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Tony Grady expone sus collages en la Biblioteca de Yamaguchi

En su primera exposición en años, el artista inglés, afincado en Navarra desde 1989, emplea el equilibrio, la armonía y la proporción para crear piezas

Tony Grady expone sus collages en la Biblioteca de YamaguchiCedida

Veinticuatro collages de pequeño formato integran la primera exposición en Pamplona en muchos años de Tony Grady(Newcastle upon Tyne, Reino Unido, 1960), residente en Navarra desde 1989. La muestra, tituladaYamaguchi Mon Amour, puede verse en laBiblioteca Pública de Yamaguchi hasta el próximo 27 de noviembre, en horario de lunes a viernes de 14.00 a 20.00 horas.

La elección de una biblioteca como escenario "no ha sido casual", afirma el artista, que cuenta cómo, a finales del año pasado, algunas de estas piezas pudieron verse en la librería La Montonera de Zaragoza, y en febrero de este mismo año en la librería La Memòria de Barcelona. Las obras se presentan arropadas por una amplia variedad de obras impresas y en un entorno más íntimo y acogedor que el de una sala de exposiciones convencional.

Sin hoja de ruta

Cada collage nace sin ninguna hoja de ruta. El empleo de material impreso ya existente como contenido condiciona el desarrollo de la pieza, ya que la yuxtaposición de elementos de distintas fuentes hace que surjan un conjunto final de imágenes y texto que, sin que nos demos cuenta, nos piden lecturas concretas. Sin embargo, cada trabajo comienza con un enfoque más abstracto, un enfoque que se intenta no perder por completo.

Lo que sucede es que las imágenes figurativas y los fragmentos de texto comienzan a interferir, "creando un enfoque de trabajo comparable al efecto que se produce al girar la perilla de un dial de radio, con los saltos de canal y el ruido blanco", dice Grady. "No se busca una narrativa al estilo cut-up de los dadaístas o de William Burroughs", añade.

Cartel de la exposición.

Una cosa que sí se puede destacar es "el empleo más bien intuitivo del equilibrio, de la armonía y de la proporción dentro de la composición".

Existe un lucha mano a mano entre reacción y reflexión, puesto que el medio del collage permite trabajar a mucha velocidad; y con una fuente inagotable de material gratuito o baratono hay miedo de correr riesgos. "Los trozos se pueden cortar, girar, pasarse entre unas piezas y otras o (temporalmente) descartar. Una misma pieza puede crecer y reducirse de tamaño una y otra vez, con gran facilidad", comenta. Paradójicamente, "las obras más recientes son cada vez más pequeñas".

Sin un recorrido previamente establecido, esta práctica pretende ser "una exploración sin rumbo marcado". Cada pieza se presenta más como "un estado transitorio, casi un abandono consciente, que como una obra acabada".