Más de 1.200 personas participaron este sábado en el acto de inauguración de la primera edición del festival Dirdirak y Dardarak, una experiencia artística en plena naturaleza en la que recorrieron el trayecto entre Latasa y el túnel de Urritza.
A la espera del cierre oficial, la organización del festival ha afirmado en una nota de prensa que "es ya un éxito absoluto en nuestra Comunidad, y que reafirma la necesidad de descentralizar la cultura, acercarla a los entornos rurales, desmasificar las ciudades, diversificar la oferta artística y llevar el arte contemporáneo a personas que, de no ser así, no tendrían la oportunidad de vivirlo".
La apertura comenzó en Latasa, con la interpretación de tres canciones por Irurtzungo Abesbatz / La Coral de Irurtzun. Al finalizar, la coral pasó el testigo a Iskidi Elkartea - Joaldunak del valle, "quienes abrieron simbólicamente el camino despertando la tierra y pidiendo permiso para avanzar sobre ella". Con ese gesto ritual, las más de 1.200 personas asistentes iniciaron el recorrido y avanzaron libremente por los más de 800 metros de instalaciones lumínicas y artísticas, acompañadas por las linternas prestadas por la organización "para intensificar la experiencia", explican desde la organización.
Entre quienes dan vida a esta edición, Javier Riera, creador asturiano con amplia trayectoria internacional, explica que "lo que me hizo participar en Dirdirak es que se aleja de las grandes ciudades donde he intervenido muchas veces y sitúa el arte en la naturaleza y en un entorno rural, que es la esencia del propio festival: la sostenibilidad, la descentralización de la cultura y la conexión con la comunidad del valle". Riera trabaja con la geometría visual en entornos naturales como base para "generar emoción y despertar la parte más sensorial de la persona".
Otro de los participantes, Jaime de los Ríos, destaca que "a veces nos olvidamos del potencial que tiene la gente y de todo lo que pueden aportar. Lo bonito de este festival es que, desde la oscuridad en la que sucede, surgen muchas luces".
Asimismo, Iker Oiz, responsable de una de las intervenciones audiovisuales del festival, explica que "mediante imágenes visuales en clave de cine expandido he querido recrear y reavivar la memoria viva de las gentes del Valle de Imotz, sus tradiciones y su manera de habitar este territorio. Todo ello se ha proyectado sobre una casa de piedra en mitad del camino, donde la memoria se hace presente de nuevo".
Las directoras artísticas, Cristina Arozena y María Pascual, han expresado que "no esperábamos algo así. Ver llegar a tanta gente, ver cómo el valle ha respondido, cómo se ha vivido el recorrido... estamos súper emocionadas y profundamente agradecidas. Esto demuestra que la cultura puede descentralizarse, llegar a otros rincones y que, si nos acercamos, las personas responden con ganas y con corazón." .
El festival ha sido promovido por Cederna Garalur, mientras que Labrit Multimedia se ha encargado del montaje, la logística y la comunicación. Es un festival "kilómetro cero, creado con mucho esfuerzo, cariño y compromiso, con la voluntad de permanecer y consolidarse en futuras ediciones, contando con más recursos que permitan que la cultura llegue a cada rincón de nuestra Comunidad".
El programa del domingo
El festival continúa este domingo por la mañana con un taller de cianotipias. Además, de 18.00 a 21.00, el recorrido artístico estará abierto al público. A las 19.00 horas, en el túnel de Urritza, la Escuela de Música Alalar ofrecerá la primera fase de clausura. A las 20.00 horas, en Latasa y frente al frontón junto a Biltegia en Latasa, Talka Txalaparta pondrá el broche final.