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Imanol Arregui: "Desde que me retiré, soy un gandul; mi mayor proeza deportiva es jugar a la 'Play' con un colega"

El Triman tenía la oportunidad el viernes de colocarse líder de la máxima categoría del fútbol sala. No lo consiguió porque el Barça es mucho Barça. Su entrenador, Imanol Arregui, tenía ilusión por conseguirlo. Pero no pudo ser. Días antes de la cita habló de ello, pero sobre todo de otras cosas

Imanol Arregui: "Desde que me retiré, soy un gandul; mi mayor proeza deportiva es jugar a la 'Play' con un colega"OSKAR MONTERO

pamplona. "No voy a sentirme mal, si algo no me sale bien". Es la letra de una canción de Fito. También la melodía que se escucha al marcar el número de teléfono de Imanol Arregui. ¿Por qué? "Porque es un genio", asegura el técnico del Triman Navarra. "Tiene letras que me ponen la piel de gallina", añade. Conoció personalmente al cantante bilbaíno porque a Fito le tocó hacer el saque de honor de un torneo amistoso en el que participó el Xota e Imanol reconoce que, "aunque no somos amigos, me cayó bien". Eso sí, matiza con humor que "no tiene mucho estilo con el balón". Es la música que le gusta, aunque también admite haber tenido un pasado "más radical" en el que sus bandas de cabecera eran La Polla Records, Metallica, Iron Maiden o Barricada en contraste con un presente "más blandito" en el que ha llegado a acudir a un concierto de El Canto del Loco. "Si viera esto el Imanol de hace 20 años, se estaría riendo", subraya con humor. Son los gustos musicales del mejor entrenador de fútbol sala de la pasada temporada, que aparca su actual trabajo por un instante para repasar una pequeña parte de su vida personal y de varios temas de actualidad.

Aunque no domina ningún idioma, Imanol dice que se defiende en inglés, aunque le duele no controlar el euskera. "Lo hablaba con mi padre, pero murió cuando yo tenía 7 años y lo he perdido del todo. Me da mucha envidia cuando veo a dos personas hablar en euskera. Es nuestra cultura", analiza con pena. Sin embargo, chapurrea el brasileño, fundamental para tratar con alguno de sus jugadores, aunque el traductor de Google le jugara una mala pasada cuando negociaba el fichaje de Araça. "Quería decirle que viniera en forma para la pretemporada, pero, al aplicar el traductor, él comenzó a descojonarse. Al parecer, en portugués le decía que quería ser su novia". Es una de las anécdotas que desvela un tipo que, cuando abandona el banquillo, se muestra tal y como es. Natural, sincero y divertido.

Prohibido hablar de… futbito.

(Frunce el ceño) No, fútbol sala.

¿Se molesta cuando alguien utiliza esta denominación para referirse a su deporte?

No me gusta porque hay gente que lo usa en tono despectivo y porque yo no digo balonmanito ni baloncestito. Además, el fútbol sala no tiene nada que ver con el fútbol. Es otro deporte totalmente distinto. Quizá sea mucho más parecido al baloncesto o al hockey.

Entonces, no es el hermano pequeño del fútbol.

No tiene nada que ver. En aspectos tácticos, el fútbol sala es un deporte mucho más rico que el fútbol. Hay jugadores de fútbol buenísimos que probablemente a fútbol sala serían malísimos. Y viceversa.

¿Valdría algún futbolista para el fútbol sala?

Me gustaría tener a Messi (risas). Del Barça creo que casi todos, porque es un equipo que en muchas facetas del juego hace partiditos de fútbol sala en campo grande.

Se le nota cierta debilidad por el Barcelona…

Soy de la Real, aunque también me gusta que gane Osasuna, pero el Barça me gusta mucho.

¿Por qué de la Real?

Es una cuestión de afinidad. Está claro que los niños van influenciados por cómo van los equipos y, cuando yo era pequeño, la Real era un equipo fuerte que ganó dos Ligas. Además, en mi casa había gente de la Real. Con el paso del tiempo, uno cambia muchas cosas en su vida, pero no de equipo. Así que siempre he sido de la Real.

Todo el mundo habla de Liga bipolar, de Madrid y Barça, pero el Levante les está dando guerra. ¿Es el Xota de Primera División?

Se puede ver así. Lo del Levante es bonito. Me gusta que un equipo humilde esté arriba porque con el sueldo de un jugador del Barça o el Madrid probablemente se pudiera pagar el sueldo de toda la plantilla y el cuerpo técnico del Levante, pero está ahí dando la cara y nadie le está regalando nada. Está claro que tarde o temprano caerá (perdió ayer en Pamplona ante Osasuna). No te digo que sea imposible que gane la Liga, pero está rozando el milagro.

Tiene mérito hacer lo que está haciendo el Levante en unos tiempos tan complicados en el plano económico. ¿Le ha golpeado a usted la crisis?

