El Cuatro y Medio de San Fermín es sinónimo de espectáculo en una función final distinta: decorada con el blanco y el rojo en un ambiente abrumador, caluroso y acogedor. El 7 de julio el Labrit de Iruñea se viste de fiesta en el txupinazo de la feria navarra, que abre el verano manista como una caja de Pandora de pelota a mano, vértigo y actividad a raudales. En un contexto de pandemia mundial, eliminado el aroma lúdico a la semana sanferminera, La Bombonera vive este miércoles una cita muy extraña: un 7 de julio sin público, sin gerrikos colorados, sin pañuelicos, sin canciones, sin rumor, sin asfixia… Un 7 de julio descafeinado, si no fuera por la presencia de Jokin Altuna y Unai Laso sobre la cancha en busca de una txapela que tiene un significado especial. Un titán contra un volcán.

Dos pelotaris que aúnan juego y carisma en un cóctel perfecto se encuentran en el acotado este miércoles, a partir de las 11.30 horas. Altuna III, campeón del Manomanista, del Cuatro y Medio y del Cuatro y Medio de San Fermín en curso -se impuso en 2019 y en 2020 no hubo hostilidades-, es el hombre franquicia de Aspe. El amezketarra suma espectáculo, seriedad, liderazgo y alegría en el juego. Además, sus números en la jaula están solo al alcance de los elegidos. Es el favorito a reeditar el título que consiguió en la edición anterior ante Iñaki Artola (22-13).

“Es un rival muy duro”, esgrime Laso. El de Bizkarreta-Gerendiain no fue renovado por su empresa en agosto de 2020 siendo el mejor delantero de la plantilla; en el campo aficionado lo ganó todo y en sus tres encuentros desde su regreso en Baiko Baiko ha demostrado su talla. Superó a Peña II (22-17), tumbó a Urrutikoetxea (15-22) y Peña II (22-17)trituró a Agirre (6-22). La velocidad de su pelotazo es una tortura. Su camino es de figura.

27 VICTORIAS

Lleva 27 victorias consecutivas. El tiempo fuera de la Liga de Empresas no ha pasado factura a Laso, que está pletórico y es un activo en perpetuo crecimiento. Además, su juego transmite. Está llamado a ser el motor de la promotora de Bilbao. Y eso, como le pasa a Altuna III, no se compra. A falta de público, ellos ponen calor y espectáculo. Asegurado.