Cirauqui y Uterga acogen los últimos días el rodaje de Ombuaren itzala, un proyecto de Patxi Bisquert sobre la vida de su paisano de Zizurkil, Pello Mari Otaño. Un poeta y letrista que emigró tres veces a Argentina y a pesar de distintas vicisitudes logró mantener el espíritu del pueblo vasco en su obra. Un filme que recoge la última parte de la vida de Otaño que tuvo la visión de crear la copla en euskera con lo que marcó una nueva forma de expandirla, gracias precisamente a que las recogía por escrito en sus bertso-paperak. De esta manera, las letras de aquellas canciones lograron permanecer y con ellas también la figura de Otaño.

Sacar adelante este proyecto está suponiendo para Bisquert y sus colaboradores un trayecto muy largo pero también novedoso. Por un lado su puesta en marcha dura ya más de 13 años, que fue cuando Bisquert pidió a Koldo Izaguirre que escribiera el guión. “Estamos hablando del verano de 2011, por lo que me está costando hacer este filme más que a San Agustín escribir las Confesiones que dicen que tardó 12 años”, aseguraba con humor ayer Bisquert. Un proceso que arrancó con el proyecto moviéndose durante 8 años por las mesas de distintos productores sin éxito y que finalmente ha salido gracias a un inaudito proceso de producción que tiene como centro la recaudación de fondos por crowdfunding o por “auzolan”, como prefiere llamarle Bisquert. “Empezamos en 2020 en plena pandemia. Eso nos ha retrasado bastante porque yo pensaba que como mucho serían dos años y al final nos hemos ido a cuatro años. Pero eso sí, el trabajo ha sido muy interesante desde el punto de vista de dar a conocer a Otaño”. Asegura Patxi Bisquert que hizo más 150 presentaciones por todo Euskal Herria mostrandoel proyecto, además de entrevistas y encuentros. Por otra parte, se puso en marcha un proceso de venta anticipada de 30.000 entradas “algo que convierte al espectador en un pequeño productor” de las que todavía faltan de vender un 30%.

Rodaje

El equipo de rodaje aunque reducido, no pasó desapercibido en Cirauqui, “tengo que decir que recibimos mucha ayuda de los vecinos y vecinas de Cirauqui”, aseguraba ayer Juan Voltes, el auxiliar de dirección del filme. Y es que el rodaje de ayer se concentró en una de las bodegas de la localidad donde se afanaba todo el equipo junto con unos 20 figurantes de la localidad ataviados con la estética de finales del siglo XIX “es una moda que busca las vestimentas de la gente del campo de aquella época” aseguraban Ikerne Giménez y Leire Orella. También en la misma estancia se encontraba el set de peluquería en el que Katia Chivite y Eva Alfonso trabajaban en los trenzados “es lo que llevaban las niñas de aquella época” y también en los tocados. También mirando al monitor el fotógrafo Gabriel Berrero recoge los comentarios del director “es una gran experiencia a pesar del bendito caos que supone un rodaje”.

Entre los más activos de la jornada se encontraba el actor Joseba Usabiaga, que da vida a Pello Mari Otaño. “Creo que he llegado a comprenderle. Yo me pongo en la piel de este hombre y veo un señor muy cauto; de pocas expresiones, veo un poco de Quijote de rostro serio, educado, con una pizca de humor y poco expresivo”, definía este actor de Tolosa, apenas a 8 km de Zizurkil el pueblo natal de Otaño y Bisquert. “Me causa curiosidad cuando un personaje como Otaño tiene el nombre de la escuela o la plaza de su pueblo. En este caso se lo dedicaron a un poeta que fue un referente para mucha gente. Para mí es un honor representar a un personaje vecino”.

El tiempo en la segunda jornada en Cirauqui volaba entre tomas y repeticiones. El rodaje se alargará hasta el sábado en esta localidad y el domingo acabarán también en Uterga, donde se rodarán algunas de las escenas interiores. “También tenemos que rodar en la zona de Bortziriak y una imprenta en Estella-Lizarra: así la mitad de la película la rodamos en Navarra y la otra mitad está entre Guipúzcoa y Argentina” aseguró Patxi Bisquert antes de despedirnos y reincorporarse al rodaje de una bodega de Cirauqui convertida, gracias a la magia del cine, en una sidrería guipuzcoana del siglo XIX.