Creo que nos está tocando a todos. En nuestro equipo nos rebajamos el sueldo un 10% voluntariamente y por mayoría absoluta. Tenemos que ajustarnos a los tiempos que hay. Además considero que somos unos privilegiados. Independientemente de lo que cobremos, que no es tanto como la gente cree porque no tiene nada que ver con el fútbol, sí que somos unos privilegiados. Yo he currado desde los 18 años. He estado currando y entrenando a la vez y por eso ahora me considero un privilegiado, porque estoy haciendo lo que me gusta y encima tengo la suerte de que es mi trabajo. Y eso no lo puede decir mucha gente. Creo que no tenemos derecho a quejarnos.

Eso en lo que respecta a la crisis económica. Le queda mes y medio para cumplir 40 años. ¿Teme la crisis de los 40?

Me da un poco de cague porque los 30 me cayeron fatal. Me asusta un poco, pero creo que todo depende de cómo se siente uno. Y yo me siento bien. No físicamente, porque no hago nada y en este sentido soy un gandul. Desde que me retiré he hecho muy poquito deporte. No soy un ejemplo a seguir.

Pero se mantiene en forma...

Sí, pero porque me comen los nervios, el tabaco y la mala hostia. La gente me dice: "Tú tienes suerte porque haces deporte". Y me suelo reír porque mi mayor proeza deportiva es jugar a la Play Station con un colega el fin de semana. Hago muy poquito deporte. Además, no me gusta salir a correr porque no le veo aliciente. Echar un partido o un pique, tal vez. Me gusta todo lo que tenga relación con competir.

Sus problemas de ciática tampoco le ayudarán a practicar deporte...

Sí, pero es un tema esporádico. A veces me da, luego se pira… No sé muy bien cómo funciona. No me viene bien comer ciertas cosas, pero soy bastante cerdo en este sentido, me gustan todas las mierdas: panteras rosas, patatas fritas al jamón… Me tengo que controlar porque sé que no me hacen bien. Pero se me olvida.

Exdeportista, entrenador y fumador. Como bien dice usted, no es un buen ejemplo.

(Risas) La verdad es que no. Fumo y la verdad es que me cuesta muchísimo dejar de fumar. Hay que tener voluntad, y yo no la tengo. Si algún día tengo que dejarlo, que supongo que llegará, sé que me va a costar bastante, sobre todo los cigarros de después de las comidas. En especial, el de después de desayunar.

¿Fumaba también durante su etapa de jugador?

Sí, pero mucho menos.

Pasemos a la otra vertiente, la Ley Antitabaco. Como fumador, tendrá alguna opinión formada sobre ella. ¿Qué le parece?

En algunos aspectos me parece bien y en otros me parece una auténtica mamarrachada. Me parece lamentable que hayan hecho a los bares gastarse un montón de pasta en adecuar zonas para fumadores y, luego, a la vuelta de un año y medio o dos, hacerles quitar todo eso. Yo hubiese denunciado al Estado y le hubiese hecho pagar todo lo que me ha costado remodelar mi establecimiento. Eso por un lado. Por otro, la gente que asociamos el café al tabaco, ahora en invierno quizá tomamos menos cafés en los bares (risas), aunque sí que veo bien que en muchos sitios no se pueda fumar, como en los restaurantes. No es agradable estar rodeado de humo cuando estás comiendo. Pero, ¿qué pasa con el humo de los coches? También se podría meter más caña en otro tipo de cosas, pero no se hace porque no interesa.

Mirar el precio del tabaco podría ser una motivación para dejar de fumar.

Creo que más que el que lo prohiban. A veces lo prohibido tienta más. Somos así de cabrones. La verdad es que es una pasada lo que nos hacen pagar para fumar. Eso sí, si todos dejáramos de fumar a la vez, nos meterían ese impuesto por otro lado y nos quejaríamos de otra cosa.

Fue portero de fútbol sala. Dicen que los porteros están un poco locos. ¿Se cumple la máxima con usted?

Creo que sí. Tuvimos hace tiempo un entrenador brasileño que decía que los porteros o son locos o gays. Así que estaré un poco loco, porque de lo otro tengo poco. Respeto todo porque me parece que cada uno es muy libre de tomar el camino que quiera, pero a mí siempre me han gustado las mujeres, así que estaré un poco zumbado. Tengo un punto de locura, pero creo que eso lo tenemos todos. Lo que pasa es que hay gente que lo saca y hay gente que lo esconde. Pero hay que ser un poco de todo: a veces zumbado, a veces niño... Pero sobre todo hay que ser buena gente, eso es lo importante.

Ahora acumula una década de experiencia como entrenador. Manda en el vestuario, pero ¿en su casa?

