Mingainatu es la traducción inventada al euskera del término lenguar referenciado por el sociolingüista Albert Bastardas Boada, con el que denomina el acto de crear lenguas desde una perspectiva de acción y movimiento.

Así ha titulado Zaloa Ipiña (Bilbao, 1986) la exposición que, hasta el 30 de junio, invita a visitar en el espacio de arte Apaindu de la calle Curia.

Una instalación que toma como referencia el planteamiento teórico ecolingüístico, que tiene como objetivo el reconocimiento social de la igualdad y dignidad de todas las lenguas y los grupos lingüísticos, poniendo fin a la jerarquización superioridad/inferioridad lingüística y a las ideologías expansionistas y dominadoras.

UNA PROBLEMÁTICA SOCIAL Y MUNDIAL

El proyecto que la artista bilbaína muestra al público parte de otro anterior, Gorreri bisuala (Sordera visual), sobre las causas históricas que han llevado al euskera a estar en la situación de minorización actual. “Siempre me ha interesado la situación de mi lengua, y tras leer el libro de Juan Carlos Moreno Cabrera Errores y horrores del españolismo lingüístico, sentí una necesidad de trabajar esta problemática desde mi campo”, dice Zaloa Ipiña, quien tiene claro que el tema de las lenguas minorizadas es “una problemática social y mundial, a todos nos concierne”.

"Con la hegemonía del inglés, el sistema busca hacernos consumidores de lo que interesa a las grandes empresas"

Zaloa Ipiña - Artista

Desde esta certeza, comenzó a abrir el foco y a centrarse en otras lenguas con las que el euskera comparte problemáticas, como el galego, el aragonés, el occitano, el bretón... Y así hasta cerca de un centenar que están presentes en la pieza central de la exposición: un gran mapa del mundo realizado en tierra sobre la que, a través del uso de pigmentos, la artista escribe la palabra diversidad en distintas lenguas y en la zona de procedencia de cada una de ellas. Es un proyecto abierto, que sigue sumando colaboraciones de sociolingüistas, activistas, profesores, asociaciones, gobiernos..., a los que Ipiña hace la misma petición vía e-mail: cómo se escribe en su idioma el concepto diversidad.

Este proceso de intercomunicación apela a la ética lingüística entre individuos en sociedad y plantea la importancia no solo de conservar las lenguas, sino de “cultivarlas”, es decir, “poder modificarlas y que evolucionen en conjunto con la sociedad”.

LAS HERIDAS DE LAS LENGUAS NO PROTEGIDAS POR LOS ESTADOS

Mingainatu incluye otras piezas creadas en fieltro con incisiones que aluden a las heridas y las cicatrices de las lenguas que no están protegidas por los Estados, “la gran mayoría de las más de siete mil que hay en el mundo”; y especial, se hacen visibles “las heridas de aquellas lenguas que han sido divididas por mugas entre países contiguos, como el euskera, el kurdo, el aimara, el mapuche y otras muchas, afectadas por el hecho de que haya legislaciones diferentes”, dice la artista.

Nongoak gara? (¿De dónde somos?) es otra obra de la exposición, unas maletas antiguas que contienen las diferentes lenguas no hegemónicas, con el nombre de cada idIoma en su autoglotónimo (la denominación que los hablantes dan a su propia lengua).

Zaloa Ipiña defiende que “la lengua es algo muy importante de cada cultura y cada comunidad”, y lamenta que el sistema “hace muy poco por el ecolingüismo” y quiere “uniformarnos” con el inglés como lengua hegemónica o universal “para poder vendernos los productos de las grandes empresas con poder económico; quieren hacernos consumidores y consumidoras de lo que interesa”, dice.