La victoria de Richard Carapaz en el Giro de Italia no sólo ha convulsionado a todo Ecuador, que no vivía una fiesta deportiva de alta gama desde los triunfos olímpicos y mundiales del marchador Jefferson Pérez, sino que ha despertado un terremoto de reconocimiento hacia el ciclista.

La trayectoria de Richard Antonio Carapaz (El Carmelo, Carchi, 26 años) no ha sido un camino de rosas, sino que ha estado marcada por el sacrificio, la constancia y el reto de perseguir un sueño hasta conseguirlo, inculcado por su padre, Antonio Carapaz, transportista de profesión.

El vencedor del Giro, que descubrió su primera bicicleta entre la chatarra y que no hizo caso a nadie cuando en el colegio le aconsejaban que dejara el ciclismo porque no llegaría a nada, se inició en Ecuador a los 15 años en el equipo que actualmente se llama Coraje Carchense. Después pasó al RPM, en el que se destapó ganando la Vuelta a Guatemala y los Panamericanos sub-23.

La siguiente estación en su trayectoria fue Colombia, país limítrofe con la parroquia El Carmelo, del cantón Tulcán, conocida como la capital del ciclismo ecuatoriano, donde ha vivido y vive la familia de Richard. En el país cafetero militó en el Strongman, con el que fue el primer extranjero en ganar la Vuelta de la Juventud.

Este resultado no pasó inadvertido para los observadores y técnicos del Lizarte, equipo filial del Movistar y nombre comercial de una estructura que, con diferentes denominaciones, lleva 27 años de andadura con sede en Navarra.

En Lizarte el triunfo de Carapaz, residente en Pamplona, también se vive como una fiesta, como parte de ellos. El equipo ha sido y es fuente inagotable de cantera de elite.

Entre sus ilustres corredores había pisado el podio del Tour tres veces con el vitoriano Joseba Beloki, y el cántabro Isidro Nozal habían logrado hacer lo propio en la Vuelta.

En el Giro de Italia rozó el éxito anteriormente con el costarricense Andrey Amador, dos veces cuarto, igual que el propio Carapaz hace un año. Esta vez, en Verona, el equipo navarro se vio reflejado en la inmensa felicidad del ciclista ecuatoriano y de todo el equipo Movistar.

Desde la formación navarra, donde ya se vivió el triunfo de Carapaz en la Vuelta a Navarra de 2016, la satisfacción se multiplica, ya que además de destacar en su perfil de Twitter “un rendimiento extraordinario sustentado sobre la determinación, el liderazgo desde la humildad y el excelente trabajo de su actual equipo, Movistar”, recuerda la participación en este Giro de otros tres ciclistas de la cantera Lizarte, Amador, Héctor Carretero y Antonio Pedrero.

Manolo Azcona y Juanjo Oroz son respectivamente alma máter y director deportivo del Lizarte y estos días no caben en sí de gozo. El triunfo de Carapaz en Italia es “el broche de toda mi vida deportiva”, afirma Oroz, que recuerda que, “cuando tuvimos aquí a Richard, nos dimos cuenta de que era un ciclista que pedaleaba sin fin con unas piernas sin igual. En la categoría amateur tenemos el privilegio de seguirlo y vimos detalles indicativos de sus posibilidades a largo plazo”, añadió.

“No sabíamos si llegaría a ganar el Giro algún día, pero, si hubiera tenido que apostar justo antes de este Giro, lo hubiera hecho por su victoria. Sabíamos que tenía las opciones y el nivel para lograrlo”, apunta Oroz. Además de sus facultades como ciclista, Carapaz ha ido dejando desde niño detalles humanos que han resaltado desde su familia hasta el actual director del Movistar, Eusebio Unzue, pasando por antiguos compañeros y técnicos que le vieron nacer en la humildad y la mentalidad de buscar los sueños por el camino del esfuerzo.

“Richard nos ganó por su carácter y su personalidad. Llegó al Lizarte renunciando a contratos profesionales y, lejos de querer acaparar resultados, colaboró con sus compañeros en todo lo que pudo”, cuenta Oroz. Por ejemplo, recuerdan los técnicos, llegó de la mano con Héctor Carretero en la Clásica de Torredonjimeno y le cedió la victoria. En el Memorial Aitor Bugallo llegó con Óscar Rodríguez y Jaime Castrillo, y tampoco ganó él. “Son detalles que te cuentan la clase de persona que es Richard”, señala Oroz, que añade que “en nuestro club miramos mucho la persona. Carapaz demostró tener educación y carisma desde el primer minuto. Le tenemos en alta estima porque demostró y demuestra día a día ser una grandísima persona”.

Por su parte, Manolo Azcona remata la jugada: “En 27 años llevando el club, pocas veces me he sentido más orgulloso que viendo a nuestros ciclistas en este Giro. La victoria de Richard Carapaz es el broche de toda mi vida deportiva”.