donostia - Parece obvio que, al menos en cuanto a agenda de entrenamientos, las navidades suponen ese periodo que parte en dos la temporada futbolística. Así que puede asegurarse que ayer la Real inició en Zubieta la segunda y última fase de su campaña. Porque la próxima ocasión en la que los txuri-urdin gocen de una semana completa de descanso, circunstancia de la que han disfrutado tras el partido contra Osasuna el pasado día 22, será mayo y el curso ya habrá tocado a su fin. Con las pilas cargadas y la ilusión por bandera ante lo que se avecina, la plantilla de Imanol reanudó el trabajo en un José Luis Orbegozo colmado de jóvenes hinchas que, por si hacía alguna falta, terminaron de activar a los futbolistas blanquiazules.

No fue una sesión especialmente exigente. Sí una toma de contacto con la rutina de los entrenamientos, esa que los jugadores, pese a ejercitarse de forma individual, habían abandonado durante estas últimas jornadas festivas. A solo seis días de reanudar la competición, el domingo en Anoeta contra el Villarreal (14.00 horas), gran parte del interés del entrenamiento residía ayer en comprobar si el parón navideño había servido para progresar a los lesionados del plantel. Es de suponer que, en mayor o menor medida, todos lo han hecho. Pero a ninguno le ha servido para poder participar en las sesiones colectivas. No asomaron sobre el césped del José Luis Orbegozo ni Asier Illarramendi, ni David Zurutuza, ni Aritz Elustondo, ni Luca Sangalli. Así, Imanol tuvo a su disposición 21 jugadores, el resto de la plantilla contando también al tercer portero Andoni Zubiaurre.

A Illarra no se le espera todavía para volver a jugar. Los precedentes con Zurutuza y las dolencias musculares siempre invitan a la precaución. Y aún está fresco en el tiempo el esguince que se produjo en la rodilla Sangalli, hace menos de dos semanas en Palencia contra el Becerril. Así, la atención quizás se ve centrada en el caso de Aritz, quien el 30 de noviembre, contra el Eibar en Anoeta, se produjo un esguince de tobillo tras un choque en una disputa aérea. Dentro de lo imprevisible que resulta cualquier proceso de puesta a punto, con el beasaindarra y su lesión nos moveríamos ya en plazos de regreso a la actividad grupal. De momento, sin embargo, no se entrena con sus compañeros mientras la reanudación de la Liga acecha a la vuelta de la esquina.

charla y al tajo Las gradas de Zubieta ya se encontraban bastante pobladas ayer cuando un primer y nutrido grupo de futbolistas saltó al césped bajo una ovación. Después, la salida a cuentagotas del resto del plantel se produjo en medio de la indiferencia, con Odegaard, muy aplaudido, suponiendo la excepción que confirmó la regla. Imanol fue recibiendo y saludando a sus pupilos, con especial cariño hacia un Ander Barrenetxea que había cumplido 18 años el viernes. Y después mantuvo una breve charla con todo el equipo antes de dar el pistoletazo de salida al entrenamiento.

Este se prolongó por espacio de poco más de una hora, aunque el tiempo que los jugadores pasaron sobre el césped resultó mucho más amplio ante la abundante demanda de autógrafos. Los aficionados más jóvenes se agolparon en la zona de la valla más próxima al túnel de vestuarios, y allí fueron atendidos con paciencia por la plantilla en su conjunto. Hubo incluso futbolistas que, móviles de los hinchas en mano, se fotografiaron con ellos tirando de los clásicos selfies. Dibujaron así estampas que hablan de una comunión entre grada y césped que va a resultar muy necesaria de aquí al final de curso. Se ha visto hasta la fecha. Y toca darle continuidad.

Illarramendi, Zurutuza, Sangalli y Aritz ya se perdieron la visita a Osasuna y, de momento, continúan recuperando sus dolencias