Coincidiendo con el Festival de Cannes, la aldea gallega de Cans, en O Porriño (Pontevedra), volverá a celebrar esta semana su modesta pero entrañable cita cinematográfica, centrada en los cortometrajes, con sus escasos vecinos volcados en su organización y proyecciones en cobertizos. En tal ámbito, el festival, que se enriquece con propuestas musicales, ofrecerá un homenaje a Kepa Junkera. “La idea es arroparle y darle cariño”, según el director del festival, Alfonso Pato, que, en colaboración con los vecinos, ha preparado un programa de actos que incluye la instalación de una placa con el nombre del trikitilari en el escenario –un gallinero auténtico– donde actuó hace una década. “Va a ser el primer músico del mundo con un gallinero con su nombre”, según Pato.

“Kepa es una persona muy querida aquí”, explica el periodista y director, que conoció a Junkera hace 10 años, cuando el músico vasco se desplazó allí para grabar su disco Galiza, con un repertorio de alalás, jotas, danzas, muñeiras y valses compartidos con Susana Seivane, Budiño, Luar Na Lubre o Cristina Pato, entre otros músicos y grupos. “Kepa es uno de los artífices que ha dado a la música tradicional una proyección universal, a partir de su manera virtuosa de tocar su trikitritxa”, indica Pato.

En una comida a tres bandas con Uxía, hace una década, surgió la idea de que Junkera participara en Cans cuando Pato le informó de que algunos músicos tocaban e improvisaban en un gallinero, incluidos Iván Ferreiro, Mercedes Peón o Coque Malla. “Se sorprendió y me dijo que quería ir y tocar. Le comenté que no le podía pagar como una actuación más, pero como él tocaba allí donde le apetecía, lo arreglamos. Y vino, tocó y resultó quizás lo más emocionante que he visto en los 20 años del festival”, explica su director.

Y lo hizo compartiendo gallinero con una fuente de la tradición gallega como Pazos de Merexo, acordeonista de la Costa de la Morte que contaba con 86 años. Hoy, aquel reducido escenario se ha convertido en “un espacio mítico”, explica Pato. “Es un gallinero abierto por arriba, con rejillas, un espacio de dos por tres metros apenas. Está en la parte de un camino y permite a la gente ver alrededor, como si fuera un escenario de 360 grados, con gente arriba, debajo, atrás… Es como un podio y antes de reventarlo, Kepa fue tocando por la aldea en comitiva”, resume.

Homenaje sentido

El regreso a Fisterra de Kepa el año pasado y el encuentro con Pato, con quien se “mensajea” con regularidad, fue el germen del tributo que recibirá este miércoles 22 en el festival, en el día de los vecinos de Cans. “Allí le dije que teníamos pendiente el bautizo del gallinero, que ya no se utiliza para conciertos, pero cuyos propietarios nos permitirían poner una placa con su nombre. Le hizo una gracia enorme ser el primer músico del mundo con tal espacio a su nombre, y se apuntó”, señala Pato.

El tributo, que se iniciará a las 18.00 horas y que busca “darle cariño”, incluirá diversos actos, no solo la instalación de la placa con su nombre en el gallinero. La idea es reproducir aquella kalejira –ruada en galego– que el trikitilari protagonizó hace 10 años, pero con él presente, ya que ha confirmado su asistencia. Allí, se descubrirá la placa y se rescatarán varias piezas audiovisuales en cobertizos con Kepa como protagonista, una de ellas, inédita, con el anciano Pazos de Merexo, y otra un videoclip compartido por el director Juan Lesta y el músico Fernando Fraga, que ha compuesto una pieza para el de Rekalde.

Pato adelanta también que habrá “muchas sorpresas”, especialmente por la noche, y que se contará con la presencia de músicos amigos de Junkera, como integrantes de Berrogüeto y el grupo de acordeones Os Petóns de Saiáns. “Acudirán músicos y seguidores en un programa preparado por los propios vecinos. La idea es hacer algo cercano y emotivo, a la altura del cariño y el aprecio que le tenemos en el contexto de este festival, y que estén involucrados los vecinos y las pandereteiras. Todo en un contexto de música popular. Seguro que surgirán más cosas, que es lo bonito, que el guion estalle por los aires”, explica el director.

Cine, sobre todo

La “pata principal” del Festival de Cans, aunque tenga programadas actuaciones de músicos, es el cine; concretamente, los cortometrajes. La cita cultural, surgida a raíz de un juego fonético con su homólogo de Cannes, aprovecha una decena de casas y cobertizos de los vecinos –son unos 350, pero crecen hasta no menos de 13.000 esta semana, para proyectar las cintas a concurso en un radio de unos dos kilómetros. “Los champines, tractores que se usan aquí para trasladar leña o hierba, llevan a la gente de casa en casa”, explica Pato.

En la programación de este año de este “festival muy arraigado” en Galicia, destaca la presencia del director y escritor David Trueba, que protagonizará un coloquio con los vecinos –forman parte del jurado– y que relevará a otros compañeros que pasaron por la plaza de la aldea como su hermano Fernando, Isabel Coixet, Fernando León de Aranoa, José Luis Cuerda, Gracia Querejeta o Juanma Bajo Ulloa. El premio de honor 2024 irá a parar a María Vázquez, protagonista de la película Matria, y habrá Champines de Plata para el actor Eduardo Rodríguez, el humor gráfico O Bichero, de Luis Davila, y Señora Fermina, de 99 años, “nuestra fuente tradicional de memoria”, según Pato, que nos advierte que “quien viene a Cans, vuelve”.