Bilbao - La marea naranja cobra fuerza de nuevo. La ola toma impulso. El regreso de Euskaltel como patrocinador principal de la Fundación Euskadi certifica el empuje del ciclismo vasco y un estupendo horizonte para los próximos años. La firma de telefonía esponsorizará al equipo Euskadi al menos hasta 2023, según ha podido saber este periódico. La formación pasará a llamarse con toda probabilidad Euskaltel-Euskadi, recuperando así el nombre de la que fuera bandera del ciclismo vasco, aunque también asomará DBA Port Bilbao, la marca que este año se ha sumado al proyecto. El acuerdo entre Euskaltel y la Fundación Euskadi se dará a conocer hoy en una rueda de prensa en Bilbao. Será un día muy esperado puesto que la desaparición de Euskaltel supuso un durísimo golpe para el ciclismo vasco, que quedó noqueado después de una era magnífica no solo en la sala de trofeos, sino también en el humus de la sociedad, que se identificó estrechamente con el equipo que le hizo soñar. El retorno de la firma que hizo posible la época dorada del ciclismo vasco, la conquista de las cunetas de los Pirineos en el Tour de Francia y que elevó el fervor popular por el equipo de casa, es, sin duda, una magnífica noticia para la estructura que representa el ciclismo vasco tras la desaparición del Murias.

El rescate hace dos años y medio de la Fundación Euskadi por parte de Mikel Landa, presidente de la entidad, vertebró una nueva esperanza que coge cuerpo con el sostén económico de Euskaltel, una marca cosida irremediablemente al ciclismo en el memoria colectiva. La vuelta de la operadora de telefonía no ha sido sencilla, pero finalmente las arduas negociaciones entre las partes involucradas han llegado a buen puerto y el naranja brillará con más fuerza que nunca. Naranja fosforito. El vínculo de Euskaltel fortalece sin duda la nueva singladura de la Fundación Euskadi, que crece con vigor tras la incorporación de Euskaltel, el hijo pródigo, a un proyecto cada vez más asentado. A falta de conocer las cifras del patrocinio, lo cierto es que el respaldo de Euskaltel es una garantía para una estructura en expansión y que sueña con recuperar su presencia en el Tour, cuando las cunetas se teñían de naranja. El hecho de que Euskadi apueste por estar en la carrera francesa con alguna etapa en el medio plazo, (se habla de 2023 como fecha) también puede servir de trampolín para proyectar la presencia del Euskaltel-Euskadi en la Grande Boucle. En cualquier caso, la llegada de Euskaltel a la Fundación Euskadi supone la mejor victoria de la formación naranja, hoy en el segundo peldaño del ciclismo.

La vuelta de Euskaltel a la nave nodriza del ciclismo vasco significa además continuar con el legado de una formación que permaneció dos décadas en el pelotón y que ideó Miguel Madariaga junto a José Alberto Pradera, entonces Diputado general de Bizkaia. A partir de aquel embrión de 1994, las postales se detienen con los triunfos de Roberto Laiseka, en Abantos, durante la Vuelta a España de 1999 y en Luz Ardiden en el Tour de Francia, el año de su debut en 2001. Fue el descorche para un equipo que creció como la espuma y que en 2003 festejó la victoria de Iban Mayo en Alpe d'Huez en la carrera francesa. En aquella edición Haimar Zubeldia logró la quinta plaza de la general e Iban Mayo fue sexto. En la Vuelta a España Unai Etxebarria se hizo con un triunfo de etapa. Después hubo muchas más victorias, con hombres como Igor Antón, Samuel Sánchez, Fernández de Larrea, Iñigo Landaluze o Mikel Nieve, entre otros.

Euskaltel-Euskadi estaba situado en la élite del ciclismo, pero lo que es más importante, se había metido hasta el tuétano de la afición vasca. Esa unión vitaminó a una escuadra que también tuvo sus puntos negros con el dopaje, la penitencia del ciclismo, pero que continuó adelante empujado por la masa social embravecida en todos los escenarios ciclistas. Esos gritos de ánimo, el músculo financiero de Euskaltel y el empeño de las instituciones sostuvieron un proyecto de indudable carácter social y estratégico que sirvió para difundir la imagen de Euskadi a través de un escaparate como el ciclismo, además de convertirse en el hogar para la prolija cantera vasca, que se emancipaba a través del Euskaltel-Euskadi. Ocho años después de aquella abrupta separación que dejó una sensación de desamparo, Euskaltel regresa para unirse a la Fundación Euskadi.