arbizu - Joseba Ezkurdia (22/04/1991) es originario de Arbizu, una localidad de la Sakana cuna de grandes pelotaris. Debutó como profesional hace seis años en uno de los grandes escenarios pelotazales, el frontón Beotibar de Tolosa, y lleva varios años en lo más alto de este deporte luchando codo con codo con los más grandes pelotaris. Actualmente disputa el Parejas con un gran amigo, José Javier Zabaleta, y juntos forman una de las combinaciones favoritas para llevarse el torneo.

¿De dónde le viene esa afición por la pelota? ¿Tuvo claro desde pequeño que se quería dedicar a esto?

-Empecé en la escuela de Arbizu desde muy pequeño, en mi familia siempre ha habido mucha afición a la pelota, mi padre jugó algún partido en aficionados, siempre he mamado este deporte desde pequeño. De Arbizu me fui a la escuela de Oberena. Allí estuve un año y medio y un día me llamo Jokin Etxaniz y empecé a entrenar con ellos, enseguida Aspe me ofreció un contrato y a los seis meses debuté.

¿Cuándo se dio cuenta que había cumplido el sueño de ser pelotari?

-El último año que jugué en aficionado empecé con preparador físico, yo nunca había entrenado ese aspecto, iba a correr, hacía mucho deporte, pero cuando llegas a estos niveles tienes que dar un paso más. Etxaniz me dijo que sería bueno empezar a hacer físico. En aficionados empecé a llegar a finales y ganar muchos torneos, fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que darlo todo por dedicarme a esto, me di cuenta de que podía tener futuro como profesional.

Me imagino que, teniendo en su casa afición por la pelota, tendría usted algún ídolo o un pelotari que le llamara la atención de pequeño.

-Mi referente siempre ha sido Martínez de Irujo, siempre ha sido mi ídolo. Cuando entré en Zentrum, el centro de alto rendimiento donde entreno actualmente, tuve la oportunidad de trabajar con él muchas veces. Cuando necesitaba un sparring, me llamaba y entrenábamos juntos. La verdad es que ha sido todo un lujo tener esa oportunidad.

La Sakana ha sido siempre una zona de, además de mucha afición, lugar de nacimiento de grandes pelotaris, ¿a qué cree que se debe? ¿Quizá se da más importancia que a otros deportes como el fútbol?

-No lo sé. Quizás en los pueblos pequeños hay más afición. Pero en general creo que el fútbol le ha comido bastante terreno a la pelota. En el caso de Arbizu hay una afición increíble, en la escuela de aquí hay igual 40 o 50 niños con ficha. En los pueblos de alrededor en casi todos hay un club, eso al final ayuda mucho. Quizás antes sí que había más afición, pero también es verdad que la pelota, al ser un deporte individual, es más difícil para un chaval. Si juegas a fútbol, estás con amigos, eso hace mucho.

Para todos los pelotaris el día más especial de sus carreras suele ser el debut ¿Es así en su caso también?

-Sin duda. Fue un día muy especial para mí, un día muy bonito, pero también fue un día de muchos nervios. Me acuerdo de salir de Arbizu camino de Tolosa, estaba aterrorizado, el camino en el coche fue un momento de mucha tensión. Pero cuando llegué al frontón y comencé a ponerme los tacos en el vestuario me tranquilicé. Todo Arbizu estaba allí, el frontón a rebosar. Durante el partido me sentí muy cómodo, fallé unas cuantas pelotas, pero fue un partido muy bueno en general.

El Campeonato de Parejas de este año es uno de los más igualados de la historia, no ha habido nadie que haya hecho pleno en los tres primeros partidos desde el año 2004. ¿Cómo lo ve? ¿Ve alguna pareja favorita?

-Está muy igualado, sí. Las empresas han hecho un gran trabajo haciendo las parejas, están muy igualadas. Esto es muy bueno para el aficionado, hace que la gente acuda más al frontón y al final lo disfrutan más, estará muy reñido hasta la última jornada. El tema de los favoritos no lo sé, no veo ninguna pareja por encima de otra. Quizá Bengoetxea-Larunbe, que ya se conocen del año pasado. También la formada por Victor y Albisu es muy fuerte, están los dos en un gran momento.

La pareja que le ha tocado es Zabaleta, con el que ya ha jugado tres veces este campeonato.

-Sí, la verdad es que ya hemos jugado juntos tres veces y estoy encantado de que me haya tocado con él. Además de ser un gran pelotari es una gran persona y eso es muy importante dentro de la cancha. En aficionados jugamos muchos partidos en contra y resulta importante conocerse bien.

¿Han hablado de marcarse algún objetivo?

-La verdad es que no hemos hablado nada. Cuando empezamos el torneo teníamos buenas sensaciones y perdimos el primer partido en Bera, no jugamos bien. Luego hemos ganado los otros dos partidos y hemos vuelto a recuperar un poco las sensaciones que teníamos al empezar. Al final hay que pensar en cada partido, hablamos de que íbamos a ir partido a partido y salir concentrados. Sabemos que tenemos que hacer las cosas muy bien para pasar a la siguiente fase.

¿En qué diría que ha cambiado usted como pelotari desde que debutó en profesionales?

-Creo que ahora tengo mucha más experiencia. Cuando debuté en el primer Parejas, sustituí a González. En ese y otros campeonatos que jugué en aquella época no controlaba bien los tiempos del partido. Ahora lo llevo mucho mejor. Le ayudo mas al zaguero, entonces quizá no le quitaba tantas pelotas, he aprendido mucho a jugar en pareja.

¿Cuáles diría que son su mejor y su peor momento dentro de un frontón?

