Críticas de libros: 'Orlando', 'Noche y día', 'Adiós,muñeca'...

Después de publicar piezas literarias tan vigorosas como Viaje de ida (1913) o Al faro (1927), la esencial escritora Adeline Virginia Stephen, conocida en el mundo entero como Virginia Woolf, publicaría Orlando, novela en la que la condición femenina es la esencia del relato. Ahora, Cátedra reedita dicha novela de 1928, si bien la nueva cita con la autora de Las olas no es una reedición cualquiera. En realidad, este nuevo Orlando, cuya labor editorial corre a cargo de Bernardo Santano Moreno, es una nueva visión de la obra, que también cuenta, en esta ocasión, con nueva traducción y un conjunto de notas muy útiles. Y este 2024 es, igualmente, el centenario de otra publicación de Virginia Woolf: el ensayo Mr. Bennet y Mrs. Brown, que brinda al lector la posibilidad de sumergirse en su oferta pero haciéndolo en aguas de otro género.

Tal oferta, nos brinda otras citas de categoría, como lo son El cuarto de Jacob y Entre actos, novela de 1941 que dio paso al desgraciado suicidio de la ensayista y narradora nacida en el Londres 1882 que brilló tanto en el contenido humanista como en la forma de sus libros, o en citas como la segunda novela de la autora: Noche y día (1919), obra que tiene mucho de narrativa. Night and day, que Montesinos presenta desde diciembre de 2023, es un espléndido retrato de época: la denominada Inglaterra eduardiana, trabajo donde se dan cita los diferentes caminos en busca del sexo y del amor y las relaciones entre personas bien diferentes durante años y décadas de tiempos difíciles.

Y, de este modo, lector y lectora pueden llegar a embarcarse de la mejor de las maneras imaginables en la evolución artística y emocional de Virginia Woolf. Se trata de una de las más interesantes escritoras de la primera mitad del siglo XX, a la cual sellos como Akal también ha prestado especial atención a lo largo del pasado año y todavía reedita algunas de sus obras, aquellas que, con el paso del tiempo, adquirieron una gran carga autobiográfica, algo presente en las citas de populares intelectuales en su casa de Bloomsbury. Es más: como recordaba hace varias décadas Luka Brajnovic, Virginia Woolf reconoció en su momento que, cuando las literaturas envejecen, “se quedan con un enorme montón de escombros, con un registro de momentos desaparecidos y de vidas olvidadas (...)”. No obstante, añade Brajnovic, la autora también creía que, “si nos entregamos al placer de leerlas, nos sorprendemos al tener ante nosotros las reliquias preciosas de las vidas humanas que hemos rechazado para que se pudran”.

Y todo ello es lo que el lector de estas y otras narraciones de Virginia Woolf puede hallar en dicha obra, la de una mujer que dio una enorme importancia al monólogo interior y a las existencias más singulares: las de sus personajes. Inolvidables personajes, los de relatos como Orlando y Noche y día. Son representaciones literarias de unas sociedades que afectan y vuelven a afectar de un modo negativo a ciudadanos y ciudadanas que no evitan ni pueden evitar el reconocimiento del sufrimiento de aquellas personas que no aceptan cualquier tipo de dominio del ser humano y, mucho menos, el orientado a hacerles la vida imposible. Son piezas literarias esenciales, como, no nos olvidemos de ella, Flush: una biografía, otra de las obras de Virginia Woolf que acaba de editar el sello Alma.

Thriller bélico y algo más

En diciembre del pasado año, Juan Sebastián ‘Chuso’ Noval presentó La última carta del cisne negro, thriller bélico que va más allá de la oferta clásica del género, pues supone la denuncia de unas personas deleznables: “Sofía y Kalina entendieron lo que pasaba y, por primera vez en sus vidas, experimentaron el miedo real. Una sensación muy diferente a la que creían conocer. Nada que ver con aquellas veces en las que los niños las arrinconaban para insultarlas y darles algún bofetón”. La novela está centrada en los primeros compases de la invasión de Ucrania por Rusia pero sus personajes podrían ser los de cualquier otro de los conflictos en los que el ser humano pierde todo atisbo de conciencia. Y es un relato convencido y convincente: “Yure seguía inmovilizado en el suelo. Los soldados ya habían terminado de registrar la casa en busca de más ocupantes, y no sabía lo que iban a hacer con él. Los escuchaba hablar, pero no lograba entenderlos. De repente, uno de ellos gritó señalando la parte trasera de la casa. El resto alzaron los fusiles al unísono, apuntando en esa dirección”. Novela, La última carta del cisne negro, no precisamente apta para lectores demasiado sensibles pero igualmente recomendable para todos y todas.

Los comienzos de Raymond Chandler

Francisco Alemán nos lo explica en Las literaturas de kiosko: “En palabras de un autor extraordinario, solitario en el género, Raymond Chandler –el creador de Philip Marlowe–, había que sacar el asesinato del jarrón veneciano, y llevarlo a la calle”. Cierto: Chandler terminaría siendo considerado como uno de los renovadores de la novela policíaca, a la cual dotó de una enorme entrega de acción y unos escenarios profundamente ciudadanos desde la publicación de su excelente debut: El sueño eterno (1939).

Un año después, 1940, el autor de El largo adiós consolidaría dicho personaje, Marlowe, en la que, según muchos especialistas y lectores, se trata de su mejor novela, obra adaptada a la gran pantalla, al teatro y la radio cuando otro grande de la novela negra, Dashiell Hammett, ya triunfaba en el género desde la publicación de su primera novela: Cosecha roja, en febrero de 1929, si bien los personajes de Chandler cuentan con una mayor carga irónica que los de Hammett.

En lo referente a Farewell, My Lovely, debe reconocerse que es uno de los mejores ejemplos de novela negra centrada en los bajos fondos estadounidenses, algo de agradecer al sello DeBolsillo, que ahora mismo reedita el contundente relato.