no hubo traslados por golpes de calor ni la temperatura fue tan alta como se esperaba en un principio a consecuencia de la anunciada ola de calor. La Extreme Bardenas cumplió su vigésimo segunda edición en un tiempo récord al que contribuyó la eliminación al inicio de la cuesta de la Gallonga y de 7 kilómetros del recorrido pero también la rapidez con la que los 1.297 participantes partieron de Arguedas a las 8.30 horas. En la mente de la organización y de los participantes estaba llegar cuanto antes y poner fin a una semana de pesadilla en la que la presión sobre el CC Arguedano ha sido intensa para que anulara o trasladara la prueba ante el temor de que hubiera alguna desgracia por temperaturas superiores a 42 grados.

Sin embargo, como dicen los bardeneros, “esta prueba pide sol y calor. Es su seña de identidad para poder conocer la Bardena”. Por eso los nombres del pódium en Arguedas (pese a ser no competitiva) hablan de la exigencia de la prueba de ayer: Haimar Zubeldia, Patxi Cía y Álex Gaztañeta. El exciclista profesional ya retirado, Zubeldia, cruzó la meta marcando 3 horas 11 minutos y 18 segundos, con una diferencia de casi 2 minutos sobre Patxi Cía, un habitual de las tierras bardeneras. Tras los 25,7o que marcaban el termómetro a las 8.30 horas, a la hora de la llegada había llegado a los 36,3o, con un aire fresco que mejoraba la sensación térmica.

Por detrás, los verdaderos protagonistas siguieron luchando contra el sol, el polvo y las averías (más que en ninguna otra edición) durante unas horas más. A las 14.37 horas llegaba el último, Igor Ibarretexe, marcando 6 horas 7 minutos y 56 segundos. Había recorrido los 93 kilómetros a una media de 16,31 km/h, invirtiendo 2 horas y 56 segundos más que Zubeldia. Pero a buen seguro la satisfacción era la misma. Cía, tras cruzar la meta escribió en su twiter, “pedazo de Extreme Bardenas, pelea de tú a tú con Haimar Zubeldia. Hoy se llevó el gato al agua por 1:51, después de 93 kilómetros. Yo súper feliz porque llegar segundo con Haimar es como ganar”.

el recorrido El ambiente a la salida era inmejorable. La noche había permitido dormir a los participantes y los menos de 25 grados eran todo un lujo. Tras rendir homenaje al guipuzcoano de 49 años Jokin Genua Rezola (que falleció el pasado 24 de enero y que era habitual de la prueba), el pelotón salió de Arguedas camino de Valtierra como si a los 2 kilómetros fuera a llegar a la meta. El coche de carrera dejó la soga larga para que desde el inicio, los gallos de la prueba tiraran del grupo para tratar de hacerla rápida (aunque a veces se corre el riesgo de castigar demasiado a los menos fuertes). En las primeras rampas del comunal de Valtierra, Tamarices y la bajada de la Sierra de El Yugo ya se comenzaron a ver los rostros de Cía, Zubeldia, Garín o Angulo. Rápido se formaron dos grupos de unas 50 unidades que hasta el primer avituallamiento mantuvieron las distancias. Tras el paso por el Trillo, la Ralla y el Rallón la velocidad aumentó en ocasiones hasta los 40 km/h pero la sequedad del terreno había comenzado a crear ya los primeros problemas de averías desde pinchazos a roturas de cadenas como le sucedió a un murchantino que se tuvo que quedar junto a Castildetierra cuando mejor iba.

Junto al calor y las altas temperaturas una de las cosas que más se temía era el polvo, dado que además coincidía con la época de cosechar de muchos agricultores. Sin embargo, el trabajo previo durante días ayudó a mitigar la presencia de polvo como sucedió en el paso conocido como Las Bodegas, cinco o seis barrancos donde, por momentos, se deja incluso de ver el camino ante una nube densa de tierra que más parece arena de playa y que castiga terriblemente las bicicletas y las piernas. Con la llegada a El Plano en un pelotón totalmente roto (tras la dura cuesta de las Yeguas) el calor comenzó a castigar ya que los más rezagados se adentraron en la parte más plana y agobiante hacia las 12.30 horas. Desde ahí quedaba una bajada trepidante hasta los regadíos de Landazuría para después acometer la subida a la gloria: una ermita del Yugo repleta de gente que ofrecen agua, un buen empujón y muchos ánimos.

Finalmente la dureza, como suele pasar, la pusieron los propios ciclistas con su hambre de meta y la climatología no contribuyó a crear más problemas, que no es poco. La ola de calor se quedó en un mero susto y no pasó de ahí.

Para Enrique Ozcoz, de Cadreita , “ha sido rápida, dura y con alguna caída. Es la quinta que hago y tampoco ha hecho tanto calor, para los que somos de aquí esto no es tanto”, sonreía en meta. Peor suerte tuvo Luis Sesma, de Corella, que reconoció que “he tenido bastantes contratiempos”, si bien su tiempo en meta fue de 3 horas y 33 minutos. Para el logroñés Saúl Ramos era su primer año. “Me esperaba más calor, mas duro y sobre todo muy rodadora. Ha sido muy rápida. He hecho 3.58 y tengo un nivel medio básico. Estoy muy contento, volveré seguro”.