Escasas horas después de dar carpetazo a la temporada más complicada que recuerda Imanol Arregui como técnico de Osasuna Magna, el preparador de Irurtzun que ha realizado un trabajo encomiable junto a su segundo, Miguel Hernández, echa la vista atrás y hace balance de la campaña, la más complicada en sus aproximadamente dos décadas al frente del equipo.

¿Cómo se encuentra después de las emociones vividas los últimos días?

-Muy cansado. Es el año que más cansado he terminado en cuanto a trabajo, a sensaciones, de angustias... Ha sido un año duro y la verdad que estoy cansado, sí.

Personalmente no encuentro una temporada con tanto sufrimiento por la que haya pasado Osasuna Magna en años anteriores...

-No, no la ha habido. Sí que hubo una temporada en la que hicimos una primera vuelta mala, y acabamos abajo en la primera vuelta, pero la segunda fue espectacular y terminamos novenos o décimos. Este año ha sido más duro, pero es verdad que era el año más complicado, por la situación, y para nosotros, porque sufrimos un cambio muy drástico en el año más duro.

Hubo bajas sensibles en el equipo el pasado verano.

-Se fueron 4 de los 7 jugadores importantes que teníamos y los sustituimos con chavales sin experiencia en la máxima categoría, que lo han hecho bien, pero que obviamente el salto es muy grande en la mayoría de los casos. Al periodo de adaptación para hacer el grupo se le suma el periodo para adaptarse a la Liga, porque el salto de calidad, de intensidad y de concentración es altísimo y al final hay que pagar peajes. Siempre hemos apostado por gente joven, pero es diferente hacerlo para que sean el noveno o décimo jugador, que hacerlo para que sean importantes, como lo ha sido este año. Hemos salvado la situación, que era complicada, y ahora a descansar y a pensar qué es lo que podemos hacer.

Uno de esos peajes se ha podido ver en este mes y medio último de competición, en el que al equipo le costaba enlazar resultados que le dieran oxígeno para lograr la permanencia.

-Sí. Todos los equipos están creciendo mucho y tienen muchos jugadores importantes. Cada vez la liga es más dura, más complicada. También creo que no hemos merecido llegar a las últimas jornadas en la situación en la que lo hemos hecho. Esta temporada el equipo ha tenido sensaciones diferentes a lo que los resultados han reflejado, pero esto es deporte y cuando acaba la liga estás donde te mereces. Si no hemos estado más arriba es porque en ciertas situaciones nos ha faltado gol y en otras por inexperiencia en lances de partidos en los que se van puntos importantísimos.

Ya dijo después del partido ante el Aspil-Jumpers que al equipo no le estaban saliendo las cosas de cara este año...

-La gente lo llama suerte. A mí no me gusta hablar de suerte. Muchas veces son dinámicas. Cuando las cosas van bien las dinámicas van a favor y cuando las cosas van mal las dinámicas van a peor. Cuando te metes 10, 11 goles en propia en un mismo año normalmente no está siendo una temporada con los resultados que te gustaría. Es evidentemente que nos falta gol.

Y el gol, barato no es...

-Yo siempre digo que todo lo demás se entrena, pero el gol se paga. A la gente que mete 25 goles por temporada hay que pagarla y nosotros no podemos hacerlo. Pero también es verdad de que cuando estás en una dinámica en la que te cuesta ganar, o te cuesta ampliar distancias en el marcador, el jugador va viendo la portería más pequeña y al portero más grande. Son efectos colaterales cuando las cosas no van bien.

Una sensación opuesta la que expresó con el final del partido ante Inter Movistar, donde imagino que se sintió liberado.

-Sabíamos que iba a ser una temporada dura. Estábamos ahí porque no nos habíamos ganado estar mejor. El último mes y medio ha sido muy complicado. Veías que se escapaban puntos que te podían haber llevado con opciones de haber peleado por meterte entre los ocho primeros, pero esa sensación de angustia no la habíamos experimentado en los últimos años y ese era el mayor miedo, el meterte abajo con tanta gente joven y ver cómo podían reaccionar.

¿Cómo ha sido esa reacción?

-No han bajado los brazos en ningún momento, el equipo lo ha dado todo, no ha sido una cuestión de actitud, ni de nada. Esto es deporte y a veces tienes que pelear por cosas a las que no estabas preparado. De hecho ha sido un año de trabajo mejor que alguno de los anteriores. Curiosamente en otras facetas ha sido mejor que otros años, pero sabemos que el deporte se mide por resultados.

