Hace una década, o más, vino el Villarreal a El Sadar y nos dio un baño inmisericorde. Tras volver del campo, y antes de ponerse a escribir, nuestro compañero Pedro Lanas resumía el partido en tres palabras: “¡Cómo juega Cazorla!”. El asturiano, triunfador en el Villarreal y luego en el Arsenal, es bicampeón de Europa, pese a una carrera marcada por las lesiones (por una se perdió el Mundial de Sudáfrica), y fue capaz de ganarse minutos en el soberbio centro del campo de la mejor selección española de la historia. Hasta que en 2016 empezó el drama de su pie izquierdo: ocho operaciones y riesgo de quedar cojo de por vida. Que el viernes, a sus 34 años, fuera el héroe del empate del Villarreal ante el Real Madrid, con doblete incluido, causa admiración, porque habla de su esfuerzo e insistencia: se podría haber retirado sin trauma, porque tiene el riñón cubierto, pero se negó a tirar la toalla y a que la decisión la tomara su pie.