pamplona - Con 5 años salió de Camerún, puso rumbo a Navarra con su familia, se asentó en Villava-Atarrabia y ahora, a sus 17, su nuevo hogar está en Alicante. Lysa Tchaptchet es una de las joyas del balonmano navarro más prometedoras y sus cualidades y potencial no han pasado desapercibidos para la elite de este deporte. El BM Elche se ha fijado en ella, le ha abierto sus puertas y la joven pivote no ha desaprovechado esta oportunidad: es uno de los fichajes del equipo para las próximas dos temporadas.

Su incorporación a la Liga Guerreras Iberdrola, la máxima categoría del balonmano femenino, es la guinda a un año de ensueño. Un año para enmarcar que comenzó en el mes de enero, tras proclamarse subcampeona de España con las juveniles de Navarra en el Campeonato de España de Selecciones Autonómicas (CESA) de Valladolid. Pero no es la única guinda. Tras un largo proceso, Lysa Tchaptchet acaba de obtener la nacionalidad española y, acto seguido, la inmediata llamada de la selección. Su primera convocatoria con las Guerreras júnior para la disputa de dos partidos amistosos en septiembre ante Francia. “Ahora mismo estoy en una nube. Aún no me creo todo lo que me está pasando. Es emocionante”, explica desde Elche, donde lleva ya un mes de “dura” y “exigente” pretemporada.

A sus 17 años -en diciembre cumplirá los 18-, Lysa ha decidido dar el gran salto a la elite desde la División de Honor Plata, categoría en la que estaba jugando con el equipo de su pueblo, el Beti Onak, y de donde se lleva muy buenos recuerdos. “Mis compañeras se alegraron mucho por mí y estoy contenta por cómo reaccionaron. Siempre me han apoyado y todavía se siguen preocupando por cómo estoy”, asegura.

El club de Villava-Atarrabia ha sido su casa, el lugar donde se ha forjado como jugadora. Como persona. Es donde han sabido sacar lo mejor de sus 1,85 metros de altura, de unas cualidades físicas innegables que le permiten moverse con solvencia desde los seis metros. Ahora, no obstante, quiere dar un paso adelante. “El Elche se puso en contacto conmigo hacia mitad de la temporada pasada. Al principio no sabía qué hacer, pero finalmente me decidí a venir por la experiencia y por que su proyecto formativo encaja bastante conmigo. Mi objetivo personal aquí lo tengo claro: quiero aprender y disfrutar”, destaca.

familia balonmanera

Su abuelo jugaba en Camerún

Y su hermana pisa fuerte

Para Lysa Tchaptchet, el balonmano es su pasión. Su sueño. Pero no siempre fue así. Tras venir desde Camerún, y con 6 años, comenzó a practicar un deporte que apenas le motivó al inicio y que no acababa de cuajar en ella. La joven pivote, que incluso llegó a coquetear en la primera línea como lateral, recuerda que empezó en este deporte “porque el coordinador del club le aconsejó a mi madre que me apuntara”. Al principio, “no sabía ni lo que era y mucho menos me gustaba, porque era de mucho contacto y yo, que de pequeña era muy flaca, acababa siempre en el suelo”. Sin embargo, lejos de abandonar, le dio una oportunidad. Con el paso del tiempo, “me empezó a gustar cada vez más”. Siguió con su progresión en el Beti Onak, entrenando, jugando, divirtiéndose cada vez más, y ese sueño lejano de alcanzar un día la elite, impensable en esos difusos comienzos, “acabó siendo uno de mis objetivos”. “No pensaba que lo iba a conseguir tan pronto, la verdad. Pero cuando se me planteó la oportunidad, preferí no desaprovecharla”.

Lysa es la mediana de tres hermanas. La mayor es Lyne, de 21 años, mientras que la pequeña, Lyndie, con sólo 13, también apunta maneras en el mundo del balonmano. En el CESA de Valladolid se desveló como una prometedora lateral izquierdo e, incluso, se alzó con la medalla de oro con las infantiles de Navarra. “Tenemos pique entre las dos”, bromea. “Ella quiere que, en un futuro, juguemos juntas en el mismo equipo, pero yo prefiero tenerla como rival. Me apetece más”, asegura entre risas.

El balonmano se vive muy intensamente en el hogar de las Tchaptchet. Su mayor fan es su madre, “que viene a vernos todos los partidos que puede”. Pero la pasión por este deporte ya la llevan en las venas. Su abuelo jugaba al balonmano en el club de Yaundé, la ciudad donde nació en Camerún. Rozaba los dos metros (1,96 m) y jugaba de lateral y de pivote. “Yo no lo conocí, pero cuando era joven escribió un libro sobre jugadas y reglamento de balonmano. Ahora lo tenemos mi hermana y yo. Ver ese libro en casa, que tendrá unos 50 años, es muy emocionante”, explica.

Un buen legado para Lysa, un bonito recuerdo familiar para una jugadora de futuro, con mucha proyección, que quiere hacerse un hueco en el mundo del balonmano.

Nombre completo. Lysa Tchaptchet Defo.

Lugar y fecha de nacimiento. Yaundé (Camerún), el 20/12/2001. Con 5 años se trasladó con su familia a Navarra, en concreto a Villava-Atarrabia.

Demarcación. Pivote. Mide 1,85 metros.

Trayectoria. Comenzó a jugar al balonmano con 6 años en el Beti Onak, club en el que se ha formado y donde dio el salto a la División de Honor Plata. Ahora, ha fichado por el BM Elche, equipo de la Liga Guerreras Iberdrola. Allí comparte piso con tres compañeras. También ha jugado con la selección de Navarra, proclamándose subcampeona de España juvenil en el pasado CESA. Ha obtenido la nacionalidad española y ya ha sido convocada por las Guerreras júnior para jugar dos amistosos ante Francia el 27 y 28 de septiembre.

Estudios. En Navarra cursó Bachillerato en Ciencias de la Salud y quiere estudiar en la universidad. “En septiembre sabré la carrera. Los estudios no los voy a abandonar”, asegura.