El Jazzaldia inaugurará la noche de este viernes su 58ª edición con una más que popular banda de la música disco, los neoyorquinos Village People, iconos del movimiento LGTBI+ que acaban de recibir, de hecho, el premio Alan Turing por su trabajo en la visibilización de este colectivo. Surgidos en 1977 en el neoyorquino Greenwich Village, en un momento y un lugar que representó un hervidero cultural en el que se cocieron proyectos como el de Pete Seeger, Bob Dylan o Joan Baez –que también protagonizó la jornada inaugural del Festival de Jazz en 2019–, Village People se caracterizaron por los llamativos disfraces de sus componentes, que evocaban los estereotipos sobre la comunidad gay de Manhattan: un nativo americano, un policía, un soldado, un motorista, un trabajador de la construcción y un cowboy.

Village People JAZZALDIA

Medio siglo después, y tras muchas idas y venidas y cambios en la formación motivados por múltiples razones, sólo uno de los miembros originales permanece en la formación. Se trata de Víctor Willisfrontman de Village People, que hoy se subirá al Escenario Keler para repasar los principales hits de su trayectoria –sobre todo, de los primeros años–, en las que el propio Willis fue pieza fundamental.

Village People, desde 1977

Para explicar el origen de este conjunto hay que reparar en dos nombres, el de los productores de origen francés Jacques Morali y Henri Belolo, que asentados en Estados Unidos habían formado con éxito el trío femenino The Ritchie Family. No obstante, Morali –que falleció en 1991 tras luchar contra el VIH– y Belolo deseaban dar el salto a la escena neoyorquina. Fue en Manhattan, en Greenvich Village, donde se concentraba el colectivo gay, cuando al asistir fortuitamente a una fiesta de disfraces tuvieron la idea de formar un grupo de música disco que representase a esa gente, a la gente del Village.

Willis, que trabajaba como actor en Broadway, participó en 1977, junto a cantantes profesionales, en la grabación del primer EP de cuatro canciones que llevaba el nombre del grupo y en el que se registraron cuatro temas, San Francisco (You’ve got me), In Hollywood (Everyone’s a star), Fire island y Village People, canciones que hacían referencia a emplazamientos con una importante presencia del colectivo LGTBI+ y que se convirtieron en un éxito inmediato.

Como otras tantas bandas en la historia de la música, Village People fue un producto que, tras arrasar con el su primer álbum, necesitaba hacerse de carne y hueso para lo más importante de todo, promocionarse en televisión.

Así, Morali y Belolo ficharon al gogó Felipe Rose para el papel de nativo americano y a Alex Briley para el papel de soldado. Tras unas primeras comparecencias públicas, los productores publicaron un anuncio en prensa que ha pasado a la historia y en el que pedían a “machos” que supiesen “bailar” y que tuviesen “bigote” para “un famoso grupo de disco”. Randy Jones (cowboy), Glenn Hughes (el motorista) y David Hodo (el trabajador de la construcción) se unieron a la banda que lideraba Willis (el policía). 

En apenas tres años, hasta 1979, Village People subió como la espuma. Su segundo, tercer y cuarto trabajo, Macho Men (1978), Cruisin (1979) y Go West, lograron ventas record, dobles discos de platino y, además de impulsarles en el mercado estadounidense, también lograron una visibilización más que notable fuera de sus fronteras, en todo tipo de público.

Todo fue debido a una serie de composiciones bailables, con rimas y estribillos pegadizos y letras con doble sentido –la mayoría escritas por Willis–, como es el caso de YMCA, tema que hacía referencia a una asociación de la juventud cristiana. Esta sonará hoy, como lo harán otros éxitos como In the navy o Macho men, canciones que se compusieron cuando Willis aún seguía siendo la cara más visible del grupo. El policía abandonó Village People en 1979 debido a diferencias creativas con los productores, un momento que, además, coincidió con el declive de la música disco y la progresiva caída del grupo que, realmente, nunca dejó de irse. En 2013, Willis volvió a la banda y le dio un nuevo impulso que le ha traído hasta Donostia con intención de hacer bailar a todo el que se acerque a la Zurriola.