Imagino que en estas situaciones, con más presión de la esperada, es más fácil gestionar el aspecto psicológico que lo deportivo...

-Sí, desde luego. En muchos de estos casos tienes que hacer de psicólogo antes que de entrenador. Hay que saber gestionar la ansiedad que te da el verte abajo, ver que se aprieta la tabla y que los resultados iban en contra nuestra. Lo bueno que hemos tenido es que siempre hemos dependido de nosotros y en los momentos en los que teníamos que sacar el partido sí o sí, como en Valdepeñas, el equipo es capaz de sacar un partido así ante un rival que había sacado 30 o 31 puntos de los 38 en su pabellón. Y vamos nosotros y somos capaces de sacar el partido. El equipo ha sabido sacar un plus como el otro día ante Inter para salvar una situación complicada en la que se encontraban siete equipos. Para mí en concreto en este club todo va más allá de lo deportivo. La angustia y responsabilidad de consegiuir la permanencia es mayor.

¿Preveía el pasado una temporada tan complicada como la que está describiendo?

-Sí, pero confías en el trabajo diario, en que no vas a pasarlo tan mal. Siempre piensas que vas a ganar más, pero sí que iba a ser muy complicada. Además sin público, que eso se ha reflejado en los resultados en casa y fuera en muchos equipos y luego por el cambio que habíamos hecho y por la diferencia. Se iba gente que llevaba cinco o seis años alternando Copa y play off y llegaba gente que no había jugado en Primera. Eso se tiene que notar sí o sí y han rendido muy bien. Estoy satisfecho con el trabajo de los chavales, porque la exigencia era muy alta y en este club en particular. A falta de cuatro jornadas el octavo podría jugar el play off o la promoción de descenso. Eso se ha dado muy pocas veces, pero refleja lo dura que ha sido la temporada.

A la hora de hacer balance habrá aspectos a mejorar, así como otros a reforzar...

-Sí, está claro que en la mayoría de los casos estoy contento con el rendimiento. A cada uno hay que valorarlo sabiendo de dónde viene y lo que te da. La mayoría de ellos ha cumplido un papel que en principio no iba a ser el suyo. La vida es así, hay que coger las oportunidades cuando se te presentan y la mayoría lo han hecho. No seríamos justos si comparáramos a Dani, Nakata, Araça y todos los que se han ido con chavales que han dado un salto importantísimo. Ellos en su día estuvieron en la piel de los que han llegado ahora, pero no estuvieron en el papel en el que han estado estos.

Un ejemplo de lo que supone la permanencia lo reflejó Roberto Martil, que dijo que estaba en juego "el pan de mis hijas".

-Fíjate si estaba nervioso que ni se acordó de que solo tiene una (se ríe). Al final, para él, que es un chaval de Irurtzun, lo siente mucho más como tuyo y te duele más o diferente que al resto porque es el equipo de tu pueblo. Palote al final es el capi y sabe perfectamente de lo que había en juego.

¿En algún momento se os ha pasado por la cabeza a Tatono o a usted el descenso de categoría?

-Es una opción que siempre está ahí y que cada año se va viendo que te puede tocar. Hay muchas veces que tienes que pelear con absoluta desventaja y con igualdad en otras, pero el deporte no entiende ello y si te toca, te toca. En el último mes y medio había muchas cosas que pintaban mal, porque no eran solo tus resultados, sino los de los demás. Pero lo mejor de todo es que siempre hemos dependido de nosotros y eso te da algo de tranquilidad, porque no tienes que esperar a otros campos.

Mirando ahora al futuro, ¿con qué idea saldrá el club al mercado?

-No lo sé. Nos juntaremos, me dirán lo que hay, de lo que disponemos o lo que podemos hacer y decidiremos. Miraremos siempre por el club, para ver qué podemos hacer y luego hasta donde podamos llegar. La ventaja que tenemos es que hemos salvado la situación con gente muy joven que tiene margen de crecimiento. Hay que tener paciencia y darles tiempo para que vayan creciendo. Como entrenador me gustaría reforzar al equipo pero eso siempre depende de lo que pueda hacer el club. A diferencia de este año va a ser una temporada de seguir creciendo como equipo, que tiene recorrido y dar un par de retoques.