Madrid - En el minuto 90, cuando la derrota ya parecía inevitable, el mexicano Héctor Herrera surgió dentro del área en un saque de esquina para lograr de cabeza el empate del Atlético de Madrid contra el Juventus, un premio merecido para su equipo, capaz de rebelarse y nivelar el 0-2 con el que le había golpeado su rival.

Una recompensa a la fe, a la insistencia, de un equipo que sintió el castigo del 0-2 como una afrenta inexplicable, pero que no decayó, que reiteró en sus ataques para, primero, reengancharse al duelo con el 1-2 de Stefan Savic, también de cabeza, y rescatar un punto que era suyo sin matices con el 2-2 del medio centro mexicano.

El Atlético salió fortalecido del empate. Sin duda. Derrotado hace tres días por la Real Sociedad, su reacción fue en la medida que se espera de un aspirante a todo. Ayer sí fue el bloque que se espera, capaz de mirar de tú a tú a su rival, de manejar muchos registros, de jugar muchos partidos en uno, y de someter en muchos tramos al Juventus.

También a Cristiano Ronaldo. Un futbolista temible para el Atlético. Le había hecho 25 goles en los 33 choques precedentes ante él. Pero no tanto ayer en el Wanda Metropolitano, apartado de las zonas donde más daño hace, acechado por las ayudas de Koke y la vigilancia de Trippier y sin el más mínimo margen para golpear... salvo en el último instante, cuando su tiro se marchó fuera.

La Juventus pareció resolver en los primeros minutos de la segunda parte, con el golazo de zurda del colombiano Juan Cuadrado y el cabezazo de Blaise Matuidi, pero no desistió el conjunto rojiblanco, y su esfuerzo épico le dio la recompensa de un punto que puede ser decisivo. - Efe