Síguenos en redes sociales:

“En enero ya teníamos decidido que mi mujer y mis hijos se iban de Qatar, tanto si me quedaba como si no”

Zupo Equísoain (Pamplona, 7/5/1962) ha cerrado su etapa como entrenador de la selección júnior de Qatar para afrontar el reto de entrenar al Sporting de Lisboa, con la meta de conseguir títulos en Portugal y llevar al equipo a la Liga de Campeones

“En enero ya teníamos decidido que mi mujer y mis hijos se iban de Qatar, tanto si me quedaba como si no”OSKAR MONTERO

Pamplona - Zupo Equísoain, es el entrenador navarro de balonmano más laureado de la historia. Llevó al ya desaparecido Portland San Antonio a ganarlo todo. Ha pasado también por los banquillos de la selección portuguesa, la italiana, el Cuenca y su última aventura fue la selección júnior de Qatar, aunque él continua con su espíritu aventurero y sus ganas de retos, ahora como entrenador del Sporting de Lisboa para esta temporada.

¿Cuáles fueron los motivos por los que ha dejado de entrenar a la selección júnior catarí?

-En Qatar, los contratos son indefinidos, pero puedes comunicar con un mes de antelación que te vas y te dejan libre o ellos te comunican a tí que te vas y tienes un mes para salir del país. No es un contrato cerrado de un año o dos años, es muy fácil de romper. En mi caso, después de 14 meses y después de acabar el Mundial, Valero Rivera se reunió conmigo y me dijo que él iba a hacerse cargo del equipo júnior.

¿Se lo esperaba?

-Pues la verdad es que no, pero tampoco me dio demasiadas explicaciones. Creo que estábamos haciendo un buen trabajo. No sé si le alteró el subcampeonato del mundo. A partir de ahí, yo me puse a buscar equipo.

¿No se sintió traicionado?

-Sí, te sientes frustrado porque no entiendes el motivo. Si hubiera sido por resultados, sería capaz de entenderlo, pero es que no se jugaba. La selección entrenaba una o dos veces a la semana. No lo sé, la verdad. Simplemente me comentó que ya no estábamos juntos y que él se iba a hacer cargo del equipo júnior. No me dio más explicaciones, pero yo tampoco se las pedí.

¿Tuvieron algún problema entre ustedes?

-A nivel personal no. Él es un entrenador que ha ganado todo y ha sido campeón del mundo. A nivel de clubes, lo mismo que ha ganado Valero lo he ganado yo, pero él más veces. En mi caso, no he tenido la suerte de entrenar a una selección top como ha podido ser la española y él, sin embargo, ha sido campeón del mundo. Estamos hablando de una persona que es muy buen entrenador, pero es muy especial. Entonces llegó un momento en el que yo me dedicaba a hacer mis cosas y nada más. No soy un tío al que le guste estar detrás de alguien y que le haga la pelota, ni mucho menos. Al principio me frustré un poco porque no lo entendí. Después de llevar ahí 14 meses... Pero viendo que mi familia se volvía para aquí y que no podía seguir en esa situación de ver a mi familia un mes al año, no fue algo traumático. Me salieron varias posibilidades y al final me decidí por la del Sporting de Lisboa, que era la que más me atraía y la que me permitía competir de verdad en el balonmano europeo.

¿Cómo describiría usted la experiencia de entrenar a la selección júnior de Qatar?

-A nivel de vida es complicado, porque con la familia y con los niños tienes que hacer un esfuerzo. Me levantaba a las cinco y media de la mañana, los niños entraban al colegio a las siete y media, hacía 12 kilómetros en una hora y media, llegaban a casa a la una y media, comían, jugaban un poco, hacían la tarea y para las siete y media de la tarde estaban en la cama. La vida es un poco complicada porque hace un calor infernal y, al estar Doha levantada por las obras de metro y las construcciones para el Mundial de fútbol de 2022, no te queda otra que hacer vida en casa y en los centros comerciales. Para los niños es un país hostil. Pero bueno, al estar todos juntos algo hacíamos, aunque tampoco teníamos mucha vida social porque cada uno va a lo suyo, es un país complicado a nivel de vida. De hecho, en enero ya teníamos decidido que mi mujer y mis hijos se iban de Qatar, tanto si me quedaba como si no. Luego valoramos que, si se iban y yo me quedaba, en un año entero solo les iba a ver en Navidades y en verano. No podía ser. Aparte, yo para salir del país tenía que pedir un permiso que me tendrían que conceder y es un lío. Cuando llegas allá, tú no tienes capacidad de salida, tienes que pedir permisos y, según vean ellos, te los conceden o no.

