pamplona - ¿Cómo ve esta cuarta edición de Got talent?

-Es una de las más potentes. El talento que ha pasado y pasará por esta edición es impresionante. Parece que te estoy vendiendo el pescado, pero hay cosas increíbles, muy emotivas, sorprendentes, divertidas?

Pues sí que parece que me está vendiendo el pescado.

-Ja, ja, ja? De verdad que no. Esta edición tiene el aliciente de dos nuevos jueces que han venido a sumar y a romper las dinámicas que se había establecido en las ediciones.

¿Se siente igual de cómodo ejerciendo de presentador que siendo actor?

-Depende del formato. Lo bueno de Got talent es que no me obliga a ser un presentador al uso, porque me desenvolvería peor, no tengo tanta experiencia.

Si no es el presentador al uso que no le hace gracia, ¿qué es usted en este programa?

-El compañero y el amigo de los participantes. Llegan con muchos nervios, muchas inseguridades. Hay quien se enfrenta por primera vez a un público en directo, gente que siempre ha estado en la calle con espectáculos callejeros, pero que nunca se había enfrentado a las cámaras grabando, al jurado y pensando que hay más de tres millones de espectadores en sus casas. Mi tarea es estar con ellos en momentos, es totalmente diferente a la de un presentador al uso.

¿En qué punto se encuentra su carrera como actor?

-Estoy tan contento con mi carrera de actor como con la de presentador de programas de entretenimiento. Justo acabo de terminar el rodaje de una ficción para Mediaset con Alberto y Laura Caballero, El pueblo, está pendiente de emisión. También acabo de terminar una ficción en TV3, Bienvenidos a la familia, que se reemite en Netflix en castellano. Estoy muy satisfecho, creo que mi carrera como actor está muy bien, por el momento, ya sabes cómo es esta profesión.

¿Puede contar algo de cómo es El pueblo o es secreto de sumario televisivo?

-La serie es muy divertida. Todo parte de una pareja de hippies que decide repoblar un pueblo abandonado, y pone un anuncio para que los urbanitas se animen y se sumen al proyecto de vivir alejados de la ciudad.

Y se animan, ¿no?

-Sí. Cada uno de los personajes, con sus razones particulares, deciden trasladarse a este pueblo abandonado, pero cuando llegan se dan cuenta de que el pueblo no está abandonado y que quedan algunos lugareños. Y como es lógico, el encuentro implica un choque de culturas, de tradiciones, de formas de entender y ver la vida. Estos choques hacen que salte la chispa y producen situaciones de comedia. Va a gustar mucho.

¿El pueblo y la edad le están haciendo dudar de su filosofía de vivir siempre en una gran urbe?

-Oye, lo de la edad... Te puedo contar que tuvimos la suerte de grabar esta serie en Valdelavilla, un pueblecito abandonado de Soria, un paraje increíble donde estás completamente aislado. No había ni cobertura para el móvil, fue como un retiro espiritual.

¿Se imagina vivir sin cobertura telefónica?

-Me lo imagino, y no me lo imagino tan mal. Me parece bien desconectar de vez en cuando y ponerte a pensar.

Muy filosófico. ¿Ha probado a estar una semana sin móvil?

-No. La verdad es que no, pero puedo imaginármelo, un caos, seguro. Ja, ja, ja? En la serie no lo he pasado nada mal. Recuerdo que el primer día, cuando íbamos a grabar, estaba un poco inquieto, tenía ese ansia de hombre de ciudad dentro de un mundo en silencio, pero después lo agradecí mucho. Con decirte que me llevé hasta libros...

¿Un romántico?

-Los soy, siempre lo he sido, en valorar un libro y en todo. Para mí no es lo mismo leer en un formato que en otro. Pero reconozco la comodidad del libro digital cuando te vas de vacaciones.

Encendamos la televisión de nuevo. Parece que las plataformas han irrumpido en la vida de los actores y han llegado para quedarse. ¿Cómo ve este fenómeno?

-También han irrumpido en la vida de los espectadores. Ahora, la televisión se ve de otra forma y se puede elegir con comodidad. ¿Cómo veo a las plataformas? Como una realidad fantástica. Pueden permitirse el lujo de tocar otras temáticas, han abierto un abanico diferente y hacen las cosas de otra manera.

¿Peor en las cadenas generalistas?

-No, yo no he dicho que sea peor lo que se hace en una generalista que en una plataforma. Son propuestas diferentes y están enfocadas a llegar al espectador de una forma distinta. Yo debo mucho a las generalistas, y estoy trabajando en ellas. Las cadenas de televisión se esfuerzan para hacer el mejor producto, pero tienen que lanzarlo a un segmento de público más amplio y es lo que condiciona. Pero La casa de papel nació en una generalista, y mira dónde ha llegado. Las plataformas tienen claro la difusión y el poder especializarse a la hora de producir una historia.

¿Más trabajo?

-Por supuesto, y de una forma enriquecedora tanto para la profesión como para los espectadores. Para los actores se ha abierto un camino más, hay nuevas oportunidades de mostrar nuestro trabajo de forma global. Fenómenos como Élite o La casa de papel han tenido mucha vida fuera de la emisión en una cadena convencional. Se han convertido en internacionales.

¿Todo son beneficios?

-Por el momento sí. No podemos adivinar el futuro, pero fíjate en series tan pequeñas y de calidad como Merlí, era de TV3, que se ha emitido en Antena 3, ha pasado a Netflix, triunfa en Argentina y se ha convertido en un fenómeno. Ahora van a hacer un spin off. Todo lo que está ocurriendo me parece maravilloso.

¿Le ha tocado la varita mágica de las plataformas?

-No he tenido la suerte de participar en ningún proyecto de ficción de una plataforma, pero sigo pensando lo mismo, es una maravilla y me parece fantástico que compañeros míos lo puedan aprovechar, triunfen y se les reconozca en todo el mundo. Me encanta que personas como Álex Pina, un tío con muchísimo talento, que ha trabajado tanto y tan bien en España, tengan la suerte de cara en estos momentos. Me alegra mucho que a Álex Pina se lo rifen y quieran trabajar con él.