"Menuda temporada está haciendo la Real. En ataque funciona como un ciclón. Lo de Odegaard no es ni medio normal". Son palabras de un entrenador de Primera División que incluso continúa maldiciendo que llegaran tarde a pujar por hacerse con su cesión, puesto que, de haber aparecido antes, consideraban que iban a contar con muchas posibilidades de llevarse el gato al agua. Su incorporación ya es considerada por la gran mayoría como la mejor operación en la Liga de la pasada temporada.

Algo estaría haciendo de forma óptima la Real para que el escandinavo se decantara por su oferta a pesar de contar con varias propuesta para disputar la Champions League. La criba final de su lista de pretendientes la alcanzaron el Bayer Leverkusen y el club txuri-urdin, a los que llegó a visitar en sus instalaciones, tal y como publicó este periódico con las fotografías que cazó en verano en Loiu después de reunirse en Zubieta y en Anoeta con su dirección deportiva. Como reconoció más tarde, en ese momento ya había escogido que quería encontrar estabilidad y continuidad en Donostia.

Lo que pocos esperaban es que, después de haber desaparecido del primer panorama futbolístico español tras una fugaz aparición como una de las mejores promesas europeas, regresara de Holanda con ese nivel tan alto. Casi desde el primer día de competición oficial en Mestalla, Martin Odegaard se convirtió en el enlace perfecto entre el centro del campo y la delantera realista y en un socio inmejorable para otro zurdo como Mikel Merino. Su compañía y su entendimiento han permitido al navarro dar el esperado paso definitivo en su carrera para convertirse en un futbolista espectacular.

Lo mejor del noruego es que ya nos hemos acostumbrado tanto a las cosas que hace que apenas nos sorprenden sus pases imposibles entre líneas, sus llegadas al área, sus goles o sus carreras para presionar al rival. Cuando analizas los resúmenes de los encuentros de la temporada, aparece en casi todas sus oportunidades de peligro.

Los números no engañan, pese a que atesora tanta calidad que podría incluso mejorarlos. Desde luego que en Anoeta no sorprendería a nadie. Hasta la fecha ha marcado siete goles, tres de ellos en la Copa, y ocho asistencias, cinco de ellas en la Liga. Pero su bagaje no queda ahí, porque los pases de gol que ha dado doblan los registros que se contabilizan en las estadísticas.

La noticia de que cumplirá el contrato de dos campañas que firmó con la Real es de largo la mejor que ha podido recibir el club txuri-urdin en estos tiempos de pandemia en los que todo pasa a un segundo plano y en los que ha salido malparada por un tema en el que le amparaba la ley.

Muchos aficionados realistas estaban preocupados por el hecho de que la celebración de la final de la Copa podía demorarse después del 30 de junio cuando se cumpliría su primer año de cesión, que se renueva automáticamente por el acuerdo entre los clubes y el jugador. Con su continuidad ya no importará, en ese sentido, que se puedan estudiar fechas del siguiente curso como opción de emergencia para que el derbi más esperado de la historia se pueda disputar con público.