pamplona. Con el recuerdo todavía presente de lo sucedido el año pasado en el Karakorum, cuando por estas fechas perdió a tres compañeros tratando de ser los primeros alpinistas del mundo en subir a la cima del Gasherbrum I en invierno, el alpinista vizcaíno Alex Txikon, acompañado por su compañero de cordada, José Manuel Fernández, logró el 18 de febrero otro hito para el alpinismo vasco al firmar la primera ascensión invernal de la historia al Laila Peak (6.096 metros), la considerada montaña más bella del planeta por su aspecto enfilado y señorial, lo que le ha convertido en una de las piezas más codiciadas del Karakorum.

Solo en dos ocasiones había sido hollada su cima, pero nunca antes en invierno. Lo lograron pasadas las cuatro de la tarde tras una jornada salvaje, extrema, durísima, interminable, bajo unas condiciones climatológicas muy adversas. Poco después de terminar la ascensión, y con la tranquilidad de encontrarse de vuelta en el Campo II, el himalayista vizcaíno relató en su blog cómo fue la experiencia. "Hemos logrado llegar de vuelta al Campo II a las 8 y media de la noche, ya sin apenas luz desde las cinco y media o las seis menos cuarto. Ha sido un día muy, muy, muy duro. Estamos agotados. José tiene tres dedos tocados, y yo no puedo casi ni moverme. Ha sido muy, muy duro, pero estamos muy satisfechos y orgullosos del trabajo que hemos completado, con la sensación de haber llegado a una de las cumbres más bellas y exigentes de nuestras vidas".

Tras tener que abortar su primer intento de cumbre el pasado 11 de febrero -apenas a cien metros de la cima por culpa de las adversas condiciones meteorológicas y de la falta de luz- Txikon y Fernández salieron el domingo a las 06:30 horas de la mañana del Campo II (5.600 metros) decididos a firmar la primera invernal al Laila Peak.

Por desgracia, no pudieron acompañarles en esta ocasión ni Ramón Portilla, que el viernes se tuvo que quedar en el Campo Base con síntomas de congelación, ni Juanjo San Sebastián, que decidió retornar también al Campo Base al agravársele las dolencias en una rodilla producidas al golpearse la articulación durante el primer asalto fallido a la cima.

un tramo infernal El día se les hizo eterno a Alex y a José. Con vientos de 60 kilómetros por hora y un frío extremo (San Sebastián indicó desde el Campo Base que calculaba una temperatura de 35 grados bajo cero, pero con una sensación térmica todavía más baja por culpa del viento), no pudieron llegar hasta la cima hasta bien entrada la tarde. "Hemos llegado a las cuatro. Ha sido durísimo. Hacía mucho viento, en muchas zonas había muchísima nieve y había tramos muy difíciles desde el punto de vista técnico. Hemos tenido que hacer doce largos, la mayoría de 80 metros. El tramo final ha sido infernal. Los dos últimos largos, ya arriba, los hemos hecho con nieve por encima del pecho. Hemos llegado hasta donde se podía avanzar. El GPS nos indicaba una altitud de 6.100 metros. A lo mejor, como mucho, nos habremos podido quedar a unos diez metros de lo que es el pico de la cumbre propiamente dicho, pero había tanta nieve en polvo que no se podía seguir, y de haberlo hecho seguramente se habría quebrado y nos habríamos caído al vacío por la otra vertiente", relataba Alex, exhausto, desde su refugio del Campo II, sobre las once de la noche hora pakistaní.

"Han hecho cumbre, sin ningún género de duda", avalaba Sebastián Álvaro tras recopilar toda la información precisa. "La cima del Laila Peak es una aguja de roca. Han llegado hasta unos diez metros de lo que es el pico cimero, pero no lo han pisado por seguridad. Si hubiesen seguido, ten por seguro que aquello se habría roto y ahora estaríamos hablando de otras cosas. Su ataque ha sido algo heroico. Las condiciones han sido extremas, han asumido un riesgo enorme para superar dificultades técnicas extraordinarias en condiciones infernales... Han rematado con éxito una expedición ejemplar, honesta, comprometida, respetuosa, armoniosa? Esta invernal al Laila vale mucho más que muchos de los ochomiles de los últimos tiempos. La recordaremos durante mucho tiempo", aseguraba Álvaro.

descenso complicado El descenso hasta el Campo II no fue más sencillo que la ascensión final, como lo demuestran las cuatro horas de duro trabajo que necesitaron. "Había tramos muy, muy comprometidos. Se nos ha echado la noche encima, el frío y el viento eran increíbles. Lo hemos pasado muy mal", relató Txikon desde el refugio de la tienda de campaña del Campo II. Allí, Alex y José pudieron alimentarse e hidratarse, y confiaban en poder descansar para emprender a primera hora, el camino de regreso hacia el Campo Base, donde les aguardaban Juanjo San Sebastián y Ramón Portillas. Y de ahí, a casa.