Cómo llega Kokoshca a este nuevo trabajo? El disco anterior funcionó muy bien, luego sacaron un epé, no han parado de tocar…
–El disco anterior funcionó muy bien, sí. Nos dijeron que era nuestro mejor disco, dimos un salto. El verano del año pasado ya teníamos algunas canciones y cogimos la fecha de grabación para noviembre. Iñaki y yo nos encerramos todo el verano, todas las mañanas, a componer. Era la primera vez que lo hacíamos así, partiendo casi de la nada, y nos dimos cuenta de que, con trabajo, al final las cosas salen. Al principio da mucho miedo, porque estás como frente al abismo de que no te salga nada, pero las canciones empezaron a nacer.
¿Tuvieron claro desde el principio el concepto de la juventud?
–No, lo que pasa es que, cuando ya teníamos como la mitad del disco, Iñaki dijo que el concepto estaba saliendo solo y era la juventud. No hablamos de la juventud desde la nostalgia, porque puedes tener muchísimos años y ser super joven de espíritu. Lo que nos gusta es esa manera de estar en la vida, ese ilusionarte con las cosas.
Con el disco anterior hicieron un ejercicio de buscar la melodía perfecta, la canción redonda. Me da la sensación de que en este han seguido misma premisa.
–Sí. Nos hemos dado cuenta de que se nos da bien hacer hits. De hecho, nos dicen que este disco es mejor que el anterior. Raúl, el que lo grabó, nos dice que este disco es como un “greatest hits”, que todas las canciones son muy redondas.
¿Cantan a la juventud para celebrarla o porque la empiezan a echar de menos?
–(Risas). Cantamos a la juventud desde todos los puntos de vista. Creemos que la energía de la juventud es super guay: enfrentarte a todo como de nuevas, ilusionarte, querer vivir, no parar por más que vayas cumpliendo años, querer exprimir la vida a tope, aprender siempre más cosas, vivir más experiencias… Y la energía de los jóvenes, esa rabia nos encanta. Cantamos desde ahí. Pero también es cierto que nos vamos haciendo mayores y hay un punto de nostalgia y de recordar cosas, porque cada vez tienes más recuerdos.
Lo preguntaba porque en el disco hay de todo: cantos a la inconsciencia, huida de las responsabilidades, del trabajo o incluso de la vida familiar, pero también la certeza de que el tiempo ha pasado: el barrio ha cambiado, los amigos ya no están… O ese “veo mis sueños arder, se esfuma mi juventud” de la última canción.
– Sí. El otro día, una periodista nos dijo que para ella, las canciones de Kokoshca se dividían en tres temas: echar de menos a alguien, no querer irte a casa cuando sales de juerga y no trabajar (risas). Siempre hay esas cosas, pero igual cada vez es desde un punto de vista más maduro, cada vez tienes más vivencias… Siempre nos encanta usar el humor, para nosotros es una manera de estar en la vida ante cualquier adversidad. Utilizamos mucho la ironía.
Se ha dicho muchas veces que el rock estimula el complejo de Peter Pan. ¿Tener una banda es una forma de alargar la juventud?
–Total, sí. Lo siento por la gente que no tiene un grupo y no puede vivirlo, pero es una experiencia increíble. Tener el grupo, vivir todas las penurias, las alegrías, tocar… Quieras que no, te mantiene joven, porque estás en contacto con gente joven y vives todo el rato esa energía. Igual es ser Peter Pan siempre, pero es que no lo veo malo.
El disco empieza y termina con palabras de Pepe Mujica. ¿Por qué?
–Admiramos a Pepe desde que lo conocimos como presidente de Uruguay. Es una persona que parece un abuelito entrañable, pero, por otro lado, por sus discursos y su forma de estar en la vida tiene un espíritu super joven. El disco se iba a llamar La juventud y descubrimos el discurso que hemos puesto al principio, que es un discurso que dio a los jóvenes de una universidad. Encajaba perfectamente. Y lo que dice al final del disco, también: estamos muy de acuerdo en esa filosofía de vida de necesitar poco. Lo que más necesitamos es tiempo para hacer lo que nos da la gana.
Estilísticamente, el disco vuelve a ser muy variado, toca muchos palos.
–Sí. Podemos tocar de todo y suena a Kokoshca. Nunca habíamos hecho una canción dub, hemos metido ritmos tipo Happy Mondays, un poco Manchester, cosas más de baile… Podemos estar ahí tocando cualquier estilo, sin complejos, pero siempre suena a Kokoshca, o eso queremos creer.
Han anunciado las primeras fechas de la gira, pero de momento no hay nada en Pamplona.
–Ya. Nos da mucha pena, pero es que Pamplona es una ciudad en la que hemos tocado poco. Nunca hemos tocado en Sanfermines, por ejemplo, esa es una espinita que tenemos en el corazón, porque siendo pamplonicas… Ojalá pase. Queremos tocar en Pamplona, por supuesto. Aquí hay salas grandes, pero hacen falta salas medianas. De momento, el 15 de noviembre tocamos en San Sebastián (Dabadaba), que está cerca.
Kokoshca tiene una propuesta muy personal y edita sus discos en un sello independiente. Eso antes limitaba mucho, pero ahora hay grupos equiparables a ustedes que han dado el salto a públicos más amplios.
–Nunca hemos tenido una militancia por estar en el underground. Hemos seguido nuestro camino y hemos estado en esa escena, pero el grupo está encantado de crecer. Hemos tenido un recorrido ascendente, poco a poco, pero siempre a más. Si supiésemos a qué tecla hay que darle para hacernos como El Columpio Asesino, la apretaríamos, obviamente. No hay ningún miedo a salir del underground.
Actualmente, para llegar a audiencias más grandes parece que hay que tener el beneplácito del algoritmo, ¿no?
–Lo del algoritmo y las redes es un arma de destrucción masiva. En cierto modo, el algoritmo tiene sus parámetros y favorece unas cosas y otra no. También hace que se cree una visión que creo que es poco realista de las cosas. Hay proyectos que nunca han tocado en directo y parece que son grandísimos porque el algoritmo les ha favorecido y tienen un montón de escuchas, pero no son proyectos consolidados, con un directo y demás. Igual tocan un día y hay veinte personas. Cada vez hay más separación entre el algoritmo, las redes, la música digital y todo eso, y la realidad, los conciertos, la gente, el contacto… Me gustaría que la gente tendiera más hacia lo real que hacia los algoritmos. Pero es complicado, porque la visión de un promotor es mirar los números, las escuchas y demás. Kokoshca nació mucho antes de que existiese Spotify. Un grupo que nace ahora lo puede tener más fácil, porque los algoritmos favorecen las novedades. Vivimos en la sociedad de las novedades: lo nuevo, el scroll, actualizar… Eso pasa con los grupos también.
En tiempos de algoritmos, singles y listas de reproducción, Kokoshca saca discos conceptuales…
–Seguimos haciendo discos para que la gente los escuche enteros. Hay quien lo sigue haciendo, pero cada vez menos. La gente escucha trocitos de canciones. Estamos en la era de la dispersión. La cosa es seguir tu camino y olvidarte de todo eso. No querer gustar al algoritmo. Si le gustas bien, y si no, también. Intentamos ser auténticos y seguir nuestro camino