letras del disco mostraban un enfoque más social, tocaban temas como la ecología, la patria como término inclusivo, la transexualidad… Todo ello, con una mirada conciliadora, algo difícil de encontrar en estos tiempos tan crispados.

- Sí, todo estaba hecho desde el amor. Ese disco se fraguó en plena pandemia, encerrados en casa y con mucho tiempo para ver telediarios. El mundo estaba muy crispado, era evidente. Y además, enseguida te encasillan. Si opinas de una determinada manera sobre un tema, ya te colocan en un sitio muy concreto. Pues no, señores, a mí no me coloquen en ningún sitio, que ya me pondré yo donde quiera, que será en muchos sitios. En eso también soy diverso. Además, en el fondo no somos tan diferentes. El flamenco tiene mucho que ver con la música tradicional mexicana, que tiene también sus peteneras, yo las junté con las nuestras. El tango, esos cantes de ida y vuelta… Ellos tienen su milonga y nosotros la nuestra. Los bailes de Triana tienen una cosa como muy africana, muy cubana también. Hay que abrirse al mundo. Lo contrario a lo que están haciendo muchos políticos, que se dedican a poner muros y a quemar puentes. Yo quería mostrar una paleta de colores y diversidad, abordar temas que me preocupan: la salud de nuestro planeta, la transexualidad, la visión abierta de la patria, que cada uno la siente a su manera y todas son respetables. El tema que da título al disco lo hice con Riki Rivera y es una invitación a la gente que tiene talento para que lo saque fuera, porque hoy en día, con las redes sociales, las críticas con muy bestias, pero hay que atreverse.

El concierto de Baluarte, sin embargo, no va a girar solo alrededor de este disco; se trata de un espectáculo todavía inédito que conjuga flamenco tradicional con poemas de Lorca. 

- Exacto. Yo ya hice un disco monográfico de Federico García Lorca que recogía distintas etapas del poeta. Este espectáculo se va a centrar más en su primera época, en el libro Poemas del cante jondo, que tiene más que ver con el flamenco tradicional, aunque me he tomado la libertad de musicalizarlo a mi manera. Y luego va a haber una segunda parte que será de cante tradicional, que eso no lo he dejado nunca, en todas mis propuestas siempre he reservado un espacio para el flamenco tradicional. Y algunos de los cantes de esta segunda parte sí que serán de Diverso.

“Federico García Lorca es siempre vanguardia. Estaba muy adelantado a su época e hizo mucho por el flamenco”

Había utilizado la poesía de Lorca en dos discos, 'Enlorquecido' y 'Sonetos y poemas para la libertad', ¿no?

- Sí, en Sonetos y poemas para la libertad hay muchos más poetas, estaba Quevedo, Borges, Alberti… El único que repetía era Federico, que tenía dos sonetos. Y Enlorquecido sí que estaba centrado totalmente en Federico.

La poesía de Lorca es un manantial inagotable de inspiración. Le han cantado flamencos como Camarón, Morente, cantautores como Paco Ibáñez, Ana Belén, Silvia Pérez Cruz, grupos de rock como Marea…

- Porque Federico es siempre vanguardia. Estaba muy adelantado a su época. Hay un componente bastante fuerte de gratitud hacia un poeta que hizo mucho por el flamenco. En su día organizó, junto con Falla, el primer concurso de cante jondo, en 1922, en Granada. Siempre estuvo con los desfavorecidos, con los gitanos, con las músicas castigadas… Yo creo que por eso la gente del flamenco ha recurrido tanto a él, a modo de agradecimiento. Aparte de que es un poeta con muchísima personalidad, es muy reconocible. Y sigue muy vigente, no se ha quedado trasnochado.

Recientemente ha tenido un par de apariciones televisivas, una en una gala del Benidorm Fest, donde hizo una versión de Mocedades, 'Eres tú'. ¿Le gustaría concursar en Eurovisión?

- Pues mira, no me lo planteo. Sí que es cierto que, si lo pienso, creo que hace años hubiese dicho que no de entrada, pero a día de hoy no cierro esa puerta. Si se da esa circunstancia y me apetece, podría ser, sí. Creo que tengo argumentos para ir a Eurovisión o a cualquier festival, y no quiero que suene pedante, pero llevo casi treinta y cinco años en la música, algo habré aprendido.

