El Museo Muñoz Sola de Tudela aloja desde hace unos días la exposición Paisajes ajenos, de la artista plástica navarra Marian Bandrés (Pamplona, 1969). La muestra, que estará abierta hasta el 7 de septiembre, invita al público a realizar una profunda reflexión sobre diferentes realidades que, por su lejanía, a menudo pasan inadvertidas.
“La muestra trata sobre aquello que no vemos o no queremos ver, lo que nos resulta ajeno por lejano. Las bombas y los conflictos suceden en otro lado, ocurren en la distancia. Pero hay, además otro tipo de destrucción del paisaje, motivado por la acción del desarrollismo humano. Ambas son un reflejo de la destrucción de la humanidad”, afirma la pintora y profesora de la Escuela de Arte de Huesca.
Especializada en la técnica del collage y pintura, Marian Bandrés presenta una selección de su obra que abarca desde el año 2007 hasta la actualidad. Como ella misma describe, su proceso creativo es lento y meditado y a través de él articula una manera diferente de acercarse a los conflictos, tanto desde el punto de vista pictórico como conceptual. En ese sentido, sus trabajos abordan temas cruciales como la realidad social, las guerras, el medio ambiente y la situación de la mujer, aunque le preocupan los conflictos humanos en un sentido amplio.
“Me interesan estos temas porque afectan a todo el mundo, a cada persona, en mayor o en menor medida. Los paisajes en los que hemos nacido o crecido o los conflictos que distorsionan los paisajes que se encuentran a miles de kilómetros también acarrean importantes consecuencias para cada persona, aunque no nos demos cuenta”, afirma. La artista explica, asimismo, que, a través de la técnica del collage, su trabajo “propone un acto de comunicación diferente”, una reflexión a quien vea su obra “mediante la combinación de noticias publicadas en prensa con la pintura”.
Como ejemplos, sus trabajos hacen mención a la situación de Gaza o a las guerras en la República del Congo. También a la deforestación generada por el consumo sin medida.
Partiendo de noticias publicadas, Bandrés retoma las fotografías y las incorpora a la obra, integrándolas con la pintura. “Si la fotografía es la parte icónica, la pintura es el medio plástico que me permite reelaborar el discurso, establecer relaciones y nexos entre acontecimientos aparentemente dispares pero que forman parte del mismo paisaje humano”, indica Bandrés.
Un acto de protesta
La creadora concibe su obra como “una manera de explicarme el mundo y como un acto de protesta”. Y añade que le interesa averiguar “qué es lo que queda fuera del encuadre para focalizar los efectos devastadores de las acciones humanas”. Para Marian Bandrés, “lo importante es cambiar el punto de vista para rescatar las voces, las miradas, los sentimientos de esas personas que han sufrido”.
Cada cuadro de la exposición se exhibe acompañado de cartelas donde los títulos funcionan como referencia a acontecimientos concretos. Sin embargo, la artista invita al público a “dejarse llevar por la respuesta estética y emocional que la obra nos provoque”. Marian Bandrés enfatiza que “la obra no busca confrontarnos con el drama, sino que propone una mirada responsable ante los retos de la humanidad, escuchar las emociones y asumir que también somos parte de ello”. Su deseo final es que “los paisajes ajenos no lo sean tanto” para quien mire y vea su obra.