¿En qué momento decidió embarcarse en la aventura Qatarí?

-Valero Rivera (exentrenador de la selección española y el Barcelona, y actual seleccionador Qatarí) me llamó y me puso el proyecto encima de la mesa, que lógicamente era muy atractivo, y viendo un poco la situación del balonmano español y que era mi última temporada en Cuenca, ya que llevaba cuatro años y el club parecía que iba a apostar por un entrenador de la casa, no tuve dudas a la hora de aceptar.

¿Qué es lo que más le atrajo del proyecto?

-Lo primero que me atrajo era el poder seguir trabajando, como es lógico. Ahora las cosas están muy mal. Los contratos de larga duración han bajado muchísimo y, en estos casos, lo que prima es seguir trabajando. Aunque lo que más me atrajo fue vivir en Asia, conocer otro balonmano, otra vida. Todo esto te enriquece. El idioma, el inglés... Entonces decidí tirar hacía adelante.

¿Le parece Qatar un país justo?

-No. Lo que hay que darse cuenta es que el país es de una persona, que es el emir y en este caso se da la circunstancia de que le gusta el deporte. Entonces, lo que hace es realizar inversiones en deporte. Consiguió el Mundial de balonmano de 2015, han comprado los derechos del Mundial de atletismo y en 2022 albergarán el de fútbol. Lo que se ve es que el emir de Arabia Saudí hace lo que le gusta. Por ejemplo, le apasiona la ópera y ha construido un palacio para la ópera espectacular. Supuestamente, en Qatar no hay esclavitud. El problema es cuando hablamos de un filipino, de una persona de la India o de otra de Sri Lanka, que llegan al país con un contrato de dos años, pero automáticamente les retiran el pasaporte, no pueden salir de Qatar y están cobrando unos 200 ó 300 euros al mes trabajando 12 horas al día a 47 grados de temperatura. Es un país un poco esclavo. Algo que refleja esto es que, desde que se empezaron a construir los estadios para el Mundial de fútbol de 2022, ya ha habido más de 1.200 personas muertas porque no tienen medidas de seguridad en la construcción. De hecho, ya ha habido denuncias de diferentes países en el tema de derechos humanos.

¿En qué momento se empezó a acostumbrar a la vida en un país como Qatar?

-Lo primero que me hicieron al llegar allí fue meterme en un hotel y me pasé cinco meses dentro del hotel. Iba del hotel al pabellón en el que yo tenía mi oficina y nada más. Cada entrenador tenía su despacho. El horario de trabajo era de ocho y media de la mañana a una y media de la tarde y, si a la tarde había entrenamiento, pues a entrenar y después a casa. Lo extraño ahí, por ejemplo, es que el fin de semana no incluye al domingo. Es solo viernes y sábado. El viernes es como si fuera domingo, porque es el día de la familia, y el sábado es como un sábado aquí. Por la mañana se trabaja y por la tarde no. Durante el fin de semana te das una vuelta por los centros comerciales porque no hay más posibilidades. Es un país en el que viven dos millones de personas y solo 300.000 son Qatarís de pura cepa. Los demás son extranjeros. En los pueblos de alrededor de la capital viven unas 2.000 personas, ya que casi toda la población se concentra en Doha. Estamos hablando de un país que es la mitad de Navarra. Es una pena cuando va Nadal, las carreras de MotoGP o espectáculos deportivos de alto nivel y solo van 200 ó 300 personas. Yo, por ejemplo, estuve viendo las motos y estábamos 400 personas. No hay gente. Al árabe de origen, al Qatarí, solo le interesan las carreras de camellos y nada más. La política cultural y deportiva es dar a conocer Qatar al exterior, por eso se publicita e invierten tanto en deporte. En el Mundial de Qatar de balonmano hice todas las gestiones para conseguir que muchísima gente española viajara para animar a la selección Qatarí.

¿Podría explicarme los aspectos más característicos de un país como Qatar?

