- Luka Modric ya tiene 35 años y sin embargo ha realizado una temporada casi perfecta en el Real Madrid, sujetando junto a otros tres clásicos del equipo merengue, el alemán Tony Kroos, el brasileño Casemiro y el francés Karim Benzema, a un bloque que finalmente acabó ahogándose en la orilla. En consecuencia y con todo merecimiento ha renovado por una temporada más. Y también es el alma de la selección croata, finalista del último mundial, pero que llega a esta Eurocopa en plena fase de regeneración.

Croacia tuvo una plácida fase de clasificación, dado el perfil de sus oponentes, Gales, Eslovaquia, Hungría y Azerbayán, pero su condición de subcampeón del mundo lleva consigo una presión evidente. Eso sí. Sería una gran sorpresa si al menos no pasa a los octavos de final, discutiendo el primer puesto con Inglaterra, a la que ya derrotó en las semifinales de Rusia 2018.

Con un elenco de futbolistas curtidos en las mejores ligas, Croacia hace gala sobre todo de su afán competitivo, cualidad que adquirió a modo reivindicativo como nación joven tras desgajarse de Yugoslavia.

Ivan Rakitic, Mario Mandzukic o Danijel Subas eran un ejemplo de esa condición, pero ya no están. El centrocampista del CSKA Moscú Nikola Vlasic, el delantero del Wolfsburgo Josip Brekalo o el portero del Dinamo Zagreb Dominik Livakovic lideran la nueva camada croata que pretende dar frescura al núcleo duro de veteranos, como Vida, Lovren, Vrsaljko, Mateo Kovacic, Brozovic, Ivan Perisic, Ante Rebic o Andrej Kramaric.

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