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"He escrito un libro pensando que su final debía ser el final de todas mis novelas. Voy a dejar de escribirlas por fin"

El escritor vasco presentará su nueva novela, la última, el martes 11 de noviembre en la librería Katakrak de Pamplona

"He escrito un libro pensando que su final debía ser el final de todas mis novelas. Voy a dejar de escribirlas por fin"Oskar Gonzalez

El mundo de Obaba catapultó al escritor de novela, poesía, cuento, teatro y ensayo a lo más alto de la literatura, después le siguieron títulos como El hombre solo, Esos cielos, El hijo del acordeonista, Siete casas en Francia, Casas y tumbas... En 2021, Bernardo Atxaga (Asteasu, 1951) anunció que renunciaba a los moldes de la novela y abría más su universo literario. “Tengo una buena idea para una novela, estoy esperando que las musas me inspiren, pero lamentablemente no sé cómo seguirla. Las musas callan, no dicen nada, no quieren encenderme la continuación”, aseguraba cuando tomó esa decisión.

Pero la musas ya han hablado y le han encendido la continuación de Enarak (Pamiela), en la que Urtain y “el último” pintor profesional son los protagonistas, y las golondrinas, que dan título a la novela, “también están ahí, volando a diez metros por segundo sin parar”, con los montes de los alrededores de Arroagoia, que son “poliverdes”, de fondo. El martes 11 de noviembre presentará la novela en la librería Katakrak de Pamplona.

Hubo un momento en que confesó que no iba a escribir más novelas...

–La vida sigue, he seguido escribiendo, tuve un momento de duda, no con respecto a escribir, porque es como el que camina todos los días y si un día no lo hace, lo echa en falta. Pero una cosa es escribir y otra la vida social del escritor, y eso que yo no voy a fiestas. Al ser una persona más o menos conocida tienes que opinar sobre muchas cosas, involucrarte, incluso tienes que decir que no, a veces son decisiones duras. La vida social me resultaba cada vez más pesada y más difícil de encarar y entonces tuve un momento de duda. Pero pensé que me faltaba por escribir esta novela. Cuando vi lo que había escrito dije: Falta una idea. Y tuve la suficiente energía física como para ponerme a ello.

Cuatro voces diferentes son los encargados de “coser” su nueva novela.

–Así, es, aunque la voz cantante la lleva uno, que es el que está en crisis y un poco marginado, mientras que otro es muy provocativo y habla fatal, muy sucio. Entre los narradores está el hombre que odiaba a Urtain y el hombre que amaba a Urtain, que es el pintor que le conoció, que desea estar cerca de él. Los cuatro narradores han intentado por todos los medios que Urtain se suicide.

"Me he divertido mucho escribiendo este libro. No fue así con las que llamo mis novelas políticas, pero sentía la necesidad de escribir sobre ello"

¿Y por qué ha elegido a Urtain para esta historia?

–He conocido el mundo de los harrijasotzailes desde la niñez y Urtain ha sido en mi vida una persona de referencia. Su vida es casi como un ejemplo, una fábula, una parábola; su mundo, como empezó, como terminó...

¿En qué lugar deberíamos colocar este libro, en cuál de los canales de la corriente general de la literatura, en qué estantería...?

–He escrito un libro pensando que su final debía ser el final de todas mis novelas. Voy a dejar de escribirlas por fin. No es una novela triste, debo decirlo, pero tiene, digamos, tres ejes que es el entierro de Urtain, el del hombre que odiaba a Urtain y el del hombre que amaba a Urtain. Y pasan 50 años entre una cosa y otra.La parte final es la dedicada casi fundamentalmente al pintor, que es el que amaba a Urtain, que me ha permitido hacer paquetitos y dedicárselos a la gente que ha sido compañera o amiga en mi vida, que me han dado compañía y apoyo. He mencionado a unos 35 pintores, todos conocidos en Euskadi, con los que he tenido trato personal, con la intención de mostrarles mi amistad.

Portada de la novela editada por Pamiela.

Pero no siempre es tan bueno en su libro, a veces, los paquetitos son un poco de venganza. 

–La palabra justicia viene originalmente de Grecia de la palabra venganza, y en este libro he hecho un poco de venganza y justicia. No con nadie en concreto, porque eso sería trivial, pero con cosas; por ejemplo, el fracaso de una obra teatral que escribí. Uno acepta que puede escribir una obra que fracase, pero me llegó un comentario de un gestor cultural terriblemente injusto. Y esta justicia la hago en esa parte final en la que el narrador, que se supone que soy yo, aunque es el demonio, habla con el pintor.

