esto no es suficiente, ya que también deben renunciar a actuar en Rusia y defender la política del Gobierno ucraniano ante la prensa internacional. “Sí, es Ucrania”, respondió Maruv, ganadora del concurso en el que se elegía al representante ucraniano que actuará en mayo en Tel Aviv. Maruv (Anna Korsun), que actuó en 2018 en el programa de mayor audiencia de la televisión rusa, respondió así a la pregunta de Jamala, que ganó Eurovisión en 2016 con 1944, canción que denunciaba la deportación soviética de los tártaros. “Eurovisión es en primer lugar un concurso musical. No son unas elecciones”, recalcó Maruv. Jamala y otros miembros del jurado acribillaron a preguntas políticas a todos los candidatos, incluidas Anna y María, dos gemelas oriundas de Crimea que se quedaron en el camino por no responder de manera acertada. “Crimea es mía y de mi hermana. Es nuestra casa, donde nacimos y empezamos a cantar. Nuestro lugar preferido en el mundo. ¿De quién puede ser Crimea si cuando vamos a casa cruzamos dos fronteras?”, dijeron. El dúo crimeo tenía pocas opciones desde un principio ya que su madre trabaja en el Gobierno de Crimea, península anexionada por Rusia en 2014.

contrato leonino Maruv no cometió el mismo error pero tuvo que firmar un contrato “leonino”, según sus palabras, con la Radiotelevisión Nacional Pública de Ucrania (NOTU). En virtud de dicho contrato, la cantante, que ganó el concurso nacional con Siren Song, no puede improvisar sobre el escenario, debe ceder los derechos de autor y relacionarse con la prensa sólo con autorización de la NOTU. También negarse a actuar en Rusia y ser especialmente cuidadosa con el tema de la integridad territorial de Ucrania o al hacer declaraciones públicas que puedan dañar la imagen del país en la arena internacional. “Cuando miles de héroes mueren en el frente, el Estado debería estar representado por artistas dignos, patriotas de Ucrania, que se dan cuenta de su responsabilidad”, afirmó el ministerio de Cultura. Maruv aceptó renunciar a actuar en territorio del “Estado agresor”, pero se negó a firmar con el argumento de que no estaba dispuesto a cantar “bajo censura”. “Soy ciudadana ucraniana, pago impuestos y amo a Ucrania con toda sinceridad. Pero no estoy dispuesta a actuar bajo lemas que convertirían mi participación en el concurso en una campaña de promoción de nuestros políticos”, dijo en Facebook.

El presidente de NOTU explicó que “no todos los cantantes ucranianos están dispuestos a ser buenos diplomáticos culturales”. Aunque el Gobierno dijo que no interferiría, el viceprimer ministro para Asuntos Humanitarios acudió a la televisión para recordar que la mayoría de músicos ucranianos ya renunciaron a actuar en el país vecino tras la agresión en 2014 y criticó a aquellos que alegran la vida a los que asesinan a ucranianos al este del país.

La exclusión de Maruv sentó muy mal en las redes sociales, donde acusaron al Gobierno de politizar Eurovisión y compararon al jurado con un concilio de censores soviéticos, opinión compartida por Vladímir Zelenski, líder en los sondeos para las presidenciales. Otros, en cambio, acusaron al Servicio Federal de Seguridad (antiguo KGB) de Rusia de manipular a la opinión pública en las redes sociales para hacer ganar al candidato menos patriótico y después acusar a Kiev de su exclusión.

La European Broadcasting Union (EBU), organizadora del certamen, se lavó las manos y se limitó a informar de que la televisión pública de cada país es la única responsable de la selección de su representante. NOTU comenzó el martes a buscar otro intérprete o grupo. El favorito era Freedom Jazz, que quedó segundo en el concurso. Ese mismo día también rechazó representar a Ucrania. “Acabamos de recibir una llamada de la NOTU y queremos anunciar que renunciamos a participar en Eurovisión”, señalaron en Facebook. Añaden que han iniciado negociaciones con una productora europea con giras por varios países.

Ucrania ya puso en un aprieto a Eurovisión al prohibir en 2017 la entrada en el país, y por tanto la participación en el certamen, de la rusa Julia Samóylova, una cantante en silla de ruedas afectada por atrofia muscular espinal, por haber actuado en Crimea.