Se tambalea la Itzulia, en precario equilibrio debido a las caídas que le muerden las piernas como si se tratara de un ejército de infatigables termitas. Llegado al meridiano de la competición, se repite un patrón. Descontada la jornada inicial, la crono individual en Irun, las llegadas en Kanbo y Altsasu han dejado la carrera tocada por las caídas. Si bien en Iparralde la lluvia asomó y eso elevó el riesgo, camino de la meta de Altsasu el piso estaba completamente seco y una gran caída agarró al pelotón.

Juan Ayuso se vio involucrado en la misma. Tras ser examinado por los médicos del equipo, el UAE anunció que el alicantino padece abrasiones y un golpe, pero que podrá continuar en carrera. Lo mismo que Roglic, si bien las circunstancias de su accidente distan mucho de las resoluciones en Altsasu y Kanbo. “Íbamos en bola y hemos entrado pasados a la curva”, decía Pello Bilbao, recién finalizada la etapa, sobre la caída que afectó al líder.

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La Itzulia pasa por Navarra en su tercera etapa Javier Bergasa

La de la bocana de meta tenía otro argumento. “El aire pegaba de cara y pelotón se ha compactado. Baja la velocidad. En esas situaciones, con mucha gente pensando que tiene fuerza y opciones, hay más contacto que cuando se va en fila de a uno y por eso suele haber más caídas”. Resaltó el de Gernika que el recorrido no era peligroso. La caída se produjo en una carretera ancha cuando restaba un kilómetro.

Juan Ayuso, con el casco roto.

El trazado de Kanbo, donde Ion Izagirre se fue al suelo y se dejó 23 segundos que le sacaron de la lucha por los primeros puestos de la general, tenía otras características. El elemento de la lluvia resultó determinante según Pello Bilbao. “Nadie esperaba que lloviera, la presión de las ruedas es distinta y la carretera se puso muy resbaladiza. Ese fue el factor determinante, además de que la carretera era estrecha y no había sitio para que pasáramos todos”.

A pesar de que en las caídas el porcentaje de aleatoriedad es elevado y las variables son muchas e incontrolables, desde el pelotón se apunta a que existen varias causas. Los recorridos de la Itzulia no tienen la exigencia de las pasadas ediciones y el gran grupo, en buena medida, llega menos desgastado, más compacto y con más fuerza a los finales de etapa. Eso implica que son muchos más numerosos los actores que entran en el juego de la victoria además de quienes buscan la general. “Todos queremos estar ahí delante y se lima mucho en el momento decisivo. Hay muchísima tensión y velocidad”, apuntó Ion Izagirre. El riesgo aumenta exponencialmente porque no existe una selección natural que rebaje el riesgo de caídas.