Da la sensación de que se ha divertido mucho escribiendo ‘Enarak’.

–En este caso, ha sido especialmente divertido, no ha sido siempre así. Por ejemplo, cuando escribí las novelas que llamo políticas –digamos que la situación que vivía me llevó a ello– , por ejemplo Esos cielos o El hijo del acordeonista, no fue nada divertido. Tenía igual esa necesidad de escribir sobre ello, pero no fue divertido en tanto que este último libro y Desde el otro lado tiene ese divertimento, hay ese humor de escribirlo oblicuamente, de ir un poco contándolo en contra de lo que se esperaba, o sea, de una forma paradójica constantemente. Por ejemplo, uno le dice al otro que es de los nuestros, dice el malvado. De los nuestros, pero tiene un defecto, tiene prisa por hacer el mal. Habría que explicarle que el odio romántico no nos lleva a ninguna parte, contesta. Con las descripciones de los paisajes, me he divertido muchísimo: montes poliverdes, polirrojizos... Juego con todo eso y a mí me parece que es divertido.

"Tengo muchos apuntes y muchas ganas de hacer reflexiones sobre cosas que me han pasado o que he visto"

¿Tiene previsto publicar el libro en castellano?

–He hecho ya prácticamente la traducción, me faltan unas 40 páginas. Es una traducción a vuela pluma, tengo que mirarla, pero Alfaguara me dice que quiere sacarla en primavera del año próximo. Así que ese será el final ya de este libro y de la novela para mí.

¿En qué momento vital se encuentra Bernardo Atxaga?

–Todo el mundo que tiene mi edad puede entender la mayor parte de las cosas que me pasan. Yo estoy bien, pero tengo un poco la sospecha de que la vida ahora es como si estuviese cuarteada, en el sentido que va como por momentos o por cosas. Hoy, por ejemplo, es aquí, pero no hay continuidad, es curioso pero es como si entre una actividad y otra hubiera vacíos. De forma que entiendo a la gente que a partir de una edad se hace hiperactiva y es porque no quiere que haya vacíos. Yo no tenía esa consideración antes, no sé, a lo mejor porque tienes un niño o una niña, ellos tienen continuidad y tú sigues en esa continuidad Y cuando eres niño todo es continuo, porque siempre pasan cosas, pero ahora, el mundo se va alejando de ti. Entonces tienes la sensación un poco de que la vida es como que va a trozos, ahora vivo, ahora siento vacío.

"En este libro he hecho un poco de venganza y justicia. No con nadie en concreto, porque eso sería trivial, pero con cosas; por ejemplo, con el fracaso de una obra teatral que escribí"

A Bernardo Atxaga se le ha considerado como el portavoz de la literatura euskaldun durante mucha parte de su vida.

–Curiosamente, hay que ver cómo el tiempo va conformando, va haciendo el dibujo. La primera vez que yo publiqué, cuando salió Obabakoak, las cosas que escuché eran para no creer. Por ejemplo, un director de unos grandes almacenes dijo que consideraba que era imposible escribir una obra literaria en lengua vasca. Luego, una vez que tuvo una dimensión internacional y empezaron a llegar críticas muy buenas de todas partes, las cosas cambiaron. Pero el tiempo a veces va ayudando y va poniendo las cosas en su sitio. Creo que ahora mismo en la literatura vasca hay muchísimas cosas buenas. La producción en euskera no me provoca hoy ninguna inquietud. Hay más inquietudes sociales en cuanto a lectores en todo el mundo. He estado hace poco en Edimburgo y en Manchester para presentar un libro que había salido en inglés y comentaban lo mismo, se ve una crisis de lectores o que los lectores solo compran best-sellers. Hay una preocupación general y, en el caso de euskera, pues más porque aquí el umbral de lectura no está tan alto, o sea que si dejan de comprar libros en euskera 5.000 personas, adiós, nos hundimos.

¿No va a escribir novelas, pero tiene nuevo libro de poesía o ensayo a la vista?

–Necesito descanso, estoy traduciendo y tengo que leer mucho porque hay libros muy buenos. Mi plan para los próximos meses es estar todas las mañanas sentadito y leyendo. Por supuesto, no voy a dejar de escribir. Tengo muchos apuntes y muchas ganas de hacer reflexiones sobre cosas que me han pasado o que he visto.