Le traen de vuelta a casa dos importantes motivos, la proyección de la película Todo lo que no sé en la Muestra de Cine y Mujeres de IPES, y la gala de los Max que acogerá el lunes el Teatro Gayarre. ¿Cómo se siente?

Pues mira, justo llevo un tiempo diciendo que me apetecía bastante volver a casa, poder tender lazos también con Navarra porque me fui muy joven, casi recién cumplidos los 18. Y es verdad que no te da tiempo a hacer vínculo. Lo he hecho todo en Madrid y me apetece mucho tender lazos aquí, y justo ahora ha cuadrado.

¿Qué le gusta hacer o adónde le gusta ir cuando vuelve a Pamplona?

Cuando vengo, la verdad es que suelo venir a descansar. Así que hago pocos planes, porque la vida en Madrid a veces tiene tanto de socializar que cuando vuelvo aquí prefiero estar en casa con mi padre, con mi hermano... Tengo una perra y me gusta pasear debajo de casa que está el río, a veces bajar a Eslava cuando ya empieza a hacer buen tiempo, estar en el pueblo, cerca del olivar, porque tenemos olivos... Tranquilidad.

La gala de los Max rendirá homenaje a su primer maestro en el teatro, Ignacio Aranguren. ¿Cómo recuerda esos inicios en el Instituto Navarro Villoslada?

Buah..., pues lo recuerdo como estas cosas de la vida que aparecen y son un regalo, una casualidad o no sé muy bien si el destino, porque no se me ocurre mejor sitio para empezar a hacer teatro que el Navarro Villoslada. Y que Ignacio confiase en mí, porque me ayudó mucho a prepararme las pruebas de la RESAD... Yo descubrí que quería ser actriz ahí. Gracias a trabajar con Ignacio dije: ah, pero si esto es lo que quiero hacer. Y luego él me ayudó mucho, me impulsó a prepararme las pruebas de la Escuela Superior, me ayudó con la beca de la Fundación Coca-Cola... fue mi gran impulsor, junto con mi padre.

“Somos una generación que nos movemos en una precariedad laboral que quizá hace que la ansiedad tenga sentido”

Parece que tuvo muy pronto la vocación, o al menos una intuición firme que decidió seguir, que le llevó primero a Madrid, luego a Nueva York, de ahí a trabajar con grandes dramaturgos, entre ellos otro navarro, Alfredo Sanzol, quien también tendrá su papel en esta gala de los Max. ¿Cómo es trabajar junto a él?

Alfredo tiene una cosa que yo creo que es un poco de carácter navarro, esta cosa como muy llana, muy natural, muy honesta. Alfredo tiene eso trabajando. Él escribe sus propios textos, entonces muchas veces escribe los personajes pensándote como actor o como actriz. Y claro, luego lo pones en palabras y te suenan las cosas, porque sabes claramente que lo ha escrito un poco pensándote. Y para mí es eso, sobre todo la naturalidad, la facilidad y honestidad que tiene el teatro de Alfredo.

El año pasado vivió la gala de los Max como premiada, desde una posición muy diferente a la de este año; ahora le toca conducir algunos momentos de la entrega de premios.

Sí, no es que vaya a ser yo la conductora de la gala, Ana (Maestrojuán) no quería que hubiese un presentador o presentadora. Yo tengo un momentito al principio con Ane Sagüés, y un momentito al final y sí que entrego un premio, pero no conduzco la gala, que quede claro; simplemente la abro un poquito al principio y la cierro.

Natalia Huarte, durante la entrevista. Iban Aguinaga

¿Cómo recuerda la gala del año pasado en la que se llevó el Max a mejor actriz por Psicosis 4.48?

Madre mía..., es que es tan diferente estar ahí sentada pensando que estás nominada... Yo la verdad que lo viví muy tranquila porque estaba prácticamente convencida de que se lo iban a dar a Vicky Luengo. Esa es la realidad. Entonces, yo me desperté muy tranquila. Recuerdo que mi representante me llamó: eh, Natalia, ¿dónde estás?. Y yo: En la cama. Y me dice, ¿pero no estás nerviosa? Y yo, no, no, se lo van a dar a Vicky. Y sí es verdad que cuando se fue acercando el momento, mi padre por la mañana me dijo que me preparase algo, por si acaso y, claro, hizo muy bien porque gracias a habérmelo preparado, luego estuve bastante tranquila recibiéndolo. Fue uno de los días más bonitos de mi vida, la verdad.

“Me encanta que estemos aquí tantos navarros dando premios y participando artísticamente de los Max; va a ser una gala muy elegante”

¿Y cómo se siente ante la gala de este lunes en su ciudad natal? Imagino que la tensión o el disfrute serán diferentes a cuando estaba nominada. Va a ser además una gala muy local, se ha hablado de eso, va a ser muy km 0.

Sí, totalmente, eso me encanta. Que de repente estemos aquí muchísimos navarros tanto dando premios como participando artísticamente de la gala. Y la vivo con nervios también, tengo mucha ilusión y nervios desde otro sitio, de que a Ana le salga bonita la gala, y creo que sí, que va a estar muy bonita y muy elegante.

¿Cómo ve la salud del teatro a nivel estatal, y también en Navarra?

