Como dirían los de Pantomima Full, en su cabeza era espectacular: ¿a quién se le ocurrió y, aún más importante, quién aprobó la brillante idea de que la Liga Promises de fútbol, de equipos sub-12, celebrara su 30º aniversario dejando jugar en cada equipo, 10 minutos por partido, a un exfutbolista profesional? ¿Les leyeron al menos la cartilla a esos adultos para que no le hicieran una entrada dura a un niño, ni realizaran una veintena de regates humillantes consecutivos, ni chutaran con fuerza a la portería que defendía otro chavalín? ¿Y qué tipo de promises son Cazorla, Juanfran o Toquero? ¿Y qué aporta eso –aparte de circo– a una competición sub-12 que se presume seria? Semejante fistro se ha jugado estos días en Villarreal, convirtiendo esos 10 minutos (5 primeros de cada tiempo) en algo que poco o nada tiene que ver con el fútbol. Espectacular idea, sin duda, la de las cabezas pensantes de la RFEF.