-Como he dicho antes, el mejor momento fue el debut. Pero también tengo muy buen recuerdo de las dos finales que jugué en San Fermín, aparte de que es un festival muy especial para mí por lo que representa, me sentí muy bien dentro del frontón, disfruté muchísimo. El peor no sabría decirte, quizá un partido del Manomanista que iba ganando a Urrutikoetxea y finalmente me remontó.

¿Qué txapela, de las tres que se juegan, desea con más ganas tener colgada en su habitación?

-Sin duda, el Manomanista, la modalidad individual de frontón entero es la que te da nombre, la que te marca. Me haría muchísima ilusión ganarlo, la verdad. Es una distancia en la que me veo muy bien, pero sé que es muy difícil ganar porque hay grandes rivales.

En el pasado Cuatro y Medio comenzó con buen pie, pero se quedó a las puertas de la semifinal tras perder con Urrutikoetxea y Altuna III, los que a la postre fueron los finalistas.

-Es un campeonato en el que me veo muy bien, disfruto mucho, me veía competitivo y era un torneo en el que tenía grandes esperanzas puestas. Pero los dos últimos partidos no jugué bien, fallé muchos tantos y para ganar a esos pelotaris eso no se puede permitir.

Hace pocos días supimos que la final del Cuatro y Medio de 2018 se disputará en Navarra. Imagino que, además de la ilusión de llegar a una final, jugarla en tu tierra tiene que ser lo máximo.

-Fue lo primero que pensé, ojalá pueda estar en ella. Me encantaría poder estrenarlo. Pero ahora mismo tampoco lo pienso, poder jugar en Navarra en el Labrit también es un privilegio. Siempre hay un ambiente increíble, el público está encima de los pelotaris, creo que no hay un frontón igual. A parte de que es un frontón idóneo para jugar a pelota, el Labrit tiene algo para este deporte muy especial. El Navarra Arena no he tenido la suerte de verlo, pero seguro que es espectacular. También se jugará la final del Masters Codere, este año no ha tenido mucho éxito, pero a ver si tiene continuidad.

Y de los pelotaris que hay en la actualidad, ¿ve a alguien por encima del resto?

-Urrutikoetxea me parece muy completo, es un pelotari muy bueno y muy complicado de ganar. Altuna me parece un manista muy especial, es artista, ve huecos en todos los sitios. Además de esos dos, Bengoetxea y Olaizola II ya sabemos qué tipo de pelotaris son.

¿Y cómo ve la próxima generación de pelotaris navarros? ¿Está asegurado el futuro?

-Hay pelotaris buenísimos que vienen muy fuerte. Está claro que ahora por ejemplo los pelotaris guipuzcoanos quizás están dominando más. Yo, de los navarros, al que más fuerte veo es a Laso, es eléctrico, sin duda hará grandes cosas.

Venimos de unos años en que los frontones dejaron de estar llenos, ahora parece que se está recuperando un poco, ¿cree que va a mejor?

-Creo que la crisis le hizo mucho daño a la pelota. Pero cada vez creo que está en mejor momento de forma. El año pasado y éste, las entradas están siendo muy buenas en todos los frontones. La gente cada vez acude con mas asiduidad. El futuro es ilusionante.

¿Cuáles diría que son sus cualidades como pelotari? ¿En qué le gustaría mejorar?

-Creo que en ataque aún tengo que mejorar, pero desde que debuté he progresado mucho. Creo que mi mayor virtud y en lo que más he mejorado es en el aspecto de ayudar al zaguero. Entro mucho más de aire y le quito muchas pelotas al compañero. Lo que creo que debo mejorar es el disfrutar dentro del frontón, estar cómodo. Por ejemplo, como he dicho antes, en San Fermín fue cuando más disfruté y cuando mejor jugué a pelota, es importante el sentirse cómodo dentro de la cancha y pasárselo bien.

¿Ha sentido presión por ganar o hacerlo mejor en algún momento de su carrera?

-Por ese lado no. La única presión que he tenido ha sido por mi parte. Quizás a veces he pecado de querer demostrar a toda prisa de lo que era capaz. Pero al final creo que he hecho muchas cosas bien. Me he llevado muchos mazazos, sí, pero de los golpes también se aprende, trabajo cada día para mejorar y llegar más alto. Siempre hay que seguir luchando. Lo que tengo muy claro es que el día de mañana, cuando acabe mi carrera en la pelota, no habrá nada que no haya hecho por seguir mejorando. Nunca diré que me arrepienta de no haber intentado todo por mejorar y de no haber trabajado al máximo cada día para ser mejor pelotari.

¿Y cómo se ve en el futuro?

-No lo he pensado mucho. Me veo en mi pueblo, aquí en Arbizu, con la familia. Si tengo que buscar un trabajo, lo buscaré. Me gusta todo lo relacionado con el deporte, pero sé que es muy difícil.

¿Es tan buena la vida del pelotari como dicen? ¿O es cada vez más sacrificada?

-Es buena vida, sí. Al final hacemos lo que nos gusta y eso es muy importante. Claro que, como todo, tiene su lado malo, tienes que valorar a veces ciertas cosas, pero yo no me quejo para nada. Si hay una cena con amigos o algún evento de ese tipo, me quedo en casa y listo, no me cuesta esfuerzo.

¿Qué es lo más difícil a lo que ha tenido que enfrentarse en todos estos años como pelotari?

-Cuando salté de aficionado a profesional cogí el ritmo bastante bien. Pero los primeros partidos recuerdo que entre la tensión que tenía en el cuerpo y el cansancio del partido, acababa los partidos muerto. Recuerdo que los compañeros me decían que no había sido un partido duro, pero yo no podía con mi alma (risas). Quizás ese salto es lo que más me costó.