Se esperaba mucho del debut de Inglaterra en el Mundial, al que llega como una de las grandes favoritas para ganarlo, y no defraudaron los muchachos de Gareth Southgate. No hubo rastro en el combinado inglés de los nervios lógicos que acompañan a cada estreno, todo lo contrario. La selección de los tres leones fue masticando con paciencia su victoria. Sin prisa, pero sin pausa. Piano piano. Sin un excesivo ritmo, pues no le hizo falta, monopolizando el balón, pero con mucha chispa en ataque, donde se marcan las diferencias, Inglaterra dejó visto para sentencia el partido en la primera mitad con tres goles. El tanto inicial, el más complicado, fue obra del nuevo chico maravilla inglés, un Jude Bellingham por el que ya suspiran los grandes equipos europeos y que con solo 19 años, en su primera aparición en un Mundial, subió su precio en unos cuantos millones de euros.

El inicio del choque ya dejó bastante claro que el partido iba a tener un claro dominio inglés. Irán rápidamente se replegó en su propio campo, renunciando a la posesión del balón, pero con una presión más bien tímida, algo que agradecieron John Stones y el siempre señalado Harry Maguire, que es un fijo para Southgate pese a que su rendimiento en el Manchester United ha dejado mucho que desear en numerosas ocasiones. Los dos centrales encontraron con demasiada facilidad a Declan Rice y Bellingham, dos futbolistas que aúnan calidad y capacidad de sacrificio a partes iguales, y desde ahí comenzaron los problemas de Irán.

Por si esa sensación inicial, que el transcurrir del tiempo fue confirmando sin que los asiáticos pudieran ponerle remedio, en la primera llegada de peligro de Inglaterra el portero iraní Beiranvand chocó de manera violenta con el central Hosseini y tuvo que pedir el cambio. Intentó seguir sobre el verde un portero de récord Guinness, pues tiene el honor de haber registrado el saque con la mano más lejanos: 61,26 metros. Con la nariz ensangrentada y en camilla, tras un cuarto de hora con el partido parado, tuvo que dejar su hueco a su suplente.

El portero de Inglaterra, Jordan Pickford, en un momento del partido. Neil Hall | EFE

La imagen del guardameta sangrando fue una especie de premonición, pues el traje que le hizo Inglaterra a Irán fue curioso. Maguire, al que Trippier buscó en cada saque de esquina con una precisión milimétrica, lanzó el primer aviso serio con un testarazo que repelió el larguero a la media hora de juego. También de cabeza, apenas tres minutos después, Bellingham remató al fondo de la red un medido centro de Luke Shaw que colocó lejos de la estirada del portero iraní. Un golazo como carta de presentación en un Mundial. Por si fuera poco, completó 40 pases sin error en la primera mitad. Palabras mayores.

El tanto abrió la veda. Inglaterra olió sangre y quiso dejar el partido encarrilado por la vía rápida. Antes del descanso, Bukayo Saka, otro joven valor inglés que crece a pasos agigantados en el Arsenal de Mikel Arteta, se sacó de la nada un gran disparo desde dentro del área y Harry Kane, que no marcó pero cuajó una gran actuación, con dos asistencias, le sirvió un gran balón a Sterling, que marcó a placer. 3-0 y a dormir el partido.

Seis cambios

La segunda mitad arrancó de igual manera que la primera. Inglaterra mantuvo el balón en su dominio ante una Irán incapaz. Los tres cambios que realizó su seleccionador, Carlos Queiroz, no tuvieron ningún efecto y el choque fue consumiendo minutos para desesperación de los iraníes, que deberán mejorar muchísimo su imagen ante Estados Unidos y Gales si quieren tener alguna opción de alcanzar los octavos de final. Al menos entraron en la historia al ser la primera selección en realizar seis cambios en un Mundial, puesto que la FIFA aprobó meses atrás que en caso de tener que sustituir a un futbolista por conmoción se conceda un cambio extra.

Por lo demás, el partido no tuvo mucha más historia. Con la sensación de no haber pisado el acelerador hasta el fondo, pues no le hizo falta, las individualidades en ataque de Inglaterra le bastaron para anotar otros tres goles a la vuelta de vestuarios. Saka firmó su doblete a la hora de juego y Taremi, en una acción en la que a Maguire se le vieron las costuras, pues se dejó coger fácilmente la espalda, recortó distancias. Un espejismo.

Rashford, en el primer balón que tocó, dejó sentado a su par para definir con maestría tras recibir una gran pase en largo de Kane, que volvió locos a los dos centrales de Irán. La guinda la puso Grealish, otro suplente, lo que habla del potencial de esta selección inglesa, al culminar una buena cabalgada de Callum Wilson. Ya en el tiempo de descuento, que dio para otro partido –14 de añadido en la primera mitad y nueve en la segunda–, el árbitro señaló penalti por agarrón en el área inglesa y Taremi no falló desde los once metros para firmar el segundo doblete de la tarde. Un leve consuelo. Irán fue un juguete a manos de una Inglaterra que asustó en su debut en el Mundial.

FICHA TÉCNICA

Inglaterra: Pickford; Trippier, Stones, Maguire (Min. 70, Dier), Shaw; Rice, Bellingham, Saka (Min. 70, Grealish), Mount (Min. 71, Foden), Sterling (Min. 70, Rashford); y Kane.

Irán: Beiranvand (Min. 20, Hosseini); Moharrami (Min. 63, Torabi), Pouraliganji, Cheshmi (Min. 46, Kanaani), Hosseini, Mohammadi; Jahanbakhsh (Min. 46, Gholizadeh), Noorollahi (Min. 77, Azmoun), Karimi (Min. 46, Ezatolahi), Hajsafi; y Taremi.

Goles: 1-0: Min. 35; Bellingham. 2-0: Min. 43; Saka. 3-0: Min. 45; Sterling. 4-0: Min. 62; Saka. 4-1: Min. 65; Taremi. 5-1: Min. 71, Rashford). 6-1: Min. 90; Grealish. 6-2: Min. 90; Taremi.

Árbitro: Raphael Claus (Brasil). Amonestó a Jahanbakhsh y Pouraliganji, de Irán.

Incidencias: 45.334 espectadores en el Khalifa International Stadium de Doha para presenciar el encuentro de la primera jornada correspondiente al grupo B entre Inglaterra e Irán.