Isabel Villanueva ha desarrollado una carrera global que la ha llevado a tocar en más de 25 países. Además, ha ganado numerosos premios y actualmente es profesora de viola en el Royal College of Music de Londres. Este viernes 16 de febrero a las 19.00 horas, vuelve a su ciudad natal tras varios años, para presentar su disco más transcendental.

¿Con qué se va a encontrar quien venga a verla en el MUN?

Ritual es mi nuevo proyecto, mi nuevo álbum. Surge de una necesidad de contar, a través de la música, a través de mi viola, de mi voz, de mi instrumento, un momento vital, personal y artístico que necesitaba dejar plasmado de alguna forma que perdurase en el tiempo. Entonces, decidí convertirlo en grabación. Es un álbum que se puede experimentar en concierto, y que, más que un concierto, es una experiencia. 

¿En qué consiste este ritual?

Es un ciclo de obras de compositores que abarcan más de 1.000 años de historia, progresivo a nivel místico y emocional, que tiene un comienzo, una introducción y un desarrollo hasta llegar a un clímax y vuelve a cerrarse. Empezando por la compositora medieval Hildegarda von Bingen hasta llegar a un compositor actual György Kurtág, pasando por dos genios del barroco como Biber y Bach. Son obras emblemáticas con un significado transcendental.

¿Y qué significado tienen para usted estas piezas que ha escogido?

–Como decía, necesitaba plasmar esto en un ritual. Ya era un ritual conmigo misma y quería transmitirlo en conciertos. Elegí estas piezas porque son obras que tienen detrás un significado de dedicatoria. Por ejemplo, las miniaturas de Kurtág, que pertenecen al ciclo Señales, juegos y mensajes, tienen cada una un título que está dedicado a algo o a alguien, con lo cual, dice mucho a nivel humano. Es un proyecto humanista, no puramente musical, sino que va más allá.

Es un proyecto “solitario” entre comillas, porque estamos solos pero en el fondo no lo estamos de todo. Eso se plasma en el concierto, ya que sentir la energía del público en este ritual es casi tan importante como el repertorio en sí. 

“La música es un lenguaje sin palabras pero lleno de sentimientos. Por eso es un lenguaje universal, no entiende de fronteras”

¿En qué consiste esa capacidad que ha tenido la música a lo largo del tiempo de llevarnos a encontrarnos con lo que está más allá?

La música es un lenguaje sin palabras pero lleno de sentimientos y de cosas difíciles de expresar con cualquier otro idioma. Por eso es un lenguaje universal, no entiende ni de fronteras ni de culturas sino que es algo más avanzado, más conectado con lo espiritual.

¿Por qué eligió la viola? 

Por pura casualidad. Yo empecé con la guitarra y al cambiarme al conservatorio, justamente ese año no había clases de guitarra y me dijeron que cogiera otro instrumento durante un año. Yo no sabía cómo sonaba una viola, nunca había visto una, pero su sonido me deslumbró tanto y era tan inesperado e impactante que fue un flechazo.

La viola es relativamente desconocida entre los instrumentos de cuerda, ¿usted cómo describiría ese sonido que le cautivó?

El registro de la viola es un registro medio, más parecido a la voz humana. El violín es más agudo, el violonchelo es un poco más grave y el contrabajo es aún más grave. Además de ser una mediadora de las armonías y de los ritmos, tiene una capacidad ilimitada de expresión. 

Durante la historia, la viola ha estado en un segundo plano porque han tenido el protagonismo instrumentos que eran más accesibles, pero en el siglo XX ha resurgido y los compositores están sacando a la luz su verdadera personalidad como solista

Usted se caracteriza por acercar la música clásica al público general y sobre todo al público jóven. ¿Cuál cree que es la clave?

Lo que tienen que ver los jóvenes y cualquier persona es que los artistas somos personas normales. Es cierto que se ha popularizado desde hace muchísimos años la idea de que la música era elitista y había que entenderla para poder escucharla, cosas que son falsas porque es un lenguaje para sentir. ¿Y por qué digo que no es elitista? porque cuesta más dinero asistir a un concierto de Madonna que a un concierto del MUN.

Ahora tenemos las redes sociales y la posibilidad de hacer vera los jóvenes la historia impresionante de la música, que ha sido la responsable de que exista el pop, exista el jazz y existan Madonna, Michael Jackson y Billie Eilish. Sin Bach no existiría lo que se escucha hoy en día, ni siquiera el reggaeton. Es un trabajo de quitarse etiquetas y prejuicios. Al final, cuanto más etiquetamos, más nos limitamos. No hay que tener miedo a experimentar, a ir a un concierto de música clásica, intentar disfrutarlo y ver por qué esos compositores de hace 400 años se siguen tocando hoy endía. Todo lo que perdura es porque tiene un valor.

“Cuanto más etiquetamos, más nos limitamos. No hay que tener miedo a ir a un concierto de música clásica e intentar disfrutarlo”

Cuenta con una dilatada carrera muy internacional a sus espaldas ¿Cómo se siente regresar a Pamplona?

Casi un año despues de su estreno, poder presentar este disco en concierto, en Pamplona y en el MUN, en este espacio tan interesante de proyectos tan diferentes va a ser muy especial por lo que es este proyecto, que es un ritual y por poder hacerlo en mi ciudad. Estoy muy emocionada.

¿Tiene ya algún nuevo proyecto a la vista?

Tengo bastantes conciertos, pero sobre todo, este año está centrado en Ritual.