SOY una persona agradecida porque soy uno de los seis supervivientes de los setenta y siete que viajaban en el avión”, dijo Rafael Henzel en una entrevista a DEIA el pasado 19 de marzo. Rafael, periodista de 45 años, falleció el martes a causa de un infarto mientras disputaba un partido de fútbol con sus amigos. Murió practicando el deporte que le apasionaba, dos años y cuatro meses después de salir vivo para contarlo de la tragedia del Chapecoense. Aquel suceso conmocionó al mundo y trajo a Henzel a Bilbao la semana pasada, invitado por la Fundación Athletic con motivo de la proyección del documental Nossa Chape, que inauguró el Thinking Football Film Festival y ganó el Premio del Público.

El modesto club brasileño de la ciudad de Chepecó, en el Estado de Santa Catarina (sureste de Brasil), fundado en 1973, fue capaz de alcanzar la final de la Copa Sudamericana después de dejar por el camino a equipos de renombre como los argentinos Independiente y San Lorenzo. El 28 de noviembre de 2016 tenía que jugar el partido de ida contra el Atlético Nacional, en Medellín.

El vuelo 2933 de LaMia no llegó a su destino a causa de una enorme chapuza y el mal cálculo de los pilotos. El informe preliminar de las autoridades colombianas indicó que el avión, que partió desde el Aeropuerto Internacional Viru Viru (Bolivia) hacia el Aeropuerto Internacional José María Córdova (Colombia) con 68 pasajeros y 9 tripulantes, viajaba con exceso de peso y con el combustible al límite, pese a lo cual los pilotos decidieron no hacer escalas para repostar en los aeropuertos Vásquez Cobo de Leticia y El Dorado de Bogotá. El exceso de celo (ahorrar como sea) les llevó a la muerte. Rafael se salvó de milagro.

instinto vital Siete costillas rotas, los pulmones perforados, diversos cortes por todo el cuerpo... “Cuarenta días después del accidente comencé a trabajar. Los médicos me decían que estaba loco, pero el mejor remedio para recuperar mi vida era volver a trabajar con el micrófono. Dos meses después ya estaba retransmitiendo partidos del Chapecoense” en su radio, Oeste Capital, relató a DEIA. Rafael se consideraba víctima de un crimen. “Yo no sufrí un accidente de aviación. Fue la falta de combustible. Fue un crimen”, enfatizó.

Henzel contó aquí la peripecia del accidente y las secuelas, físicas y morales, y se brindó a narrar con su voz “uno de los goles legendarios del Athletic” que desde ayer ha pasado a formar parte de la colección del museo rojiblanco, según comunicó el club bilbaino, quien destaca “la amabilidad y el buen recuerdo” que dejó durante su reciente visita.

También el Chapecoense recordó la “brillante carrera” del periodista, “que contó de forma excepcional” la historia del equipo Verdao.

Un año después de la tragedia, Rafael Henzel decidió escribir un libro. Lo tituló Viva como si estuviera a punto de partir, y en él relató las circunstancias del accidente, lanzó un mensaje de esperanza y sobre todo destacó la importancia que tuvieron en su reconstrucción física y anímica su hijo y su esposa.

Del accidente sobrevivieron además tres futbolistas y dos auxiliares de vuelo bolivianos. Alan Ruschel, 29 años, se recuperó de sus heridas y sigue jugando en el Chapecoense como defensa central. Helio Neto, también defensa, superó su estado crítico y en enero del 2017 volvió a caminar por sus propios medios. A sus 33 años, tiene ficha con el Chape y entrena con la esperanza de volver a jugar. Jackson Follmann, 27 años, ejercía de portero. Le tuvieron que amputar la pierna derecha.