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Amaia Romero brilla en el Sonorama, en el que Arde Bogotá toca el cielo

La banda murciana se convierte en la gran estrella del festival burgalés en el que también brillaron Duncan Dhu y la pamplonesa Amaia Romero

Amaia Romero brilla en el Sonorama, en el que Arde Bogotá toca el cieloPaco Santamaria | EFE

Se suponía que iba a ser legendario. Todo apuntaba a que lo que acontecería en el escenario Ribera del Duero de la vigésima octava de Sonorama iba a pasar a los anales de la historia del festival. Y se ha superado con creces. Arde Bogotá ha conseguido situarse por méritos propios en el top de las actuaciones del festival con su show ‘Eclipse’, un impresionante compendio de luces, montaje y, sobre todo, música que sin duda se recordará durante mucho tiempo. Amaia Romero también brilló en el festival e hizo las delicias de los más jóvenes con su actuación.

Arde Bogotá ofreció un gran espectáculo. Antes de que sonara el primer acorde ya ha apuntado maneras. Primero, sirviéndose de la más pura estética Starwars, para reconocer a todos los que hacen posible Sonorama. Luego, con un espectáculo de drones que finalizó nombrando a los protagonistas de la noche, Arde Bogotá.

Antonio García, cantante de Arde Bogotá, en el concierto de la noche del sábado junto al guitarra, Daniel Sánchez.

Y desde ese momento, se desató todo un universo de efectos visuales y música, acompañado de vez en cuando con las palabras de su vocalista Antonio García que llevaron a las cerca, probablemente más, de 40.000 personas que asistieron al concierto a todo un clímax musical, por momentos a ese exoplaneta al que cantan los cartagineses en el que lo único que importó fue disfrutar del momento y de la propuesta musical que se les transmitía.

Cada uno de los temas fue una experiencia única. Veneno, Abajo, El Beso, Tijeras fueron las primeras canciones que inundaron el aire arandino. Mientras, un ya de por sí modificado escenario principal modificado para dar cabida a una pequeña pasarela que acercaba a los murcianos al público se convirtió en una gasolinera con cuyos surtidores ha jugado el cantante.

Juegos de luces para trasladar a los espectadores a un lugar que bien podría estar al pie de la A3 a la que han convertido en protagonista de una de sus tonadas que de repente volvía a modificarse para recrear una luna de sangre o el eclipse que da nombre al show mientras sonaba ‘Te van a cambiar’. O desempolvar y proyectar en las pantallas una foto de su primera actuación en Aranda de Duero. Como no podía ser de otra manera, en la plaza del Trigo.

Hubo momentos también para gozar con Qué vida tan dura y Flores de venganza, desplazarse hasta ese Exoplaneta 571-/7A, escalar La torre Picasso y bailar con el dolor mientras 40.000 gargantas corean a todo pulmón, convertirse en Cowboys de la A3, presentar a un conjunto de cuerda para cantar Virtud y castigo y Copiloto y rendirse por completo, si no se había hecho ya con Salvación, Los perros antes de cerrar definitivamente lanzando al aire, a voz en grito, la canción de mierda de su Cariño.

Más de 90 minutos de concierto que cumplieron de largo todas las expectativas que había despertado.

Duncan Dhu y Amaia Romero

Arde Bogotá no fue lo único destacable de la última jornada nocturna de Sonorama. Duncan Dhu demostró que, 40 años después, mantienen la fortaleza y el vigor que les hicieron triunfar cuando comenzaron y arrancaron las palmas, los bailes y los cantos con sus temas de hoy y con los de siempre, Esos ojos negros, Jardín de rosas y, sobre todo, Cien gaviotas y En algún lugar de un gran país.

Amaia Romero hizo las delicias de los más jóvenes, aunque otros, quizás más añosos, pensaban que, sin dudar en ningún momento de su calidad musical que demostró ante el piano, el arpa o la guitarra o taconeando algunos ritmos, quizás era demasiado melódica para ese momento.

La La Love You, Dorian, Don Patricio, Delaporte y Ley DJ fueron los encargados de cerrar, por este año, los conciertos en el Picón.