pamplona - Enrique Urbizu (Bilbao, 1962) está más que satisfecho de la serie que ha dirigido, Gigantes, y culpa del éxito al elenco de actores y a sus dos guionistas: Michel Gaztambide y Miguel Barros. Una serie en la que cualquier límite está puesto en cuestión.

Dicen los actores que en esta entrega se sobrepasan todos los límites.

-Ojalá el espectador lo vea así, es lo que debe ocurrir. Solo falta que el espectador esté contento y disfrute. Esta temporada es una continuación de la anterior. Es una serie arriesgada, impetuosa, imprevisible y un tanto kamikaze, que promete sorpresas, tiene el espíritu de Abraham y la maldición de los Guerrero.

¿Cree que se puede ser tan malvado en la vida real como los Guerrero o usted ha llegado al extremo?

-Nunca califico a mis personajes, no sé si son tan malvados y no lo son todos en igual medida. Gigantes es un juego con los elementos con los que estamos hechos los humanos. Está siempre al borde del abismo y son cómo se ven en la serie, pero no pretendemos hacer un documental.

Uno de los personajes que más sorprende es el de Carmen, la nieta, un personaje interpretado por una actriz jovencísima, Sofía Oria.

-Y más que va a sorprender en la segunda parte, Carmen es la heredera de la raza y de la sangre del abuelo. Es un personajazo y Sofía ha dado con la llave para encarnarlo.

¿Considera esta su vuelta a televisión después de haber estado años apartado de ella?

-Y apartado del cine, hace ya nueve años que rodé No habrá paz para los malvados. Tuve un proyecto un tanto desgraciado que sí fue para televisión, en concreto en Telecinco. No he me he considerado apartado de la televisión, pero sí me he encontrado bien hallado con Gigantes.

¿Ha borrado el mal sabor de boca de Alatriste?

-Sí, y también el olvido. Hay que olvidar lo que pasó porque lo mejor siempre está por llegar. La verdad es que no me gusta mucho hablar de esa serie, falló todo desde el inicio.

Nueve años sin hacer cine, ¿algún proyecto?

-Muchos. Nueve años sin rodar, pero escribiendo con Michel Gaztambide he hecho muchas cosas y hemos estado a punto de levantar algún proyecto. El trabajo con Gigantes ha sido tan grato y tan placentero, estimulante y arriesgado que no tengo queja.

¿Tercera parte?

Todavía no, no sé nada. No se debe adelantar nada, dependerá de muchas cosas. Material hay de sobra, es algo que no va a faltar si se decide hacer.

Las plataformas arriesgan mucho. La segunda parte de Gigantes se grabó sin haberse estrenado la primera temporada, algo impensable en un canal generalista.

-En Movistar+ convencieron las posibilidades que tenía la primera parte. También es cierto que los guiones de Michel Gaztambide y Miguel Barros estaban muy adelantados, sabíamos cómo podía ser la continuación y eso nos dio una ventaja. Cuando Movistar+ dio luz verde a la segunda parte, el trabajo estaba muy avanzado.

¿Qué les da Urbizu a los actores que todos han dicho que dejan cualquier proyecto por trabajar con usted?

-Es un piropo que me hacen y me siento muy halagado. Estoy muy orgulloso del reparto de Gigantes, del primero al último sería imposible elegir, y sin ellos el resultado no habría sido el mismo. Yo también repetiría con todos y cada uno de ellos.

Es fiel también con los guionistas.

-Son muchos años de trabajo y amistad con Michel. También conozco desde hace tiempo a Miguel Barros, y en este proyecto he tenido la fortuna de poder trabajar con él como guionista. Ambos, Michel y Miguel, han hecho una pareja estupenda. Me considero afortunado, tengo unos guionistas estupendos.

¿Qué géneros elige cuando se sienta a ver cine o televisión?

-Prefiero que los materiales me elijan a mí. Encuentro una historia que me puede interesar y dentro de esa historia encuentro claves.

¿Y a la hora de elegir material para contar usted una historia?

-Yo nunca impongo un género. Busco esencias y si en ese material van surgiendo formas que veo claramente como una historia para contar, me lanzo. Si hay aromas de western, me suelo lanzar.

Así que le gusta la acción.

-El western abarca todos los géneros y subgéneros. Va desde una historia de amor, a la road movie, a la aventura, a la acción, al desamor, la maldad? Son ingredientes con los que me gusta trabajar, un serial como Gigantes permite entrar en casi todos.

Hay escenas muy crudas. ¿Han costado mucho trabajo rodarlas?

-Depende. Algunas técnicamente son más difíciles, otras emocionalmente más delicadas, pero todas tienen que respirar verdad. No soy muy amigo de hacer gran espectáculo con la violencia, pero sí comunicar la dureza y la crudeza.

¿Recomienda que nos peguemos el atracón y veamos los seis capítulos de golpe cuando se estrenen el 22?

-Confío en que no os quede más remedio, en que desde que encendáis la pantalla os enganchéis de forma brutal.

Le veo seguro y optimista respecto a la reacción de los espectadores.

-Y que veáis la primera parte por si se os ha olvidado algo. El primer capítulo de la segunda temporada en realidad es el capítulo siete. ¿Optimista? Lo soy, debo serlo.