-Hay una seguridad máxima. Nadie se sale del guión porque, si te sales, te deportan o te meten en la cárcel. Por ejemplo, si tu vas por la calle y uno te hace una pirula con el coche, no le puedes insultar ni sacar el dedo ni nada porque esa persona podría denunciarte y a saber qué te podría pasar. Ha habido gente que ha ido a la cárcel por este motivo. A nivel de seguridad, a nivel de religión, con el islam y tal, Qatar es un país que lo lleva al pie de la letra. En otros países árabes son mucho más liberales. Otra de las cosas que me llamó mucho la atención es el clima. Yo llegué a Pamplona el 9 de julio, saliendo de Qatar con 48 grados, y en Pamplona había 17 grados, 31 menos. Sin embargo, entras a cualquier recinto cerrado y hace frío. Tienen el aire acondicionado muy fuerte porque, normalmente, las catarís o musulmanas van muy tapadas y entonces para la gente de fuera suben el aire acondicionado para que te tapes. Si una occidental o una europea va un poco con manga corta o pantalones cortos, en los centros ponen el aire acondicionado a tope para que se tapen.

Ahora inicia una nueva etapa en el Sporting de Lisboa. ¿Cómo afronta el reto de volver a entrenar en Europa?

-Me apetece mucho, primero, por la competición europea. Aunque el sorteo no haya sido muy benévolo (el Sporting de Lisboa ha quedado emparejado con un equipo danés en la Copa EHF). Aunque es una eliminatoria muy difícil para nosotros, lo importante es que vuelves a la rueda de Europa. Vuelves a una competición en Portugal, la liga, que, aunque el Oporto lleva siete años seguidos ganándola, es una liga muy competida en la que Sporting, Oporto, Benfica y Braga son los equipos que optan al título. Por ejemplo, el año pasado, el Sporting perdió el título en el quinto partido del play off. Es una competición de 12 equipos, con una primera fase y después una ronda de play off. Para mí es una liga atractiva y todo eso me motiva mucho. En el año 2000 estuve un mes entrenando a la selección de Portugal y la clasifiqué para el Europeo de Croacia, así que tenía una buena imagen del balonmano portugués. El Sporting de Lisboa es además un club con unas instalaciones impresionantes y un equipo con ocho internacionales. Estoy muy ilusionado y muy motivado.

Muchas de las estrellas españolas se han tenido que ir fuera de España. ¿Cómo ve usted el balonmano español?

-Hay que darse cuenta de una cosa. Todos los jugadores y entrenadores top hemos tenido que irnos de España. La cantera de entrenadores del balonmano español es la mejor cantera de entrenadores, para mí, del mundo. Por ejemplo, en cuartos de final de la competición europea había cinco entrenadores españoles jugando la eliminatoria. En la Final Four, de cuatro equipos, tres tenían entrenadores españoles. La metodología y la manera de trabajar de los entrenadores españoles está de moda simplemente porque, en su momento, cuando el balonmano español era de los más importantes, los clubes estaban destacando en Europa, era la mejor liga del mundo y se ganaban todos los títulos. El problema ahora es que todo el mundo ha tenido que salir fuera y es por eso que el balonmano español ha dado un paso atrás de unos 10 años y creo que la recuperación tardará más de una década. Será entonces cuando los entrenadores españoles vuelvan a España y cuando los jugadores, con unas condiciones justas y una seguridad de cobro, retornen a la Liga Asobal. El problema es que no hay patrocinadores. Con la crisis brutal que ha habido, las empresas apuestan por otras necesidades sociales que son más importantes que el deporte. Cuando esto se recupere, los patrocinadores volverán y los que sean más listos se volverán a subir al tren. Hay que esperar. No hay jugadores extranjeros de altísimo nivel en la Liga Asobal, se está tirando mucho de gente joven. Hay jugadores que están jugando ahora que hace 10 años se veía imposible que jugarán en esta liga. Eso es un beneficio para la cantera y para la selección nacional. La liga española se divide en 15+1. Entre esos 15 hay rivalidad y ese uno es el Barcelona, que no tiene rival. Lo más atractivo de la Liga Asobal es eso, la competitividad en resultados y que la gente joven está teniendo minutos y está jugando, algo que hace años era impensable.

Hablemos ahora del balonmano navarro. El Helvetia Anaitasuna se ha clasificado para competición europea por primera vez en la historia. ¿Qué le parece?

-Me parece muy bien. Anaitasuna tiene un proyecto muy consolidado, muy serio a nivel contractual de cumplir con los contratos que tiene firmados con sus jugadores, y ha hecho un equipo en los últimos años muy firme y la temporada pasada recogió el premio de poder jugar en una competición europea. Lo están haciendo muy bien desde hace tiempo y éste es el premio.