Pues mira, el teatro siempre está, o así lo sentimos un poco los que lo hacemos, en una cuerda floja; o sea, siempre acaba sobreviviendo a todos los cataclismos, pero no sabemos muy bien cómo. Tienes esa sensación de que pende un poco de un hilo. Y ahí por ejempleo yo creo que es muy importante que esta gala de los Max venga a Pamplona, que el año pasado fuese a Tenerife, para descentralizar y que se apueste por los teatros locales. Por la diversidad lingüística, por las diferentes formas de hacer...; necesitamos que el resto de las comunidades conozcan ese tejido y que no todo se quede solamente en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Y también que en el momento político actual que tenemos reconozcamos la diversidad que hay dentro del propio territorio nacional. Y para eso es importante descentralizar y pensar diferente, y ojalá que los políticos se den cuenta de que la cultura es importante porque cambia a las personas. Nos hace salir un poco de nosotros mismos y conocer otras realidades, y eso hay que ponerlo en valor en este momento histórico que estamos viviendo, muy peliagudo.

Le ha traído también a Pamplona estos días el cine, la película Todo lo que no sé de Ana Lambarri en la que da vida a Irati, que es la hermana de la protagonista, Laura, interpretada por Susana Abaitua. ¿Qué le está aportando este trabajo?

Yo con Irati tuve una una relación complicada pero maravillosa a la vez porque es la hermana de la protagonista, Laura, y es una hermana con una forma muy cerrada de ver la vida, demasiado cerrada. Para ella las cosas son como son. Y a veces necesitamos abrir nuestro prisma y atrevernos a mirar al otro y a preguntarle, ¿cómo estás?. Y atrevernos a escuchar la respuesta, porque a veces preguntamos y no nos apetece mucho escuchar lo que nos van a responder. Y a Irati le pasa un poco eso, ella prefiere no preguntar porque tiene las cosas demasiado claras. Me gustó mucho meterme en una persona que tiene tanta rigidez, en cuanto al orden, a cómo hay que hacer las cosas. Es bonito verte reflejada en personajes o no verte reflejada y que esos personajes te hagan pensar, precisamente porque no son exactamente como tú.

“Las mujeres en el cine se están abriendo a otros temas y a nuevas formas de trabajar, y lo estamos notando actores y actrices”

Es una película que aborda el tema de la comunicación en el entorno familiar, los vínculos afectivos, los cuidados, las imperfecciones de las madres, de las mujeres en general, que no se han visto mucho reflejadas en la pantalla...

Sí, habla bastante de la imperfección y de la imperfección de las mujeres, la verdad, que no tenemos que ser esas mujeres diseñadas no sé muy bien por quién respondiendo a no sé qué cosas. Y habla de la salud mental, porque el personaje de Laura, la protagonista, tiene un nivel de ansiedad bastante alto y creo que apela mucho a una generación, a que nos movemos en esta precariedad laboral, no sabemos muy bien hacia dónde donde encaminar nuestra vida... Se habla también de la maternidad, de cuándo estás más completa como mujer; y de las relaciones con los hombres, con las parejas. Y todo va un poco de la mano de esta sensación de precariedad que tenemos, se habla mucho de una Generación de Cristal y a veces cuando no puedes pagar un alquiler y todo en la vida sigue subiendo, pero tus sueldos no están a la par de los precios que hay en el mercado y el capitalismo sigue comiéndose terreno, pues igual de repente la ansiedad tiene sentido, ¿no?

El cine social español está reflejando en los últimos tiempos esa realidad que nos toca...

Sí, y de la película de Ana Lambarri me interesa que, siendo una historia escrita y dirigida por una mujer con muchos personajes femeninos, aborda también el tema de la clase, que a veces se nos olvida un poco. Tanto de las clases con dinero, como podía ser en la serie Querer que estrené con Alauda Ruiz de Azúa, que habla de cómo la violencia de género también está incluida en las clases altas; como de las clases más obreras y más trabajadoras, que están empezando a estar en el cine, en películas como Los Tortuga, y esta historia de Ana Lambarri, Todo lo que no sé. Eso es importante que se cuente en la pantalla.

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¿Tenían que coger las riendas las mujeres para que se abran estas nuevas miradas? Sin caer en el tópico reduccionista de decir que hay un cine de mujeres...

Claro, totalmente de acuerdo, ¿qué es un cine de mujeres? Pero es verdad que las mujeres en el cine se están abriendo a otros temas. Y a nuevas formas de trabajar, eso sí que últimamente lo estamos hablando, al menos en mi entorno, tanto hombres como mujeres, actores y actrices, que notamos diferencias en los equipos dirigidos por mujeres. Y ahí hay por lo menos una pregunta que lanzar, ¿no? Porque si todos lo sentimos, algo estará pasando. Notamos un cambio en la manera de comunicar, en los tiempos a la hora de dirigir, en cómo están cuidados todos los detalles desde el vestuario hasta el maquillaje...Y gracias a que se está dando espacio a las mujeres se está abriendo el cine a temáticas, debates, diálogos que son necesarios en la sociedad; sobre todo es necesario que nos hagamos preguntas. Y que las mujeres sigamos teniendo espacios. Es que me parece impensable que no los tengamos, es muy fuerte que no los hubiera antes.