Nada. Ahí siempre las mujeres. Tenía un compañero de trabajo que decía: "En mi casa mando yo... cuando no está mi mujer". Y hay otro dicho que dice: "En casa, la última palabra la tiene el hombre y es para decir 'Sí, cariño". En serio, creo que es algo relativo. Lo más importante es que lleves una vida equilibrada con la persona con la que estás conviviendo y tengo la suerte de que la persona que tengo a mi lado (su pareja desde hace más de 15 años se llama Idoya) me hace mejor persona. Es un poco la voz de mi conciencia. Ella siempre dice que hago lo que me da la gana y supongo que tendrá razón. Las mujeres son más listas que los hombres. Cuanto antes asumes esto, antes dejas de equivocarte en muchas cosas. Son más listas y tienen la capacidad de pensar 75 cosas a la vez. Nosotros somos mucho más planos y al final generalmente siempre terminamos pensando en lo mismo (risas).

Se rumoreaba que es usted muy supersticioso.

Sobre todo con el fútbol sala. En mi vida, no. Sé que es una tontería, pero... Como decía aquel, no soy supersticioso porque dicen que trae mala suerte. Tengo manías, que son gilipolleces porque sé que al final dependemos de lo que hacemos, pero, por ejemplo, si llevo una toalla a un partido y ganamos, esa toalla viene conmigo al siguiente partido. Y si hemos perdido, al siguiente no va a venir y me llevo otra. Y así sucesivamente. Tengo muchas cosas de esas, que son tonterías, pero que me hacen sentir un poco más seguro.

Supersticioso, sí. ¿Religioso?

Creo en Dios, pero no en la Iglesia porque creo que está estancada en el siglo XII. No entiendo que una mujer no pueda dar misa, ni por qué hay tanta pobreza y la Iglesia tiene tanta pasta en el Vaticano. Tampoco he visto a Jesucristo con cristales antibalas y sabía que le iban a matar. Son cosas que no comparto para nada con la Iglesia, pero también es cierto que he conocido curas que valían mucho la pena. En mi pueblo, Irurtzun, tuvimos a uno que me marcó desde crío y en esa gente sí que merece la pena creer. En gente que lo deja todo y se va a ayudar a los que lo necesitan, gente que en un pueblo se preocupa por las personas que no pueden ir a misa y se pasa por sus casas. Esas cosas sí que las valoro, pero no creo en las altas jerarquías de la Iglesia. Hay mucha gente que va misa y luego es un auténtico cabrón; en cambio, otros que no han pisado nunca una iglesia son más buena gente que cualquiera que se cree muy creyente.

Por lo que dice, del matrimonio entonces ni hablamos...

No estoy casado y estoy exactamente igual. Para mí son papeles. Al final, lo que vale es el compromiso moral entre las personas. Tampoco me importaría casarme, pero no es una cosa que coma la cabeza, ni creo que sea malo. Sé que es un día bonito para la familia, sobre todo para la gente mayor, pero no le doy demasiadas vueltas.

Cambiemos de tema. Toca hablar de política. Algunos deportistas han dado el salto, pero son malos tiempos para hacerlo, ¿no?

Sí, porque estamos en tiempos muy jodidos para ser político, pero ahora es cuando los buenos políticos deben dejarse ver, dar un puñetazo en la mesa e intentar arreglar esto. O por lo menos encaminarlo.

¿Ha visto alguno?

Seguro que hay. Creo que hay políticos competentes y que hacen las cosas bien, pero sí que me gustaría que, a nivel de Estado, por una vez se mojasen en lo que se tienen que mojar y dejasen de marear a la clase obrera. Siempre se tiende a facilitar las cosas a la gente que más dinero tiene. Se facilitan los despidos, las contrataciones a bajo coste y se hacen muchas cosas que probablemente haya que hacerlas, pero creo que hay otra forma de hacer las cosas. Para mí, reducir el gasto puteando a la gente que anda justa para llegar a fin de mes no me parece una buena solución. Esa gente deja de consumir y repercute absolutamente en todo, porque esa gente deja de comprar coches, casas, deja de salir a restaurantes... Es la pescadilla que se muerde la cola. Los políticos deberían empezar a mirarse su propio ombligo. Habría que empezar a rebajar los sueldos, pero empezando por los que más cobran, no por nosotros.

Y últimamente se ha oído hablar de dietas y sobresueldos, con la que está cayendo.

Me parece muy bien que todos nos tengamos que apretar el cinturón, pero cuando decimos todos, somos todos. Y ellos tienen que dar ejemplo. A nivel mundial, no solo en Navarra. Cuando se habla de recortes y de apretarse el cinturón, creo que está bien, pero hay que empezar de mayor a menor, no de menor a mayor.

Para terminar. También está de actualidad el anuncio de ETA, que deja las armas. ¿Cómo se enteró?

Estaba trabajando en casa y en un descanso puse la tele y lo escuché. La verdad es que una muy buena noticia, independientemente de cómo cada uno la vea. Es una cosa que debería haber acabado hace mucho tiempo. Todas las personas son libres de pensar como quieran, todas las ideas son respetables y los radicalismos no son buenos en ningún sentido. Creo que hay que empezar a plantear cosas y a hablar, a dialogar, que cada uno exprese sus ideas libremente. La violencia nunca es buena en ningún sentido. Hay que descartarla siempre.