Su versión de Mocedades, que quedó muy bien, al final demuestra que las buenas canciones funcionan en cualquier estilo: pop, flamenco… Lo que sea.

- Sí. Cuando me lo propusieron, me encantó la idea, porque yo ya había escuchado esa canción a Parrita, así que ya podía imaginármela más a mi estilo. Me pareció muy bonito que contasen conmigo en un momento en que la canción cumplía cincuenta años y yo también estaba a punto de cumplirlos. Era una celebración doble.

Tuvo otra aparición televisiva presentando el programa Caminos del flamenco, que quedará como un hito de la televisión por lo bien hecho que estaba y por su labor divulgadora. 

-Hacía falta que el flamenco entrase otra vez en los hogares. No es fácil; el flamenco tradicional nos gusta a los que nos gusta y al gran público hay que acercarlo, no engañándole, por supuesto, pero sí mostrando que otros artistas han dado valor a nuestra música. Por eso en el programa aparecía Serrat, por ejemplo, que siempre ha hablado muy bien del flamenco y ha hecho que muchos de sus seguidores comiencen a escucharlo. Hubo gente que se echó las manos a la cabeza porque apareciese Serrat, Manu Carrasco o Javier Ruibal, pero creo que era importante que estuviesen para poner en valor esa música. Además, el programa se grabó recién salidos del confinamiento. Veníamos de estar todos en casa y era arriesgado, porque salíamos a la calle, era casi todo en exteriores. Fue importante, la gente pudo ver en prime time cantes de Dolores La Agujeta, de La Macanita, de Vicente Soto, de El Pele… Casi todos los clásicos estuvieron. Hubo quien faltó, algunos porque no se atrevían a salir de casa todavía y otros porque, por sus razones, no quisieron participar.

En el mismo escenario en el que va a actuar, Rocío Márquez y Bronquio ganaron en febrero el Premio Ruido, otorgado por la PAM, como mejor disco del año con un álbum que mezclaba flamenco con electrónica. ¿Señal de que sigue evolucionando?

- Sí. Más que evolucionando, se va transformando, va cambiando con los tiempos. El flamenco tiene esa capacidad de mezclarse con otras cosas, que es algo que siempre enriquece. A mí me parece maravilloso, siempre que responda a un proceso de investigación y búsqueda. El diálogo musical es muy necesario, a mí los guetos y los micromundos me asfixian. Aunque también comparto que hay que mantener la esencia de las músicas, yo comulgo con esa religión de lo tradicional, lo clásico me encanta. Pero por qué cerrarte las puertas.

 Su concierto va a ser la presentación del Flamenco On Fire, un festival muy apreciado en Navarra. ¿Cómo se ve desde fuera?

- Desde fuera se valora mucho el compromiso de una gente que no es de Andalucía, pero que demuestra que el flamenco se conoce, se entiende y se programa con sensatez. La gente que organiza ese festival en Navarra tiene mucho conocimiento de lo que ocurre en el mundo del flamenco. Los conciertos, los balcones… Tienen mucho criterio y al final, con el paso de los años y la lucha, se convierte en un festival importante. Uno sabe que tiene que ponerse las pilas para ir a cantar allí, de la misma manera que tiene que ponérselas para ir a cantar al Teatro Villamarta de Jerez, porque sabe que va a actuar para un público que conoce la música flamenca. Tienes que apretarte bien el cinturón (risas).

Este año, el tema del festival es el alzapúa, una técnica del toque flamenco de guitarra. En Pamplona nació Sabicas, una de las máximas figuras. 

-Exacto. Nosotros le hicimos un homenaje el año que fuimos, que es un soneto que le escribió Sabina, se titula A Sabicas, y al que le puso música Pedro Guerra. Lo grabamos los tres hace tiempo. Habla de Sabicas y de Morente. Es maravilloso que fuera de las fronteras de Andalucía haya también artistas relevantes. Es como Cataluña, que nació allí Carmen Amaya; cuando uno va a Cataluña sabe que va a cantar para un público conocedor del flamenco. Y en Navarra pasa lo mismo. Ya solo el hecho de tener a Sabicas como referente… Pero no solo referente de Navarra, porque Sabicas ha pasado todas las fronteras, fue maestro de maestros. ¡Sabicas! Eso le da un plus a Navarra como territorio flamenco.