su situación a los pies de los tresmiles más occidentales del Pirineo, en medio de un entorno natural impresionante, convierten al refugio de Respomuso en uno de los más visitados del Pirineo. En el lado opuesto, no obstante, el impacto ecológico que supuso su creación y, sobre todo, el comprometido paso hacia éste, con peligro de aludes, hacen que este lugar haya estado a menudo rodeado por la polémica. La Federación Aragonesa de Montaña (FAM) decidió el pasado año que el refugio permanecería abierto también en invierno y, con trágicos precedentes aún en la memoria, ha sembrado la discordia. Sin embargo, a medida que avanza el invierno se está viendo como el efecto llamada que algunos temían no acaba de producirse y, por el momento, el mes de enero se cierra sin visitas.

Respomuso no es un albergue más de los Pirineos, menos aún para los montañeros navarros. Desde allí se puede acceder a tresmiles emblemáticos como el Balaitus (el tresmil más occidental con el que comienzan los Altos Pirineos) o los picos de la Frondella. Además, el enclave en sí, en pleno circo de Piedrafita, junto a un embalse que abarca unas 72 hectáreas, hace que el lugar sea, por sí mismo, una atracción.

Gregorio Ariz, que participó en la construcción del refugio y es un asiduo a la zona, da fe del atractivo de ésta."Es un sitio fantástico, uno de los más bonitos del Pirineo, se encuentra en una de las zonas con más personalidad de toda la coordillera montañosa. A los montañeros navarros nos viene de maravilla por su ubicación"

Sin embargo, su utilización como refugio para la práctica de montañismo invernal no está demasiado clara. La razón principal es que el camino habitual para acceder a esta zona es el Paso del Onso, un lugar en el que el peligro de aludes es muy alto. En 1995 seis jóvenes vizcaínos fallecieron cuando un alud les sorprendió en las proximidades del refugio, cinco años después otros dos montañeros turolenses murieron en la misma zona y por la misma causa y en 2001 un alud causó enormes destrozos en el edificio. De hecho, este mismo año hubo problemas con las nevadas de finales de noviembre y dos aludes estuvieron a punto de alcanzar a un grupo de montañeros.

vía alternativa Ante esta situación, desde la Federación se ha aconsejado utilizar una vía alternativa que asciende hasta el collado de Musales. Sin embargo, el acceso por esta vía alternativa es bastante más trabajoso ya que hay que ascender unos 250 metros de desnivel por una zona en la que la exposición a los aludes no desaparece. Tras los destrozos de hace ocho años, el Gobierno de Aragón se gastó 467.000 euros en la renovación del edificio el pasado año y, frente a quienes creen que el refugio puede crear una especie de efecto llamada, la Federación considera que, en caso de problemas, el refugio ayudará.

"En esta zona se práctica montañismo todo el año, lo sabemos porque cuando se abre en primavera siempre hay destrozos. Queremos ofrecer un servicio a estos montañeros que vienen en invierno y que en caso de que les ocurra algo se les pueda ayudar. Un refugio no va a hacer que venga más gente, simplemente hará que los que lo hagan estén más seguros. Además, su apertura permite la toma de datos meteorológicos todo el año. Hemos luchado contra el ecologismo más radical por crear una red de refugios porque son un servicio, nunca un problema, y que además se debe ofrecer todo el año. Si ese hipotético efecto llamada se produjese sería un problema de concienciación no de que un refugio abra", comenta Sergio Arribas, de la Federación Aragonesa.

sin visitas En principio los datos de este invierno dan la razón a los que no creen en este efecto llamada. En diciembre apenas una docena de montañeros pasaron por el refugio -la mayoría en el puente de la Constitución- y en enero nadie lo ha visitado aún. Sin embargo, son muchos los montañeros que mantienen sus reticencias porque creen que es un anzuelo en medio de una zona en la que el riesgo 5 de aludes es habitual. Los propios guardas del refugio han mostrado en más de una ocasión sus reservas y un gran conocedor de la zona como Gregorio Ariz no oculta que, si de él dependiese, se mantendría "cerrado con alguna zona para pernoctar abierta". En cualquier caso, la Federación parece convencida de que su decisión ofrece ventajas a los alpinistas y la opción más segura parece pasar por la prudencia de los propios montañeros.