El 29 de junio es un día especial: el de 1905, nace Manuel Altolaguirre y el de 1975, hace medio siglo, fallece Dionisio Ridruejo. El primero de ellos, reconocido poeta e impresor de Málaga, es el autor de obras como Las islas invitadas (1926), La lenta libertad (1936) o Fin de un amor (1949), si bien todavía verían la luz en 1960 sus Poesías completas, publicadas tras su fallecimiento el año anterior en accidente de tráfico camino de España desde el exilio.
Ridruejo, que llegaría a ser uno de los poetas mejor considerados de cuantos formaron parte del bando político nacional y luego se mostrarían críticos con él desde filas democráticas, mostraría dichos sentimientos en libros como Elegías (1948) o en Casi unas memorias, ya de 1976, igualmente un año después de su muerte. Y ese 29 de junio, en este caso el de 1805, quien nace es el magistrado y esritor Alexis de Tocqueville.
La democracia en América (1835-1840) y El antiguo régimen y la revolución (1856) son sus obras esenciales, en las que estudia el desarrollo de las políticas de Estados Unidos y Francia en décadas de supuestos cambios importantes. Por su parte, La larga marcha (1956), Esta casa en llamas (1960) y La decisión de Sophie (1979) son lo más destacado de la obra del estadounidense William Styron, nacido el 11 de junio de 1925, hace cien años.
Un 6 de junio, el de 1875, siglo y medio atrás, quien llega a este mundo es el gran escritor alemán Thomas Mann, autor de La muerte en Venecia (1912) y La montaña mágica (1924), la cual cumplió sus cien años el pasado 2024, notables obras que siguen a otras no menos interesantes, como Los Buddenbrook, de 1901. Y el 21 de junio de 1905, llega a este mundo en París el filósofo y escritor Jean-Paul Sartre.
La novela La náusea (1938) y ensayos como El ser y la nada (1943), Crítica de la razón dialéctica (1960) y Apología de los intelectuales (1972) son los nombres de algunas de las obras de quien fuera desde joven un hombre comprometido a nivel político en posiciones izquierdistas y de quien tuviera como meta la necesidad de lograr la libertad del ser humano, algo que, en su existencia, no resultó nada sencillo.