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Crítica del concierto de Antonio Orozco en el Navarra Arena: la gira de su vida

Bastaron unos pocos minutos para comprobar que el catalán traía un espectáculo perfectamente bien armado

Fotos del concierto de Antonio Orozco en el Navarra Arena de PamplonaIñaki Porto

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En torno a cuatro mil personas se dieron cita el viernes en el Navarra Arena para celebrar los veinticinco años que cumple Antonio Orozco en el mundo de la música. A las 21:00 se apagaron las luces y se encendieron los móviles, todo a la vez. Primero proyectaron un vídeo en el que, inteligencia artificial mediante, podía verse a un anciano rejuveneciendo hasta que se pudo reconocer en sus facciones el rostro de Orozco. Entonces apareció él, en la parte trasera del escenario, cantando delante de un enorme reloj de arena. No estaba mal traído el símil del tempus fugit, pues las dos primeras canciones que interpretó fueron El tiempo ni es oro y Hoy, y ambas abordan la fugacidad de la vida.

Bastaron unos pocos minutos para comprobar que el catalán traía un espectáculo perfectamente bien armado. Muy buenas luces y sonido nítido y potente. Quizás se echaron de menos pantallas para ver desde atrás lo que sucedía sobre el escenario; y es que había pantallas, pero en ellas se proyectaban visuales y casi nunca imagen en directo. No tardó demasiado en llegar el primer gran hit, ni más ni menos que Devuélveme la vida, que sonó en quinto lugar. Las baladas y los medios tiempos se sucedían, todos ellos vestidos con elegantes arreglos de pop rock y ciertos detalles aflamencados. Destacó El problema fue la solución, emotiva balada que comenzó a piano y voz y terminó con la banda buscando (y encontrando) la épica. En la siguiente, Despierta, el cantante se arrodilló para cantar señalado a las primeras filas. Tras un tramo en el que primó más la intensidad, el ritmo se aceleró de nuevo con Llegará, que levantó a todo pabellón (incluyendo gran parte de las gradas, que botaba y aplaudía sin parar). Por el mismo camino discurrió Te esperaré, muy enérgica también. En esta parte de la actuación, el quinteto que acompañaba a Orozco se empleó a fondo, ofreciendo un rocoso armazón instrumental.

CONCIERTO DE ANTONIO OROZCO

FECHA: 21/11/2025

LUGAR: Navarra Arena

INCIDENCIAS: Concierto perteneciente a la gira La gira de mi vida, con la que Antonio Orozco celebra su primer cuarto de siglo de carrera musical, a la vez que presenta su último álbum, El tiempo no es oro. Unas dos horas de actuación. 

Tras semejante subidón, llegaron unos segundos de oscuridad y retomaron con la desnuda Mi héroe, interpretada a piano y voz y excelentemente bien recibida por la audiencia. Cuando la terminó, el cantante se quedó solo al borde del escenario, escuchando, emocionado, los aplausos de su público, que duraron varios minutos. El piano fue la guía de Estoy hecho de pedacitos de ti, aunque esta vez el resto de músicos se unieron con suma elegancia. Se acercaba el final y ya no se podía bajar el pistón. Temblando y la bailable Hoy será, fusionada con Lo que tú quieras soy, simularon la despedida. Pero hubo bises, claro. Antonio retrocedió en el tiempo al recodar su primera visita a Pamplona, hace más o menos veinticinco años, en una desierta sala Reverendos. El viernes tenía todo un pabellón frente a él, y miles de personas le acompañaron en las dos últimas: la primera, Te juro que no hay un segundo que no piense en ti, cuyo texto está dedicado a su hija Antonella; al terminarla, le pudo el orgullo de padre y comenzó a hablar de su niña, animando a la concurrencia a cantar con él una especie de nana mientras encendía las linternas de sus teléfonos móviles y simulaba dormirla y dejarla con cuidado en una cuna imaginaria. Fue el momento más distendido de la velada; el cantante apenas había pronunciado palabra hasta entonces y en mitad de su alocución se le saltaron las lágrimas. Se despidió definitivamente con otra balada, Entre sobras y sobras me faltas, y una gran tarta de cumpleaños en la pantalla de su espalda: dos días más tarde cumplía 53 años, de los que ha dedicado veinticinco a la música. En este viaje ha vivido momentos de todo tipo, pero, por lo visto en el Arena, todavía tiene gasolina y público para seguir varias décadas en la carretera.