Javier Tebas, presidente de LaLiga, ha dicho en las últimas semanas que aceptaba la condición -exigida por la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y respaldada por la Federación Española (RFEF)- de que en las jornadas del final de la Liga todos los equipos tuvieran un mínimo de 72 horas de descanso entre partido y partido.

Pero cuando ha llegado el momento de fijar los horarios de las jornadas 28ª, 29ª, 30ª y 31ª, se ha incumplido esa norma. Y no una o dos veces, sino hasta ocho.

En concreto, Mallorca y Levante no tendrán 72 horas entre sus encuentros de las jornadas 28ª y 29ª. Lo mismo le sucederá a Athletic, Alavés y Valencia de la 29ª a la 30ª. Y los perjudicados de la 30ª a la 31ª serán Atlético, Valladolid y Real Sociedad.

En todos los casos, salvo uno, ese descanso será de 69 horas y media (jugar un día a las 22.00 horas y tres días después a las 19.30). La excepción es el caso más flagrante: el Alavés jugará en la jornada 29ª el jueves 18 a las 19.30 horas, y en la jornada 30ª el domingo 21 a las 14.00, por lo que su descanso se reducirá a 66 horas y media.

Sorprende la facilidad con la que LaLiga se salta sus acuerdos y sorprende el nulo caso que se le ha hecho estos días a AFE, que ha exigido que se modificaran esos horarios para cumplir con lo pactado.

La medida de las 72 horas de descanso no es una petición irrelevante del sindicato de jugadores, sino que -al igual que la de permitir cinco cambios por partido (en solo tres tandas, para no ralentizar el juego)- responde al elevado riesgo de lesiones después de un parón forzoso tan prolongado como el que ha causado la pandemia de coronavirus. Un riesgo que se elevará conforme avancen las semanas y llegue el calor veraniego.

Las fechas previstas por LaLiga están tan apretadas que va a ser casi imposible respetar las 72 horas de descanso de los 20 equipos.