Tardó mucho en publicar su primer disco, pero este segundo no se ha hecho esperar tanto.

–Es cierto que tardé en publicar mi primer disco, y he descubierto que ese es un acto de la voluntad, de emplear la autoestima en todas las facetas de la vida. Cuando ya tomé la decisión de que iba a ser artista para siempre jamás, el segundo disco ya ha venido de manera natural y con el tiempo normal. La pandemia fue un revulsivo, porque, por primera vez en mi vida laboral hice teletrabajo y tuve más tiempo para mí. El teletrabajo es una fórmula que hay que analizar bien, porque funciona, es una pena que se haya quitado otra vez. La pandemia nos enseñó muchas cosas, una de las más importantes fue que necesitamos tiempo para nosotros, para mirar a nuestro interior. Ahí nacieron las primeras canciones. La primera fue Puerta del mar; recuerdo que me llegó una foto de una persona mirando por una ventana desde la que se veía el mar. Ese fue el germen.

El disco se titula 'La corriente'. ¿Por qué?

–Cuando desarrollamos procesos creativos, cuando elegimos un camino artístico, parece que hay que ir contracorriente, y yo me rebelo contra eso. Lo que he hecho ha sido elegir la corriente por la que quiero ir, y me gustaría que mis seguidores y seguidoras se dejasen seducir por ese viaje musical y poético. Reivindico la autenticidad, el repudio a las máscaras. No sé jugar con esas reglas. Para toda creación tiene que haber un proceso de crisis interior, creo que ese ha sido el leitmotiv de este álbum: el haberme confrontado conmigo mismo, con mis propias sombras para llegar a la luz. No tenemos que permitir que nada ni nadie nos oscurezca.

¿Y le ha sido favorable la corriente a la hora de componer las canciones?

–Desde que comencé a componer las primeras canciones, vi que era una partida ganada, porque me he dejado arrastrar por la corriente. Estas canciones han nacido de un acto convencido, desde la autoempatía, y han salido solas. Me he dejado llevar por las buenas energías y he apartado las malas. Y he aprovechado la luz que ciertas personas me han regalado.

Menciona la autoempatía, que de hecho es el título de unas canciones. El amor también está muy presente. ¿Esos serían los temas principales del disco?

–El amor y la autoempatía son dos temas importantes, sí. El amor de amistad, el de pareja, el platónico, el amor a la música… Y el amor incondicional a uno mismo. Quererse a uno mismo es el único camino para poder transmitir amor hacia los demás, hacia nuestra profesión… hacia todo. El amor es lo que nos hace sentir vivos, nos saca de nuestro aislamiento y nos confronta con la otra persona. Nos ayuda a vencer los miedos. También hay un componente espiritual dentro de este viaje. Soy lo que se denomina PAS, Persona Altamente Sensible, eso tiene su cara y su cruz, pero, si lo gestionas bien, es oro puro, porque sientes todo con más intensidad. Aparentemente puedo parecer más frágil, pero también tengo fortaleza porque he trabajado mucho mi mundo interior, y ahí la espiritualidad es necesaria. El Tao Te Ching se ha convertido en mi libro de cabecera. He abandonado la mirada irónica que mostraba en otras composiciones y también hablo de cosas más tangibles como los químicos naturales que segrega nuestro organismo: la serotonina, la dopamina, la oxitocina… Son disparaderos de felicidad. 

Musicalmente, en el disco se aprecia un gran paso adelante en cuanto a composición, producción, arreglos, instrumentación… ¿Qué papel ha jugado el productor, Fredi Peláez, y la banda? 

–Esto ha sido un crecimiento en todos los sentidos. Cuando conocí a Fredi Peláez y nos pusimos a trabajar en el primer disco, él vio que había canciones y eligió a la banda. Hubo una simbiosis entre Fredi y yo, pero empecé a conocer a los músicos en la gira. En este segundo disco ya nos conocemos todos muchos más y todo ha ido a favor. Si hay una palabra para resumir el proceso, diría que es magia. Todos los elementos están en su sitio, sin alardes, con mucha sutileza. Los músicos han dejado todo su arte, han hecho un trabajo magistral. Les estoy infinitamente agradecido. Este es un regalo que me llevo de por vida y creo que el público lo va a recibir así.

En 'Primavera Blues' (versión narrada), cuenta con la actriz de doblaje Nuria Mediavilla, que el público reconocerá porque ha puesto voz, entre muchas otras, a Angelina Jolie, Uma Thurman, Cameron Diaz, Kate Winslet…

–Efectivamente. Hay un componente en el disco, que es la reivindicación de la utopía y la lucha contra la distopía. Esta canción la imagino como un autobús, un hippy bus, al que va llegando la primavera y una musa, que ha sido Nuria, y la reciben mis principales referencias: Lennon, Cohen, Aute, Battiato, Piaf… Si hablamos de magia, hay que mencionar también esta colaboración. Nuria vino de Barcelona y la experiencia fue impresionante, una felicidad inmensa. Quería integrar en el disco otros lenguajes afines a la música: he cuidado las ilustraciones del libreto, que son preciosas, hay unas fotos muy artísticas de portada y contraportada… Todo está muy cuidado para que se pueda disfrutar y hojear. Soy baby boomer y no entiendo la vida sin lo analógico. Me adapto a lo digital, por supuesto: tengo que hacer la promo del disco, soy mi community manager, me autoedito… En esta canción, Nuria, dobladora de cine, recita sobre la instrumentación de los músicos. Era un reto y quería integrarlo. Si unimos el poder de la música con otras disciplinas artísticas, el resultado es maravilloso.

La presentación del disco será este domingo 10 de marzo, en la casa de cultura de Zizur. Imagino que después habrá más conciertos.

–No sé si sé más por viejo o por diablo. Con la gira de Instantánea descubrí que es mejor la calidad que la cantidad. Quiero que este disco tenga una larga vida, pero la paciencia y la confianza en uno mismo son esenciales. Las cosas vendrán cuando tengan que venir. Me voy fijando objetivos, y el primero de ellos era presentar el disco en Zizur, con una banda de lujo y en un espacio, la casa de cultura, que ya conozco porque he tocado ahí, que es precioso y que tiene mucha tradición de cuidar el arte y a los artistas.  

Se considera un corredor de fondo. ¿A dónde desea que le lleve ‘La corriente’?

–Hay mucha gente que se empeña en recordarte constantemente que esto es muy difícil, que es duro sacar adelante un proceso artístico… Eso ya lo sé, he superado esa fase y hago oídos sordos a esos mensajes. Lo quiera o no, creo que La corriente va a tener una vida larga. Estoy en una fase de que lo que no se da, se pierde. Tengo un compromiso conmigo mismo y con los demás de mostrar este álbum, ojalá pueda llegar lejos. En el empuje de esta corriente, el apoyo del público será fundamental. Acaba de salir el disco y la respuesta está siendo muy buena, parece que el público tenía ganas. Eso es muy gratificante, porque esto es un trabajo en equipo, un camino de ida y vuelta.