A lo largo de su carrera se ha acercado a distintos géneros: pop, folk, copla, bachata, reggaeton…¿Qué tiene que tener un género, un estilo, para que le seduzca y decida incorporarlo a su música?
–Mmmm… Buena pregunta. Lo primero es que me guste, que por alguna razón me seduzca, porque me interesa el tipo de groove, por ejemplo. Hay muchos motivos por los que te puede gustar un género. Tiene que ser un estilo de música que, por alguna razón, alguna canción me haya llegado y me haya hecho poner interés en ese estilo musical. Siempre hay una primera canción que llega, a veces por casualidad o a veces fruto de un encargo. Lo del reggaeton, por ejemplo, fue un encargo por parte de Movistar, que estaban haciendo un programa y querían que hiciera una versión de un reggaeton; la verdad es que yo estaba bastante cerrada ante el reggaeton, pero estuve escuchando canciones y al final encontré una de Karol G que me pareció bonita. Al meterme ahí y versionarla, empecé a escuchar el reggaeton de otra manera. Siempre hay una canción que llama a la puerta.
Cuando se mete en un estilo nuevo para usted, ¿cómo lo afronta? ¿Como un ejercicio de estilo, intentando hacer algo dentro de los cánones del género? ¿O intenta coger elementos para fusionarlos con su manera de hacer, trayéndolos a su terreno?
–Depende. En algún caso he intentado hacer un ejercicio de estilo. Por ejemplo, con la última bachata que hice, estuve escuchando bachatas y quise hacer una bachata, porque es algo que nunca he hecho y fue un poco ejercicio de estilo. Pero luego, inevitablemente, como ya llevo mucho tiempo haciendo canciones, se filtran ya tus tipos de melodía, tus tipos de letra… Es como un mix. Mi letra se ve también influenciada por el estilo de la bachata y viceversa. Mantengo algunos elementos que tienen que estar. Para que se entienda que es una bachata, por ejemplo, el patrón rítmico o el estilo de las guitarras, pero la armonía quizá pueda variar sutilmente. No sé, siempre hay un poco de experimentación.
Algunos de estos estilos le quedan generacional y temporalmente más cercanos, pero otros, como la copla, le pueden resultar, a usted y a su público, más lejanos. ¿Le preocupa que la gente que le sigue pueda asimilarlo bien?
–Bueno, ahora no mucho, pero la verdad es que el disco de María canta copla salió hace diez años y por aquel entonces no estaba tan de moda lo de recuperar el folclore. Ahí sí que era más arriesgada la apuesta y hubo gente que se sorprendió. Hoy en día creo que hay un montón de propuestas que están recuperando la jota, la copla o el flamenco, está muy en boga, con lo cual ahora casi que es muy actual, digamos.
Menciona los diez años del disco este de María canta copla, y uno de los proyectos que tiene entre manos ahora mismo es, precisamente, una gira conmemorativa de este álbum, ¿no?
–Sí. Este es un disco importante en mi carrera y me hace ilusión celebrar su aniversario, porque al final fue un disco que me abrió bastantes puertas a nivel nacional. Yo era un artista más localizado en Cataluña, tocaba mucho por allí, y a raíz de este disco noté que se expandía el interés.
Recientemente ha sacado un single con Idoipe, dos canciones basadas en leyendas de los Pirineos.
–Sí, este es un trabajo que vino por su parte, me propuso hacer una colaboración y unimos su mundo, que recupera el folclore a través de la electrónica, con el mío. Pensamos que una manera de encontrar un territorio común para sacar las letras podría ser pues recuperar leyendas pirenaicas, que es lo que une Cataluña y Aragón.
Ha escrito también la banda sonora de la película También esto pasará, incluyendo algunas canciones ya existían, pero creando otras expresamente para la película, ¿no?
–Sí. Muchas canciones estaban, algunas son de 2022, de mi último disco, y otras estaban preparadas para mi nuevo disco, pero decidí incorporarlas a la banda sonora. Luego está la parte más incidental, más instrumental, que se hizo para la película. Esa parte la escribí a partir del guion. La película es la adaptación de una novela; primero me leí la novela y luego el guion. Dio la casualidad de que yo estaba trabajando el duelo y las canciones tenían mucho de eso, del duelo, y justo me cae una película que va del duelo. Fue una de estas coincidencias un poco mágicas que hacen que todo tenga un sentido extraño e indescifrable.
En noviembre sale su nuevo disco, del que se conocen ya cuatro adelantos en los que colabora con Delafé, Califato 3/4, Paco Pecado... ¿Qué nos puede contar de ese nuevo álbum?
–Este disco tiene que ver con el mundo romántico otra vez, pero desde otro lugar, desde la obsesión. Pretende jugar a desdibujar esa línea que a veces es tan estrecha entre la locura y el romanticismo. Juega con la idealización romántica, esto que nos han vendido, como muy Disney y que a veces puede rozar casi lo patológico. Me interesaba hacer una exploración de este tema. Bueno, es más complejo que esto, pero este podría ser el resumen.
Todos sus discos suelen tener una idea conceptual: Lilith hablaba de las brujas, Fuimos los dos trataba sobre una ruptura… ¿Cómo lo hace? ¿Primero tiene una idea y se pone a escribir sobre ese tema? ¿O digamos que va componiendo canciones y es después cuando empieza a verles el nexo común y el concepto?
–Suelo empezar con el concepto, y muchas veces se entrelazan entre discos. En Lilith estuve investigando sobre brujas, y encontré una que era de Cadaqués, que se llamaba Lidia y que estaba enamorada obsesivamente de un escritor muy joven. Ella se codeaba con Dalí, por eso es medio conocida, y desarrolló una patología que se llama erotomanía, en la cual uno piensa que la otra persona también está enamorada de ti, cuando no es verdad; ella le escribía cartas a este escritor y él nunca le respondía, pero ella se imaginaba que a través de los artículos que este escritor iba publicando, le estaba respondiendo de manera oculta. Toda esa historia me fascinó y fue lo que me hizo darle vueltas a este tema de cómo el enamoramiento a veces se puede convertir en una proyección fantástica, que es de lo que trata este nuevo disco.
¿Y eso surgió cuando escribía Lilith?
–Sí, eso lo descubrí haciendo el disco de brujas, por eso digo que, a veces, cuando me meto a investigar sobre la temática que me interesa para un disco, puedo hallar algo que me propone una idea nueva para los discos siguientes.
Lo preguntaba porque Lilith salió en 2020, ha estado madurando la idea todo este tiempo.
–Sí. Son ideas que se quedan ahí, en el tintero. Luego vino otro disco, Fuimos los dos, el de la ruptura, que fue un disco más personal, tenía que ver con una ruptura real, así que aparqué la idea porque aquello era más urgente.
¿Cómo va a ser el concierto de Pamplona? ¿Va a haber un poco de todo lo que hemos hablado, o va a estar centrado en alguno de los proyectos en concreto?
–Va a haber un poco de todo. La organización tiene interés en el tema de las coplas, así que las coplas van a estar, y luego también habrá algunas canciones anteriores y quizá alguna nueva. Vamos con un formato reducido, estará Guillermo con la guitarra eléctrica y yo con la acústica. La parte electrónica no estará muy presente, pero haremos alguna adaptación, seguro.